Poder
1 de Abril de 2016Así sería Chile sin filtraciones
El periodista Daniel Matamala, quien en un reciente editorial en CNN acusó que con la "ley mordaza" "los políticos intentan protegerse", construye ahora una ficción en una columna para Qué Pasa, en donde imagina cómo sería el país con la indicación que busca penalizar con cárcel a quienes filtren información de casos judiciales. "La UDI proclama a Pablo Longueira como candidato presidencial de su partido. Su más probable rival para la elección del próximo año es el ministro del Interior Rodrigo Peñailillo, mientras Marco Enríquez-Ominami sigue liderando con amplia ventaja las encuestas".
Con todos sus vicios y miserias varias, Chile sería hoy un país muy diferente al que efectivamente es, esto en el caso de que existiera la llamada “ley mordaza”, escribe en la revista Qué Pasa el periodista Daniel Matamala.
“La UDI proclama a Pablo Longueira como candidato presidencial de su partido. Su más probable rival para la elección del próximo año es el ministro del Interior Rodrigo Peñailillo, mientras Marco Enríquez-Ominami sigue liderando con amplia ventaja las encuestas”, ficciona el rostro de CNN al imaginar que nos habría deparado el destino en este 2016.
En su relato, Matamala también refiere los casos Corpesca y SQM.
Del primero, creativamente, reseña (siempre en tiempo presente) que “el Congreso acaba de aprobar una nueva ley, que concede el monopolio de la pesca industrial en el país a Corpesca. El senador Jaime Orpis ha sido el protagonista fundamental del trabajo legislativo, el que, promete, “dará estabilidad a los trabajadores del sector””.
Sobre la minera no metálica, dice que “un artículo de la flamante Ley Procrecimiento entrega la explotación exclusiva y a perpetuidad del litio en Chile a la empresa SQM. Su gerente general, Patricio Contesse, celebra el “acto patriótico” de los parlamentarios al dar luz verde al proyecto”.
Pues bien, si a alguien le dieron arcadas al leer los párrafos anteriores, Matamala recuerda que si “son inverosímiles hoy, es porque investigaciones periodísticas, basadas en muchos casos en antecedentes de carpetas reservadas, han sacado a la luz pública las actuaciones impropias (y eventualmente delictuales) de los políticos mencionados”.
Es por eso que el periodista, asegura que “sin las filtraciones, tal vez no sabríamos de los correos de Longueira, las boletas de Peñailillo ni las reuniones de ME-O. De los financiados por SQM ni de los parlamentarios capturados por la red de Corpesca. O, al menos, no tendríamos evidencias tan contundentes sobre ellos”.
“¿Alguien podría negar que los ciudadanos tenemos derecho a conocer esa información? ¿Podría acaso argumentarse que nuestra democracia sería mejor si siguiéramos sordos y ciegos ante las acciones irregulares, o francamente corruptas, de algunos de nuestros representantes?”, se pregunta Matamala.
La respuesta entonces, para él al menos, es clara: “cuando los senadores aprueban, sin discusión ni debate en sala, un artículo que obliga a todos los ciudadanos (fiscales, abogados, periodistas, testigos, víctimas) a guardar secreto sobre las investigaciones de la Fiscalía, bajo amenaza de cárcel, están intentando obstaculizar el flujo de información verdadera y relevante, de innegable interés público, hacia los ciudadanos”.
Según Matamala, “las filtraciones no sólo ayudan a la opinión pública. No sólo entregan más poder a los ciudadanos frente a la elite política y económica. No sólo obligan a sacar adelante la agenda de reformas de la Comisión Engel. Además, ayudan a la justicia. Es más: se han convertido en la única manera de asegurar que las investigaciones no queden sepultadas bajo una pesada lápida de presiones e intereses”.
“Por eso, con o sin ley, el periodismo seguirá haciendo su trabajo. Y buscando todas las filtraciones, recovecos, espacios o goteras por donde se filtre, aunque sea gota a gota, la verdad”, cierra el comunicador.
