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Nacional

7 de Abril de 2016

Acoso universitario en la Facultad de Humanidades: Nuevas denuncias remecen a la Universidad de Chile

El revuelo que ha causado la denuncia por acoso y abuso de poder, por parte de un profesor a una alumna de la carrera de Historia de la Universidad de Chile, denunciada por The Clinic, ha estremecido la casa de Bello. Los estudiantes han realizado distintas movilizaciones en la última semana y, junto a la Federación de Estudiantes, exigen la desvinculación inapelable del docente. Hasta el cierre de esta edición todavía se desconocía la resolución del sumario administrativo y al caso ya conocido se suman dos nuevos testimonios que apuntan al exdirector del Departamento de Historia, Leonardo León. Macarena Orellana, profesora auxiliar del Departamento de Historia de la Universidad, y Dina Camacho, estudiante de magíster de la misma escuela, se atrevieron por primera vez a contar su historia.

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El lunes 28 de marzo pasado, los estudiantes de la Facultad de Historia y Filosofía de la Universidad de Chile, se enteraron de una noticia que sólo pudieron entender como una gran provocación: el profesor Fernando Ramírez, sumariado durante más de cinco meses por acoso y abuso de poder a una alumna de la carrera de Historia, haría clases esa misma tarde en el campus como si no hubiera pasado nada.

Su nombre figuraba como el profesor titular del curso “Historia Ecológica de Chile”, curso de formación general (CFG) que maneja la Vicerrectoría de la Universidad, a pesar de la suspensión de sus actividades académicas y administrativas mientras durara la investigación. La cátedra se llevaría a cabo ese mismo día a las 18:00 horas y como profesor adjunto, figuraba el Director de la carrera, Leonardo León.

-No lo podíamos creer. Nos enteramos por los carteles que están pegados para informarnos de los cursos. Fue una burla en nuestra cara y no nos pudimos quedar con los brazos cruzados- cuenta María Ignacia León, alumna que inició el sumario administrativo contra Ramírez por acoso que habría sufrido durante casi dos años, y que denunció The Clinic en su reportaje del pasado 4 de febrero.

Los alumnos que solidarizaron con la estudiante organizaron una acción para prohibirle al profesor hacer clases. Entraron a la sala antes del inicio de la cátedra y rayaron la pizarra con plumón permanente que el profesor estaba siendo investigado por acoso. También pegaron folletos informativos en todos los asientos.

Apenas Fernando Ramírez entró a la sala -describen los estudiantes-, vio los materiales repartidos por toda la sala. “Comenzó a gritar y los arrancó, descontrolado. Después se calmó, intentó justificarse y empezar la clase”, cuenta Marco López, Coordinador General de la asamblea de Historia, presente ese día en la funa. Afuera de la sala, el grito de media centena de estudiantes se sentía con fuerza: “Ramírez ya se va, ya se va, ya se va, Ramírez ya se va (…)”.

El mismo profesor, en un comunicado público aparecido este martes asegura que aquel día, producto de un “lamentable olvido de la autoridad”, quedó en una situación de aparente provocación a los estudiantes poniendo en riesgo su seguridad personal, debido a que la fiscal universitaria no le informó oportunamente que la suspensión en su contra seguía vigente. Luego agrega: “No sabía que ejercer mi trabajo era algo parecido a un crimen y que corría el riesgo de ser linchado, en la que se supone es una Facultad que cultiva las humanidades”.

Francisca Barrientos, vocera de la Secretaría de Sexualidades y Género de la Facultad (SESEGEN), cuenta que Ramírez sacó de su mochila un montón de papeles y se los mostró a los más de 40 alumnos dentro del aula: “Hay videos donde se queda discutiendo con compañeros, es muy violento. Dice que no está en sumario, que la investigación terminó y que si alguien quiere ver el expediente, que lo revisen. Lo tiró arriba de una mesa”, cuenta Francisca.

La manifestación duró cerca de 15 minutos y casi la totalidad de los alumnos del curso de Ramírez abandonó la sala. La asamblea de Historia, tras la acción, redactó una carta al Departamento de la carrera pidiendo explicaciones de por qué Ramírez estaba autorizado para realizar la cátedra. Al otro día, vía correo electrónico, el aún director Leonardo León, comunicó a la Asamblea de Historia que ignoraba que el curso se iba a realizar y que los canales de información habían fallado.

LA NEBULOSA
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*Fotografía: Macarena Orellana.

Las aguas en la Universidad, a esas alturas, ya estaban bastante revueltas. El mismo día de la funa a Ramírez, a las seis de la tarde, la asamblea de estudiantes de Historia publicó un comunicado donde cuestionaba la reacción de la Facultad: “Durante el último tiempo, hemos sido testigos no solo de hechos que han impactado profundamente como comunidad, sino que además, han rescatado del terrible olvido una serie de situaciones que, si no fuera por la valentía de muchas de nuestras compañeras, seguirán bajo la más ignominiosa impunidad: la violencia de género y el abuso de poder en su más brutal expresión”.

Y casi de manera simultánea, empezó a correr entre los estudiantes dos cartas de renuncia por parte de autoridades del Departamento de Historia. En la primera, el Director Leonardo León se lamenta por carecer del “apoyo de la comunidad para realizar las ideas originales por las cuales fue elegido”. El profesor Sergio Grez, en tanto, alude como motivo de su salida que la crisis dentro de la facultad no fue manejada con rigurosidad. “Mi motivación inicial para dejar mis funciones como consejero, se funda en las discrepancias fundamentales con el profesor León respecto del tratamiento de la crisis que se viene desarrollando desde noviembre del 2015”, apuntó, haciendo referencia a la investigación en contra de Ramírez.

Sumando estos nuevos antecedentes, el martes 29 de marzo, The Clinic difundió a través de su página web, el reportaje “Alumnas de la U. De Chile denuncian acoso de profesor de Historia”, publicado en la revista el 4 de febrero pasado, donde detalla el caso de María Ignacia León y otras tres alumnas.

El reportaje se viralizó y horas después, el Decanato de Humanidades emitió una declaración pública, afirmando que “la facultad ha seguido todos los procedimientos que permite la institucionalidad que nos rige como organismo de Estado”. Además, aseguraron haberle brindado apoyo e información durante todo al proceso a la alumna María Ignacia León. “Eso es mentira. Cada vez que le pido información a la abogada, me dice: ´no te diré porque filtras información´ y me han mantenido desinformada por más de cinco meses. El profesor se anda paseando con el expediente secreto por la Universidad y a mí ni siquiera me dejan verlo”, explica León.

Las réplicas del caso continuaron. El Centro Interdisciplinario de Estudios de Género (CIEG), de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, emitió el 1 de abril una declaración donde aseguraban que un informe de ellos, del año 2014, había hecho explícita “las desigualdades de género dentro de la Universidad, que incluyen acoso laboral y sexual de las docentes, funcionarios/as, profesionales y estudiantes”. Y agrega: “A pesar de que hay evidencia que respalda la existencia de acoso en la Universidad, y material institucional que guía el accionar frente a las denuncias, estos protocolos no se están cumpliendo, ya sea por falta de voluntad o por carencia de mecanismos de transparencia y agilización en los procesos de sumario”.

Camila Rojas, Presidenta de la Federación de Estudiantes (FECH), asegura que la Universidad tiene varias trabas burocráticas por ser una institución estatal. Una de ellas, asegura, es que los sumarios administrativos dependan del Decano de cada Facultad que, a su vez, necesita de cada profesor para mantenerse en el cargo.

-Eso hace que se dé un proceso engorroso donde las relaciones con el profesorado primen. Necesitamos medidas a corto plazo y tipificar el acoso, más allá de materia laboral, de una vez por todas- afirma Camila Rojas.

La presidenta de la FECH asegura que en la Universidad de Chile hay un manto de impunidad y una invisibilización de la problemática. “Esto hay que pararlo de raíz. Queremos sancionar a los victimarios y ser un ejemplo para las demás instituciones educativas”, agrega.

La Federación de Estudiantes reveló a The Clinic que, sólo el año pasado, recibieron más de 20 denuncias por acoso sexual a través de las Secretarías de Género y Sexualidad presentes en cada facultad. “Estamos trabajando también en buscar cambios reglamentarios y hacer los procesos más ágiles para que el acoso no siga invisibilizado”, acusa Rojas.
La Universidad, por su parte, señaló en el comunicado del día 3 de abril que es “importante que estas denuncias sean abordadas con seriedad y responsabilidad por nuestra comunidad universitaria”.

EL ALZAMIENTO
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*Fotografía Dina Camacho.

Marzo fue un mes complejo en el campus Juan Gómez Millas. “Se sentía la ansiedad, había mucha incertidumbre por lo que iba a pasar”, describe la vocera de la Secretaría de Género (SESEGEN), Francisca Barrientos. “Por primera vez se está hablando públicamente del acoso. Las compañeras y compañeros están comprometidos. Es primera vez que conformamos una red de apoyo”, asegura Barrientos.
Luego de la denuncia en contra del profesor Ramírez, se han sumado otras voces al escándalo. Algunas alumnas han expresado su testimonio en redes sociales y otras han decidido hablar por primera vez, como Macarena Orellana (27), profesora auxiliar del Departamento de Historia de la misma facultad. La académica decidió contar a The Clinic el acoso que sufrió por parte del ex Director de la carrera, Leonardo León, cuando era estudiante de pregrado.

En el año 2008, en su segundo año de carrera, Macarena conoció a Leonardo León en el curso “Historia de Chile”. Ella era una de las mejores del curso y por eso, apenas finalizó la cátedra, León le pidió “de manera informal” que fuera su ayudante, sin seguir el protocolo formal que exige la universidad. La actual profesora, en ese entonces una joven estudiante, asegura que su situación económica la hizo una presa vulnerable. “Yo me había ido de mi casa, vivía en la pieza de una amiga y tenía graves problemas económicos… él me dio trabajo y yo sentía que le debía mucho”.

León le consiguió trabajo en diferentes universidades mientras estudiaba, haciéndola más dependiente de él financieramente. “Me premiaba con más pega y con más lucas. Él me pagaba con su propia plata, yo no tenía contrato con la universidad”, cuenta.

Hasta ahí la relación era normal, reconoce la actual profesora, hasta que repentinamente comenzó a “salirse de madre”. “Él me hacía sentir como que me estaba haciendo un favor y yo se lo debía”. En el ámbito académico, además, debía demostrar que “no estaba ahí por rica, ni porque me había acostado con alguien”.

Durante el periodo que fue ayudante de León, Macarena asegura que tuvo que soportar diversas insinuaciones sexuales. También referencias constantes a su homosexualidad e invitaciones a que se fuera a vivir con él. Para evitar conflictos con su profesor decidió, luego de un año, cambiarse de área de estudio y así acercarse a otros docentes dentro de la Facultad.

Cuando se tituló del pregrado e ingresó al Magíster en Historia, el acoso volvió. “Me hacía constantes chistecitos e invitaciones. Que yo le hablara de mi pareja mujer, era para él una posibilidad de hacer un trío. Me decía que la invitara, porque no sabía qué hacer con su plata”, relata Macarena. De esas invitaciones, existen registros que hasta hoy la académica guarda y que fueron revisados por The Clinic.

-Esta es la parte donde una hace el mea culpa. Yo creo que hubo un momento en que le pedí que por favor dejara de decirme tonteras, también callé por mucho tiempo e intenté tomármelo en buena onda. Porque parte del trabajo psicológico que hacen estos tipos, es que te sientas culpable por estar en deuda- relata.

Para la profesora auxiliar de la Facultad de Historia, el círculo académico de la Facultad de Humanidades, permite y facilita este tipo de abusos: “El lugar de privilegio que ellos ocupan es complejo. Porque los colegas, las prácticas a las que puedes acceder, es un círculo súper reducido, por eso hay tanto silencio cómplice. Es como que la relación estudiante-profesor, no se acabara nunca. Una jerarquía inamovible. Incluso ahora que soy académica y me lo encuentro, le sigo diciendo profe”, relata.

Macarena cuenta que se demoró años en digerir lo que vivió con Leonardo León, pero que el caso de María Ignacia la hizo reunir fuerzas y atreverse a denunciar, aunque arriesgue su futuro laboral.

“El ejercicio de volver a mirar esas conversaciones, ha sido muy difícil. Dejé de normalizarlo y ahora veo que fui vulnerada, porque durante mucho tiempo no me sentí víctima. Hoy existen las herramientas para poder denunciar el acoso y poder hablarlo”, precisa.

TRAPOS AL SOL
Dina Camacho (30) es colombiana y entró a la Universidad de Chile a estudiar historia a través del programa para extranjeros el año 2009. Al igual que Macarena, Dina conoció al profesor Leonardo León en segundo año de Universidad. “Yo admiraba mucho al profesor en clases y por eso, empezamos a conversar más. Él siempre me preguntaba por qué estaba en el país y me ofrecía ayuda para mis problemas económicos, incluso irme a vivir con él”, relata Dina.

Al tiempo después, cuenta, Leonardo León la invitó a participar en un Fondecyt en el que estaba trabajando con Gabriel Salazar. “Me pagaba con su propia plata para asistirlos a ellos en su investigación”.

Al principio, la estudiante colombiana sintió un trato paternal de parte del profesor. Se comunicaban por mail y también por Facebook, y fue por esos canales, que León comenzó a intentar cambiar los tintes en su trato. “Empezó a escribirme poemas. Que se perdería en el mar de mis ojos, que él nunca había querido decirme lo que sentía por mí, que yo debería haberme dado cuenta”. Poco a poco, el acoso amoroso, relata Dina, se convirtió en acoso sexual. “Me empezó a hacer comentarios de alto contenido sexual, insinuaciones e invitaciones explícitas”, relata.

– Yo tenía como 23 años. Jamás le paré los carros en términos violentos, nunca lo confronté. Yo le envié esos mensajes a otros compañeros de la facultad. Por mucho tiempo, esto no fue un secreto para nadie- cuenta la actual estudiante de Magíster en el Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Chile.

Dina asegura que muchas veces le dijo a Leonardo León que no le parecía adecuado su trato, pero él no dejó de insistir. Incluso, le hacía comentarios subidos de tono en plena clase. “Yo no quería que mis compañeros pensaran que tenía sexo con el profesor o que mi lugar no me lo había ganado por mérito, sino por ser amante de él”, dice.

Al igual que Macarena, Dina también cree que los círculos académicos en la universidad se prestan para este tipo de relaciones: “estos espacios son tan restringidos en términos de la competitividad, que te sitúan en espacios de violencia donde tus profesores son tus maestros”. La lógica del maestro- alumna, asegura, es un arma de doble filo. “Esto lo hago por tu inteligencia, por tus capacidades, pero al mismo tiempo te piden que les des la pasada”, agrega.

La actual estudiante de Magíster cree que el hecho de ser inmigrante colombiana también jugó un papel importante en la naturaleza del abuso. “Querer aprovecharse de mi precariedad y sentirse con el privilegio de acosarme, porque también con mi cuerpo estoy reproduciendo ciertos imaginarios de lo que significa ser una mujer colombiana en este país, como ser una mujer fácil o una prostituta”, reflexiona Dina.

Al igual que Macarena Orellana, Dina Camacho jamás puso una denuncia formal en la Universidad y también cuenta con pruebas para comprobarlo. Se trata de correos y chat que revisó The Clinic y que por solicitud de las denunciantes no los reproducimos. Dina asegura que lo que ha sucedido en la universidad es un secreto a voces que se ha naturalizado. “Siempre una se echa la culpa. Piensas que quizás te estás pasando rollos, pero al mismo tiempo, sientes asco”, dice.

The Clinic intentó comunicarse con Leonardo León y pese a recibir nuestros mensajes no obtuvimos respuesta de su parte.

LA SECUELA
Ibania Palacios (22) es una de las alumnas que denunció a Fernando Ramírez en el sumario administrativo en su contra. Había querido mantener su testimonio en reserva, pero hoy decidió alzar la voz.

En ocasiones fue parte de los ayudantes que acompañaban al profesor en salidas a terreno. “Era de sus alumnas fieles pero la relación se fue deteriorando. Me exigía me que le contestara el teléfono a todas horas o que actuara como él quisiera”, cuenta la alumna.

En julio del año pasado, Ibania vivió una situación con Ramírez que cambió su relación para siempre. En pleno invierno, el profesor la citó a las siete de la tarde para revisar un trabajo de “Seminario de Fotografía”, sobre la mujer mapuche. “Le mostré mi trabajo y me dijo que estaba perdida. Le pido que me explique y me lleva a sentarme a su lado para ver algo en su computador. Lo tenía encima mientras me rozaba y decía que hiciéramos un análisis sobre cómo se construye la fotografía”, recuerda. Ibania toma una pausa. “De repente, se mete en páginas de prostitutas vip. Me congelé”.

La alumna permanecía helada mientras su profesor le mostraba fotos pornográficas, argumentando que se trataba de una actividad académica. “No seas cabra chica”, le habría dicho.

Tras el hecho, Ibania Palacios dejó este y otro curso que tenía con el académico. The Clinic solicitó nuevamente una entrevista con Fernando Ramírez, quien indicó escuetamente que “todas las acusaciones son falsas y lo voy a demostrar en las instancias que correspondan”.

En una carta enviada el martes 5 de abril a sus cercanos, expresó que “nunca pensó encontrarse en esta posición, luego de una larga e impecable vida profesional amenazada con ser destruida”. “Niego absolutamente la acusación de acoso sexual que se me ha imputado, la cual considero absolutamente desproporcionada y carente de veracidad(…) nunca he hecho requerimientos ni exigencias de naturaleza sexual con personas que tengan relación de dependencia conmigo”, expresó en la carta.

La crisis ha dejado varios coletazos. El martes pasado, en Chilevisión, el Director del Centro de Ética de la Facultad de Filosofía y Humanidades aseguró que en los últimos días han recibido más denuncias que “han sido presentadas para ser asumidas por parte de la autoridad en términos de una indagación”.

Claudio Nash, abogado de Derechos Humanos y realizador del manual con que la Universidad de Chile enfrenta el acoso sexual, espera que la investigación de estos casos sea abordada con perspectiva de género. “Se deben valorar desde el punto de vista de los elementos culturales involucrados en estas situaciones de acoso y abuso de poder, como el machismo y las insinuaciones sexuales”, afirma.

Al cierre de esta edición, la resolución de la Decana sobre el sumario administrativo en contra del profesor Fernando Ramírez estaba ad portas de ser conocida tanto por el profesor, como por María Ignacia León. Según fuentes de este medio, Ramírez habría sido en este proceso castigado con la destitución por cinco años de toda institución de educación pública.

Alumnas de la U. de Chile denuncian acoso de profesor de historia – The Clinic Online

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