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Opinión

27 de Abril de 2016

¿Quién define lo posible?: EL PUEBLO, respuesta a Gabriel Boric

Resulta un verdadero insulto a ese mismo pueblo que Boric representa como diputado, la mesiánica afirmación que plantea en su columna: “Ahora le toca a la sociedad en su conjunto definir cuáles son los límites” (¿habrá querido decir el diputado “ahora que estoy yo sí que el pueblo podrá conseguir lo que yo creo que necesita”?), como si las elecciones de Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet, Piñera y Bachelet no hubiesen sido la expresión de la voluntad popular (...) Estamos plenamente en desacuerdo con el diputado Boric: somos de los que creemos en la voluntad popular, aunque no nos guste quién gane. Confiamos en las personas, y es por eso que creemos que la democracia es la mejor forma de organización política.

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A propósito de la muerte del Presidente Patricio Aylwin, el Diputado Gabriel Boric escribe una columna en The Clinic, en la que se pregunta ¿Quién define lo posible? En dicho escrito, el Diputado señala que: “Ahora le toca a la sociedad en su conjunto definir cuáles son los límites de lo posible. Con autonomía política y sin delegar nuestra fuerza transformadora en los mismos que nos excluyeron ayer”.
Los que suscribimos esta columna somos en su mayoría nacidos en dictadura, y nuestro primer voto recién se vino a plasmar en la década del 90´, posterior al Sí y al No y a la elección del Presidente Aylwin. También somos militantes democratacristianos, convencidos que frente al liberalismo y capitalismo, por un lado, y el comunismo y estatismo por el otro, existe una respuesta política distinta para la pregunta de cómo se construye el bien común. Estado y mercado están al servicio de la persona, esa es nuestra convicción y diferencia con las otras corrientes políticas.

Creemos firmemente en la política y en la democracia como forma de organización política, a pesar de todas sus imperfecciones, y rechazamos tanto las dictaduras de derecha como de izquierda, que niegan al ser humano su condición de persona, capaz de decidir la forma de su realización personal en el entorno social del cual es parte. Ni Pinochet ni Castro.

Por ello nuestra respuesta a la pregunta de Boric es clara: EL PUEBLO, con mayúsculas, el que se expresa periódicamente a través de las elecciones de sus representantes. Por ello, resulta un verdadero insulto a ese mismo pueblo que Boric representa como diputado, la mesiánica afirmación que plantea en su columna: “Ahora le toca a la sociedad en su conjunto definir cuáles son los límites” (¿habrá querido decir el diputado “ahora que estoy yo sí que el pueblo podrá conseguir lo que yo creo que necesita”?), como si las elecciones de Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet, Piñera y Bachelet no hubiesen sido la expresión de la voluntad popular. No debe olvidar el diputado que en esas mismas elecciones se presentaron candidatos fuera de las alianzas políticas mayoritarias, y ninguno de ellos logró un respaldo mayoritario del pueblo. No sólo ahora le toca a la sociedad. La recuperación de la democracia – en la cual le correspondió un rol protagónico al fallecido Presidente Aylwin – fue precisamente para que le tocara a la sociedad definir las decisiones primordiales.

¿Se equivocó el pueblo? ¿Acaso el pueblo estuvo engañado los 20 años en que la Concertación gobernó el país? Estamos plenamente en desacuerdo con el diputado Boric: somos de los que creemos en la voluntad popular, aunque no nos guste quién gane. Confiamos en las personas, y es por eso que creemos que la democracia es la mejor forma de organización política. Esa es la base de la convicción democrática, y los que lo niegan generalmente buscan otras formas de representación, tradicionalmente a través de dictaduras, que “saben elegir mejor que el pueblo”.

Miremos el pasado y veamos si el juicio histórico de Boric es real, y realmente el pueblo de Chile fue engañado en los últimos 25 años. Nuestra convicción es que los últimos 25 años han sido los mejores de Chile en su historia Republicana. Algunos especialistas lo demuestran con cifras: disminución de la pobreza (del 44% población en 1989 / 13% al 2015), PIB (MM USD 28.000 en 1989 a MM USD 258.000 en 2015), PIB per cápita (2.200 USD/cápita en 1989 / 17.000 USD/cápita en 2015), esperanza de vida al nacer (73 años en 1989 / 79 años en 2915). En educación, hoy discutimos calidad y gratuidad, y lo podemos hacer porque la cobertura del sistema educacional chileno es prácticamente universal, como ocurre en países desarrollados. Antiguamente, la obligatoriedad escolar abarcaba solo el Ciclo Básico de 8 años. Pero, a partir del 2003, bajo el gobierno del Presidente Lagos, constitucionalmente la Educación Secundaria es gratuita y obligatoria para todos los chilenos hasta los 18 años de edad, entregándose al Estado la responsabilidad de garantizar el acceso a ella. Para nosotros todos estos datos tienen rostro y nombre, y en el ejercicio de sus derechos ciudadanos en los últimos 25 años, las personas respaldaron a un conjunto de políticos que contribuyeron a construir una sociedad más justa, con más derechos y con mejor calidad de vida que la que teníamos en 1990. Boric induce a pensar que la sociedad civil estuvo marginada durante estos veinte años de toda decisión, como si gran parte de los logros alcanzados se debieran sólo a una élite de iluminados.

¿Se ha hecho todo bien? No. ¿Existen desafíos que enfrentar en nuestro país? Por cierto. La construcción colectiva de un país no se detiene, y la escandalosa inequidad, una educación de calidad similar para todos, atención de salud como derecho real, el mejoramiento del sistema de pensiones y la sustentabilidad de nuestro modelo de desarrollo, son algunos de los temas en los que tenemos que hacer grandes transformaciones. Pero serán los chilenos quiénes, a través de sus votos, irán definiendo no sólo quiénes representan de manera más adecuada sus aspiraciones, sino que también quiénes le plantean una forma de hacer política que les parezca la más adecuada para lograr los resultados deseados. Si hoy lo posible es más ambicioso que antaño, es precisamente porque lo definió el pueblo hace más de veinticinco años, cuando escogió el camino de lo posible para derrotar a la dictadura y – sin quebrar la democracia – para ir construyendo un Chile más justo y bueno.

Por eso, ¿Quién define lo posible?: la respuesta es única: EL PUEBLO.

Firmantes: Andrés Romero, José Miguel Torres, Raúl Valenzuela, Valentina Insulza, Gabriel Reyes, José Miguel Burmeister, Jaime Baeza, José Miguel Arriaza, Fernando Dazarola, Marcelo Drago, Eugenio Ravinet.

Columna: ¿Quién define lo posible? – The Clinic Online

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