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Nacional

2 de Agosto de 2016

La carta que AFP Habitat envió a sus afiliados para defender el sistema

"Observamos con preocupación que gran parte de los discursos que intentan ser instalados obedecen a conceptos ideologizados e intereses particulares".

Por

habitat

A través de una carta firmada por el gerente general, Cristián Rodríguez, la AFP Habitat, una de las administradoras que operan en el mercado de las pensiones en Chile, se dirigió a sus afiliados, esto mientras los cuestionamientos al modelo implementado por la dictadura están más vigentes que nunca.

“En el último tiempo se percibe un malestar ciudadano respecto de las pensiones y del rol de las AFP, que ciertos grupos han exacerbado, muchas veces con verdades a medias, cifras tergiversadas o lisa y llanamente falsas, con el objeto de buscar reformas al sistema previsional que no son sostenibles en el tiempo”, escribe el ejecutivo.

Según dice, “observamos con preocupación que gran parte de los discursos que intentan ser instalados obedecen a conceptos ideologizados e intereses particulares”.

Ese en ese escenario, apunta Rodríguez, es que la firma ha considerado oportuno “dirigirnos a usted con el único objetivo de entregarle información responsable”.

Aquí, exponen que el sistema antiguo, llamado de reparto, “existente en Chile hasta antes de 1981 contaba con 35 cajas de previsión cuya normativa estaba distribuida en más de 600 cuerpos legales y alrededor de 150 regímenes previsionales distintos que respondían a solicitudes de diferentes grupos de presión, pero que para la gran mayoría no otorgaba una protección mínima. Algunas características de ese sistema se prestaban para que se cometieran abusos; entre ellos el más común consistía en conseguir un aumento en el sueldo en los últimos meses que permitía mejorar el cálculo para determinar la pensión, que hoy hemos visto se sigue haciendo en algunas entidades que mantienen este sistema”.

Recuerda el representante de la compañía que “en el año 1968, el presidente Frei Montalva presentó un proyecto de ley para terminar con el sistema de reparto. En su mensaje Frei decía “el esfuerzo que hace Chile se malogra por el pago de beneficios previsionales, de privilegios irritantes””.

Luego afirma que “hay muchas cosas que no debemos pasar por alto respecto del antiguo sistema, dentro de las cuales podemos recordar que la gran mayoría de los chilenos cotizaba más del 20% de su sueldo, (el doble de lo que se cotiza hoy) y sólo recibían pensión quienes cotizaban por más de 15 años. Quienes no lograban ese número, simplemente no tenían derecho a recibir pensión alguna, lo que se traducía en que más del 50% de los trabajadores chilenos no lograba alcanzar el período mínimo de cotización, quedando sin pensión y sin derecho a recibir de vuelta el 20% de sus remuneraciones que había ahorrado. De hecho, ese ahorro ya no existía pues se había usado para pagar las pensiones de quienes ya estaban jubilados”.

“El sistema de reparto no es viable para Chile porque el envejecimiento de la población y la disminución en el número de hijos hacen que el sistema de reparto no se pueda mantener en el largo plazo ya que no tendremos una base de trabajadores suficiente para soportar las pensiones de los pensionados. De hecho, según el INE en 1980 habían 7 chilenos entre 18 y 65 años por cada mayor de 65, hoy hay menos de 5 y en el año 2050, sólo serán 2,1. Es decir que para pagar una pensión a los mayores de 65 años, equivalente por ejemplo, al 70% del sueldo, cada chileno activo debería entregar el 35% de su sueldo. Sin duda, esta no es la carga que queremos dejar a nuestros hijos”, explica.

Agrega que el “a partir de la reforma del año 2008 impulsada por el primer gobierno de Michelle Bachelet, se modificó el sistema de pensiones de capitalización individual para convertirse en uno mixto en base a los mismos pilares que hoy parte de la ciudadanía exige como indispensables para legitimarse ante todo un país. Esos tres pilares son el solidario, el contributivo y el voluntario”.

Sobre el último, precisa que “permite un nivel básico de protección a aquellos que durante su vida laboral, por las más diversas razones, no realizaron suficientes cotizaciones para autofinanciar una pensión (…) Su financiamiento debe venir del presupuesto general de la nación, es decir, debemos pagarlo entre todos los chilenos y no sólo entre quienes trabajan como empleados dependientes”.

“El pilar contributivo, que es donde las AFP participan en forma exclusiva, permite la sostenibilidad del sistema en el largo plazo, ya que como vimos antes, el financiamiento futuro de las pensiones no es posible lograrlo con un sistema de reparto. Lamentablemente, una parte importante de los trabajadores chilenos no tiene la obligación de cotizar, lo que claramente perjudica su pensión futura y sobrecarga el pilar solidario. Por otra parte, desde hace una década ya tenemos claro que, producto de los avances de la ciencia, nuestra esperanza de vida va aumentando y se debe contribuir más, ya que tendremos más años por delante y necesitamos tener más ahorros para poder vivirlos dignamente. Para eso, es necesario aumentar la tasa de cotización lo que debería ser de cargo del empleador y extender a los independientes la obligación de imponer”.

Sobre el pilar voluntario, sostiene que “permite a quienes pueden, aumentar sus ahorros para la jubilación, logrando así una mayor solvencia financiera para los años de retiro”.

Sobre el rol de las AFP, apunta a que el principal “es resguardar y multiplicar los ahorros que los chilenos generan cada mes”.

Asevera que “ese rol lo hemos cumplido con éxito, la rentabilidad de los fondos de pensiones está dentro de las más altas de los países de la OCDE y ha superado ampliamente lo esperado: un 8,2% real anual entre 1981 y 2016. Sólo para ilustrar lo que eso significa, podemos decir que si a quienes cotizaron en el sistema antiguo en vez de recibir un bono de reconocimiento, les hubiesen depositado ese monto en su cuenta individual, quienes se pensionaron el 2015 en promedio tendrían pensiones 70% superiores a las efectivas. (100 UF en un Bono de Reconocimiento de 1981, con vencimiento este año, se han convertido en UF 395. Esas mismas UF 100 invertidas en 1981 en el fondo C, se han convertido en UF 1.586)”.

“A pesar de ello, hemos visto que ese rol es necesario pero no suficiente. Debe existir una mayor cercanía entre la AFP y los afiliados, de manera de entender el sistema, sus beneficios y limitaciones, para lograr la mejor pensión posible de acuerdo a las capacidades de cada afiliado”, complementa.

Por otra parte -prosigue- “las comisiones cobradas por las AFP son inferiores a las cobradas en promedio por los países de la OCDE. La forma de cobro, una sola vez en la vida por cada depósito, las hace parecer altas. Una forma sencilla de verlas y compararlas con los demás países y con otros administradores de fondos es dividir las comisiones cobradas por las AFP por el saldo administrado. De ese ejercicio se concluye que ese valor es 0,6% y los países OCDE, pagan en promedio 0,8% por la administración de las pensiones”.

Rodríguez también señala que hay muchos mitos respecto del monto de las pensiones. Al respecto, dice que “en el sistema de reparto menos de la mitad de los cotizantes lograban recibir una pensión. En el sistema actual todos reciben sus fondos aportados y la rentabilidad obtenida por ellos”.

Afirma que “si queremos comparar ambas pensiones, a lo menos debemos hacer dos ajustes: el primero es incluir en el número de pensionados en el sistema antiguo a todos los que cotizaron y que al no cumplir con los requisitos su pensión es de $0, en forma simple, debemos dividir por dos el monto promedio ya que más de la mitad de los cotizantes del sistema antiguo se encuentra en esa situación, lo cual deja la pensión promedio del sistema antiguo en cerca de $100.000. Por otro lado, debemos considerar que esa gente cotizó más de 20% de su sueldo mientras que los que estaban en la AFP, sólo cotizaron el 10% más comisiones, es decir, cotizando el 20%, las pensiones de las AFP serían a lo menos un 50% superior, es decir, en promedio estarían cerca de $300.000, considerando a todos los afiliados, sin importar si han cotizado 40 años o un mes”.

Para avalar sus dichos, reseña que “los hombres que han cotizado por 30 años o más, tienen pensiones en promedio superiores a los $650.000, representando una tasa de reemplazo neta del 77,2%. En el caso de las mujeres dicho valor fue de $327.000, que representa una tasa de reemplazo del 41,5%”.

“Tal como lo hemos planteado desde hace muchos años, en la medida de lo posible, es necesario retrasar la edad de jubilación. La diferencia en la edad de jubilación explica en forma importante lo distinto que son las pensiones de hombres y mujeres”, sintetiza.

“Entendemos que los bajos montos de las pensiones en muchos casos son una realidad, sin embargo, es necesario comprender que estos valores tienen su origen en diversos factores que no están relacionados con la gestión de las AFP”, asevera el gerente de Habitat.

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