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Nacional

15 de Enero de 2017

Trueque literario: Cómo funciona la Biblioteca Libre de Santiago

Diego Ramírez (28) inició un emprendimiento de intercambio gratuito de libros para fomentar la lectura en el país. Lo que partió como un proyecto de universitarios, hoy atrae a una gran cantidad de lectores e incluso se promueve en centros comerciales.

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Alrededor de 16 mil libros cambian de dueño en un año en la Biblioteca Libre de Santiago a través de un sistema de trueque en que quien participa deja un ejemplar y saca otro, sin costo alguno. El impulsor de la propuesta, Diego Ramírez, explica que las reglas para ser parte del club son simples los libros no sean piratas ni fotocopias y que no estén en mal estado. “Si yo me llevo algo bueno, la idea es que también le deje algo bueno a otra persona para que todos salgan contentos de la biblioteca”, recalca.

¿Cómo partió esta iniciativa?
Con un amigo estábamos en el ultimo año de universidad y empezamos un proyecto de cátedras libres, donde hacíamos talleres gratuitos. Para asistir habían dos opciones: enseñar a otro grupo de gente algún conocimiento o habilidad o llevar libros que luego donaríamos. Empezó a ir mucha gente y juntamos más de 3 mil libros. En eso, nos dimos cuenta del ‘Bookcrowsing’ y decidimos realizar una convocatoria en Facebook para ir al parque forestal y que la gente pudiera ir a cambiar sus libros. Fue tanta gente, que vimos que se podía hacer un proyecto más grande. Al principio, los fines de semana íbamos recorriendo plazas y parques. Después, empezamos con los centros culturales.

¿Cuándo decidieron establecerse formalmente?
Estuvimos casi un año de manera errante pero, a mediados de 2013, decidimos invertir. Ahí tuvimos que arrendar bodegas, compramos una combi y así podíamos llegar a más lugares. La inversión implicaba ser más responsables y dedicarle más tiempo al proyecto por lo que ya en 2015 pudimos instalar la Biblioteca Libre.

¿Cómo es el tema del financiamiento?
Complicado. Una parte es con los libros que vendemos acá sin IVA y con los eventos que hacemos en los malls. Pero también trabajamos con algunas editoriales que nosotros les promocionamos sus libros y ellos nos aportan.

¿Cómo funciona el tema de los libros sin IVA? ¿No atenta un poco con la iniciativa del intercambio gratuito de libros?
Es al margen de la ley chilena. Decidimos rebajar ese 19%, pero igualmente pagamos el impuesto para comprarlo y el impuesto correspondiente de venta. Necesitábamos hacer esto porque no podíamos financiar todo con nuestra plata o con las actividades y queríamos mantener este espacio. Lo más obvio para generar ingresos era la venta de libros, pero no queríamos que fuera como en cualquier lado y por eso nos pareció un gesto rebajar el IVA.

¿Escasea la plata? ¿Has tenido que poner plata tuya?
Nunca nos ha sobrado pero podemos proyectarnos bien para este año. Obviamente podríamos hacer mucho más con más recursos, pero hay que tener paciencia en cuanto a ese tema. Todos los que hemos estado involucrados hemos tenido que poner plata para la biblioteca, pero para nada ha sido un sacrificio.

En Facebook vi algunos reclamos porque ustedes rechazaban algunos libros … ¿Cuál es el parámetro?
Que no sean piratas, fotocopias y que no estén en mal estado. Si yo me llevo algo bueno, la idea es que también le deje algo bueno a otra persona para que todos salgan contentos de la biblioteca. Lo otro, es la edición de los libros porque los de bolsillo o estos que venden en los diarios, de repente no son muy bonitos, no duran mucho. La idea es que el intercambio sea equivalente en género y formato del libro.

¿La gente se aprovecha mucho de llevar libros de menor calidad para intercambiarlo por nuevos?
No creo que sea con maldad el tema de traer libros que no cumplen los requisitos. Quizás sea el primer impulso, pero ya la segunda o tercera vez que van, comprenden el mensaje de dejarle un buen libro a otra persona para que todos puedan disfrutar de la biblioteca. Nosotros lo planteamos como un acto de empatía.

¿Hay otras iniciativas como ésta dentro del país?
Se hacen varios eventos de intercambio de libros pero eso es bueno porque se genera una cultura y más gente va intercambiando los libros, los va soltando y se da cuenta de que no tienen mucho valor guardados en la casa.

¿Qué opinas de los libros que a lo mejor no aportan tanto pero son más comerciables?
Lo importante es leer. Yo leo de todo, no solo cosas ‘exigentes’. No me gusta juzgar por la calidad de los títulos y uno no es quién para decidir si un libro es bueno o malo. Lo que sí me interesa es que los libros se puedan discutir más adelante, fomentar clubes de lectura para conversar acerca de los libros y sacar el trasfondo.

¿Y para eso hacen talleres?
Sí. De lecturas en conjunto, de escritura creativa, talleres de encuadernación básica y en eso nos vamos moviendo.

¿Tienen algún costo?
Hay algunos gratuitos como los de fotografías y clubes de lectura y otros, como los de manualidades que son más caros por los materiales y el profesor.

Fotos: Mara Daruich

¿Con qué periodicidad los realizan?
El fuerte es en octubre, noviembre y diciembre. Ahí hacemos tres o cuatro talleres por semana. También hacemos presentaciones de libros de autores y editoriales independientes porque ellos no tienen mucho espacio en otros lados.

¿Qué se viene a futuro?
Tenemos un déficit en el área de niños. Nos gustaría poder tener más actividades y libros para ellos pero para eso habría que agrandar el espacio. Ahora el foco está en las mujeres, que son casi el 70% de los usuarios que tenemos, y en el público adulto joven, de 15 a 30 años, que son los que más leen.

¿Qué opinas de que finalmente no se concretó la rebaja al IVA en los libros?
Más de lo mismo, la típica promesa de campaña. Es como vergonzoso que haya un impuesto tan alto. Probablemente, muchos defienden la postura de que no porque baje el impuesto, la gente va a leer más, pero sí es un gesto para tratarlo distinto. Si el Gobierno tiene un compromiso para fomentar la cultura es necesario tratar las cosas de manera distinta.

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