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Opinión

19 de Febrero de 2017

Especial Chantas: Juan Andrés Salfate, gurú de lo paranormal: “Todos tenemos algo de chanta en la vida”

Salfate (48) es considerado por algunos como un sensei de la divulgación de teorías conspirativas, experto en marcianos y fenómenos paranormales. Sus proféticos anuncios sobre terremotos le han valido más de un reclamo en el CNTV. Para otros, como la Asociación de Escépticos de Chile, es el “guaripola mayor de los chantas”. Al panelista del Así Somos de La Red y referente noventero de la crítica del cine raro, esas críticas le causan risa y le resbalan. Acá, habla de su encuentro con fantasmas, de una posible invasión zombie y de la película más chanta del cine chileno.

Macarena Gallo
Macarena Gallo
Por

¿Por qué te interesaste en los fenómenos paranormales?
-A todos, en algún momento, le importan esos temas, así como cuando chico te fascinan los dinosaurios, solo que quizás yo me hacía ciertas preguntas, de carácter más filosófico, que pensaba valía la pena explorar más. Por ejemplo, lo que viene después de cuando uno muere o los ovni. Pero la gente se interesa por esos temas y luego los bota y sigue con sus intereses personales. Pero yo soy curioso por naturaleza. Y si alguien me cuenta que vio un fantasma, soy de los que dice: detengámonos un rato. Quizás ahí hay una cantidad de respuestas frente a enigmas tremendos, como puede ser la sola existencia del ser humano.

¿Has visto fantasmas?
-He tenido experiencias paranormales. De hecho, está grabado y se emitió en algún programa de Morandé con Compañía. Fue tan heavy, que siendo que era una sección que le iba tremendamente bien, la suspendieron después de lo que te voy a contar.

¿Qué pasó?
-Íbamos un grupo de cuatro personas -un escéptico, un miedoso, una sin miedo y yo, el experto- a casas donde supuestamente penaban. Era una hacienda para turistas. El dueño decía que habían fantasmas que movían cosas y que le tiraban objetos al rostro. Contaba una experiencia que lo cagó de susto. Se había conseguido los papeles de divorcio para formalizar con una nueva pareja y llegó contento a su casa. Se estaba duchando, cuando siente que abren la puerta de la pieza, y dice: ‘pucha, llegó mi novia y va a ver los papeles del divorcio antes que se los muestre como sorpresa’. Apurado sale solo con la toalla y ve a una mujer que está mirando los papeles, y le dice: ‘Oh, mijita, le tenía una sorpresa, por fin ahora vamos a poder casarnos’, y le toma la cintura y pasa en banda. ¡Era un espectro! Quedó tan muerto de miedo, que se quedó así con la pura toalla puesta, afuera esperando que llegara su novia. Esa noche no se atrevieron a entrar a la casa.

¿Le creíste?
-Sí. Pero uno tiene que ser cauteloso. El problema con estos temas, es que la gente quiere creer, y en ese quiero creer, hay algunos que inventan historias o las exageran. Cuando fuimos a grabar, comenzaron a pasar cosas. Estábamos en una habitación esperando a que el espectro se hiciera presente. De repente un camárografo se pone a gritar. Dice que alguien le agarró la correa de la cámara. Reta a su ayudante y se da cuenta que no estaba cerca. Luego, una de las chicas que nos acompañaba, comienza a garabatear al espectro: fantasmas tal por cual hagan algo, que son las cuatro de la mañana y nos queremos ir pa la casa. Y se empiezan a escuchar pasos caminando hacia donde estaba ella, pasos que se aceleraban, y nos quedamos todos quietos. Cuando los pasos llegan al lado de la cama, se siente que le pegan un golpe al respaldo, y la cama se corre entera con la chica incluida. El escéptico pegó un grito. Se puso a llorar porque dijo que algo lo había agarrado muy fuerte por el brazo y yo le vi las marcas de unos dedos. Agarramos nuestras cosas y nos fuimos. Hoy, que lo pienso, no participaría de nuevo en algo así.

¿Por qué no?
-Uno se carga de esas cosas. No soy católico y detesto el catolicismo. Pese a eso, llevo en el cuello una medalla de San Benito, uno de los talismanes reconocidos por las personas que creen en este tipo de protección como el más poderoso, para no cargarme de malas vibras.

Este tipo de cosas, se prestan para el terreno de los chantas.
-De todas maneras. Me ha tocado ver de todo. Pero yo creo que rara vez los chantas se me acercan. Los que vienen hacia mí, son personas que están seguras de que tuvieron un suceso extraordinario, que lo lograron registrar y simplemente lo quieren compartir conmigo. Los chantas me evitan, porque me han escuchado hablar en vivo y la verdad es que no me interesan mucho los temas que traen y se nota que quieren ganar plata. A veces me toca escucharlos, pero los dejo tranquilos, que hagan lo suyo, no me da las ganas ni siquiera de enfrentarlos, no siento que sea algo que me corresponda. El problema es que hay una fascinación por lo misterioso que hace que mucha gente vea cosas raras donde no las hay. Se pierden un poquito. Se genera una obsesión malsana. Y, finalmente, pierden el vínculo con la realidad. Por ejemplo, si me preguntas si creo en los extraterrestres, te respondo que sí. Ahora, qué importancia tiene. Ninguna. Me cuesta ver una influencia directa de los ET respecto a lo cotidiano. Y es en lo cotidiano que uno debiera interesarse, como en la política que te afecta el bolsillo, tu comida, tu casa, tu educación. Eso es más peligroso que un extraterrestre. Pero deben haber personas a las que quizás los fantasmas no los dejan dormir porque les mueven la cama o les tiran las patas. A mí lo que más me atrae es el mundo concreto.

En tuíter, pareciera que lo paranormal es tu vida.
-En realidad, no. No le hago el quite a esto, sino que trato de colocarlo en su debido lugar. O sea, es un tema interesante pero debo reconocer que es tremendamente inascible. Prefiero considerarme como una persona de un gusto más renacentista. Me gustan muchas cosas, prácticamente todo. Algunas son más raras, y trato de tomarlas con la debida seriedad, a sabiendas de que algunas son de puro divertimento y otras que, claramente, no tienen ningún asidero y realmente ridículas. En el fanpage hablo más de cine. Y en el tuíter teorías más conspirativas y esotéricas, y con un grupo de amigos terminamos hablando de cualquier otra cosa, como de política, por ejemplo.

SENSEI

Leí que no te gustaba que te llamaran sensei de las divulgaciones de teorías conspirativas.
-No soy un sensei. Estoy lejos de ser eso. Todos somos personas y si nos molestan mucho, nos vamos a enojar. Y tengo todo tipo de impulsos. O sea, no soy un tipo célibe. Me tomo mi pisco sour. Si veo una chica guapa, la voy a seguir con la vista dentro de los parámetros sin que la pase a llevar ni la moleste. Lidio con mi naturaleza humana. Tampoco soy alguien que se gane la vida creyendo haber encontrado una verdad para entregársela a la gente como si fuera un mesías. No tengo delirios mesiánicos ni me considero un líder espiritual, como otra gente en la tele que tiene formación de terapeuta y juega un poco más a ese rol.

¿Cómo Pedro Engel?
-A mí me interesa mucho más su persona que su personaje. Me da la impresión que Engel cuida un feudo que es un poco new age. Es un terapeuta, un psicólogo de formación, que ha encontrado una respuesta muy linda en ciertas terapias que ofrece y que son un poquito tramposas. No todo es bondad, ni que Dios es luz. Incluso si te mordió un perro, te dio gangrena, tienes que tomártelo como que todo bonito, con alegría y una resilencia máxima como si fuera un santo. Me parece que hay momentos de duelo y uno no puede ir solo por la vereda de la luz porque para triunfar en la luz, tienes que saber que existe la oscuridad.

¿Qué te parece el vidente brasileño que predijo el accidente del Chapecoense y que anunció que en Chile tendríamos un terremoto donde morirían 500 mil personas?
-Ahí te dai cuenta de que hay personas que les falta un cierto sesgo de diplomacia. Porque si tú decís que va a haber un terremoto donde se van a morir todos -ponte tú que sea verdad- tenís que tener cierto tino. Pero al tipo le interesa bien poco. Es nada responsable con lo que cree saber y no le interesa mucho la gente.

Tú tambien has vaticinado terremotos y generado alarma pública.
-He vaticinado terremotos, pero al mismo tiempo hablamos de tener los cuidados necesarios por si pasa y siempre con las ganas de que ojalá no ocurra. Prefiero que me cuentes si es que va a pasar algo, después veré si lo tomo o lo dejo. Por ejemplo, lo que pasa con la información de la Red Quake Alert, que le han achuntado en varias ocasiones y vale la pena contarlo. Y si es que hay algunas personas que le da miedo saber, también hay otros que sí saben hacer un buen uso de la información.

El Premio Nacional de Ciencias, José Maza dijo en The Clinic que eras un “chanta total”. ¿Qué te pasa con eso?
-Me da lo mismo. No pesco. Él solo cree en el objeto, en lo material probado, y es su punto de vista nomás. Los que me ofenden así, se dividen en tres facciones: los que no creen en nada, por lo tanto cualquier cosa va a ser condiderada como chanta. Son dogmáticos y cerrados. Hay otro grupo, que son los chantas en vida, tan ignorantes que ni siquiera tienen herramientas verbales, y no entienden nada de lo que dices. Personas con una inteligencia limítrofe. Yo tengo varios estudios académicos. De hecho, me considero una persona inteligente sobre el promedio. Aprendo muy rápido, por lo demás. Y la tercera facción son los que están en una cosa intermedia, personas educadas, pero que no les gusta que cuestionen sus fundamentos y si lo haces se molestan. Yo hablo con los que quieren conversar de esto. ¿Y por qué lo hago?, porque lo considero hasta un deber, además que es inocuo, no es dañino, y a varias personas les sirve, y televisivamente también funciona, entonces junto todo eso y digo “sigo con esto”.

Los que no te compran nada son la Asociación de Escépticos de Chile. Te escogieron como el Guaripola Mayor de los Chantas de Chile.
-Varias veces y me río, no me da lata. Es el llamado de atención que ellos tienen que hacer, porque es muy triste lo que pasa con ellos, hacen fiestas y simposios y no va nadie. Pero nos tenemos súper buena, sobre todo con Cristián Sánchez, porque él también en la personal reconoce que cree cosas que no tiene cómo demostrarlas. Son rayados. Están tratando de buscar ser el centro de atención. Creen en algo y lo que no pueden explicar, lo rechazan nomás.

No creen en nada…
-Es mentira. Porque sí creen. Pero te lo dicen tras bambalinas. Y se fascinan. Y, estas mismas personas, te dicen: mira, tengo este video que no lo podemos mostrar y no sabemos lo que es…

INVASIÓN ZOMBIE

En el Así Somos predijiste que habría una invasión zombie.
-No lo digo en broma. Aunque no lo creas, se han hecho simulacros militares por si hay algún ataque masivo de zombies. Es bien loco, porque en Gran Bretaña existe un curso especial de la milicia donde les enseñan a practicar con tipos disfrazados de zombie o de personas, que incluso les faltan partes de su cuerpo, en caso de un ataque zombie, ja,ja,ja. Muchos se lo están tomando en serio y lo consideran posible. No es ficción.

¿De dónde sacaste esa información?
-La viróloga de la Universidad de Miami, Samita Andreansky, explicó que ya era posible crear un virus de la rabia mutado genéticamente para convertir a gente en zombies, similares a los de las películas.

¿Lo crees posible?
-No como en las películas, que son muertos revividos, para mí una persona se murió y sonó. Pero sí creo que a un vivo lo puedes convertir para que se comporte salvajemente, con actos canibalescos, y pierda toda cordura y noción de sí, como un zombie. De hecho, hay una enfermedad, que en estos momentos no me acuerdo el nombre, pero que es un síndrome en que la persona empieza a sacarse partes de su cuerpo porque piensa que se murió, se ve como un cadáver y cree que es un zombie.

Pero de ahí a una invasión zombie…
-Claro, no ataca a nadie, solo a sí mismo. Pero podría ser. Sería un arma perfecta, porque sería la población destruyéndose a sí misma. O sea, no tenís que invertir en soldados ni bombas. Ni destruir ni un inmueble, sino que es la gente contra la gente. Pero, la verdad, sabís qué… lo encuentro rebuscado, pero son varias personas serias que creen en eso.

¿Cómo sería esa invasión zombie?
-Está pensada para las grandes ciudades. Pero, fíjate, que las películas zombies más interesantes, sobre todo las de George Romero, han dado en la clave cuando dicen “ustedes no se han dado cuenta, pero la invasion zombie ya fue, a todos ya les lavaron el cerebro”. Y es así. Basta con poner una cámara acelerada en un centro comercial y te dai cuenta que están todos en la suya, pendientes del celular, comprando con plata que no tienen. No hay nadie mordiendo a otras personas, pero todos están atacándose… Yo creo que ya somos zombies, solo que no nos damos cuenta. Es más, somos zombies organizados, pero zombies al fin de cuenta.

¿Cómo tendríamos que prepararnos para una posible invasión zombie?
-Frente a este escenario, la única posibilidad y sin ningún antídoto a la vista, la verdad es que no hay mucho por hacer. Quizás irse a vivir a una montaña, que de por sí no parece una mala idea, según como están las cosas en la ciudad.

¿Crees, de verdad, que se acabará el mundo?
-Con todos los simposios a los que he ido sobre el tema, sería muy altanero de parte del hombre decir que puede extinguir la vida. De hecho, somos un pequeño accidente, un pestañeo en el planeta. Entonces, no es posible. La vida se reinventa, se la puede ingeniar sin problema. No creo en el fin del mundo. Para mí hay tres posibilidades. Un cambio climático muy bravo, del que estamos en transición a eso, que provoque muertes incluso masivas. Dos, que caiga un meteorito y ahí no hay nada qué hacer. Y, por último, que sea por desgaste natural. Por ejemplo, el sol se va a extinguir pero faltan cinco mil millones de años. De hecho, me cuesta creer que haya una tercera guerra mundial. El hombre, hasta el más estúpido y los más locos, como los norcoreanos, tienen un mínimo instinto de supervivencia. Si se provoca una tercera guerra mundial, obviamente va a apretar un botón que generará una reacción en cadena donde no va a quedar nada. No creo que se vaya acabar el mundo de manera profética. Si creyera, no vendría a trabajar. Estaría pidiendo préstamos en un banco, que nunca voy a tener que pagar, total todo se destruye, y estaría en mi casa con mi familia.

Si llegara a pasar, ¿con quién te gustaría pasar el fin del mundo?
-Si viene un meteorito inevitable, la respuesta real sería que me gustaría estar con mi grupo cercano. Y una respuesta pintoresca sería estar en Nueva York, porque de todos los lugares que se me ocurren para el fin del mundo, es ese el más espectacular. Imagínate, la cantidad de gente, los rascacielos, todo viniéndose abajo. Desde la vereda de la morbosidad hollywoodense más asquerosa, sería en la mitad del Time Square viendo como el imperio de la fastuosidad humana se cae a pedazos en un segundo.

CHANTAS VARIOS

¿Hay mucho chanta en la tele?

-Está lleno. Pero son menos porque no aguantan mucho. El chanta es penca en lo que hace y no le achunta nunca. Esos tipos tienen corta vida en televisión y la gente logra detectarlos.

¿Quién es chanta en la tele?
-No es que le quite el poto a la jeringa, pero como no veo tele, no conozco a los chantas que aparecen. No veo nada.

Tú decías que trabajabas en la tele pero que no eres de la tele…
-No, porque la gente de la tele son como animales de la tele, como que construyen su mundo ahí. Le interesa salir en las portadas. Eso no me interesa. Ni me maquillo, como caí así no más, me da lo mismo. No me quiero ver mejor en pantalla. De hecho, soy del promedio pa abajo nomás. No me cuido. O sea, mañana el pisco sour va sí o sí. Y el helado tres leches va el sábado también.

Como cinéfilo, ¿cuál es la película más chanta que has visto?
-Esto me va a traer muchos problemas. A mí me amenazó, poco menos que de muerte, Luis Dimas por hacer bolsa su película Taquilleitor. Para mí, es a la vez la mejor y la peor película de Chile, la más chanta, la más profunda, la más ordinaria, es todo. Es una de mis películas favoritas por lo insólito, pero debe ser la hueá más atroz que se ha hecho en el cine chileno, ever, con apoyo del Fondart.
Es un bodrio insólito.

¿Cuál es la escena más chanta del cine?
-Es Luis Dimas viendo a través del parabrisas de un auto cómo llegan los extraterrestres a buscarlo para sacarle un secreto oculto en una estatua y que estaba cifrado en una canción suya. Se supone que el ovni está a lo lejos, y la cámara está adentro del auto, pero es un juguete que está con un hilo pegándole al parabrisas y dice Luis Dimas: “Mira, allá a lo lejos vienen los extraterrestres”. Con esa escena, yo me paré y me puse a aplaudir, porque dije ya lo vi todo, ja, ja, ja.

¿Chile es un país de chantas?
-Argentina es un país de chantas, porque son súper vendedores de pomás los hueones, y Chile no. Ahora, acá los chantas tienen corta vida, porque la gente está en un estado de levantamiento, de reclamar por todo y quedan al descubierto al tiro.

Da la impresión que fuéramos más chantas que antes.
-Pero seguimos siendo menos chantas que el resto. Si contai los chantas peligrosos, aparte de ciertos empresarios y otros políticos, te sobran dedos de la mano. El chanta cotidiano ni siquiera es chanta, es prácticamente un mentiroso pintoresco nomás.

El chanta es parte de nuestra idiosincrasia.
-Claro. Si tiene la mejor historia, la exagera, la caricaturiza, y la chanturrea. Pero nadie lo cree del todo y el otro sabe que nadie le está comprando el cien por ciento. Y así, como amigos que somos, nos creemos nuestras propias mentiras.

¿Y en Chile que es lo más chanta?
-Lo más chanta de Chile son las AFP. Una especie de sistema que, supuestamente, nace para salvaguardar la vejez, la jubilación, el futuro de las personas y finalmente lo único que hace es obligarte a participar de un sistema que a todas luces no favorece a nadie. En buen chileno, es meterte el pico en el ojo care palo.

Todos somos medios chantas. ¿Cuáles son tus frases chantas pa quedar bien?
-En todo este baile de máscara que es la vida, claramente, a veces tenemos que ser un poquito más amable de lo que quisiéramos con el resto y, claro, yo creo que, por lo menos, una vez al día decimos alguna frase chanta. El tema central es que todos tenemos algo de chanta en la vida, y como The Clinic ha sido tildado varias veces de lo mismo, me siento en confianza, ja, ja, ja.

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