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Opinión

5 de Marzo de 2017

Carlos Peña y los negocios de Piñera en Exalmar y Dominga: “Es la promiscuidad que él encarna”

"Se configuran así, con la perfección de un ejemplo de manual, las condiciones que hacen a un conflicto de intereses: un mismo sujeto en condiciones de favorecer sus propios intereses sacrificando el interés común o de privilegiar el interés común sacrificando sus intereses. No es una específica conducta la que merece el reproche, entonces, sino la condición doble que él, como sujeto, encarna", comentó el académico.

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Calificando como “incorrecta” la manera de defenderse tras la publicación de un comunicado llamado “Yo Acuso”, el columnista de El Mercurio Carlos Peña comentó el alcance de los casos Exalmar y Dominga sobre Sebastián Piñera.

“Porque el problema que él padece, y del que los casos Exalmar y Minera Dominga no son sino un ejemplo, es la promiscuidad que él encarna, y que se muestra renuente a sacudir de sí, entre el dinero y la política”, dijo en su clásica columna dominical.

El rector de la Universidad Diego Portales dice que a diferencia de lo que ocurre en el caso Penta o SQM, donde quien tiene el dinero está en un lugar y quien lo recibe en otro, “en Piñera ambas condiciones se reúnen en el mismo sujeto: una misma voluntad decide, o está en condiciones de decidir, el destino de sus negocios, y esa misma voluntad decide, o está en condiciones de decidir, los asuntos que atingen al interés común”.

“Se configuran así, con la perfección de un ejemplo de manual, las condiciones que hacen a un conflicto de intereses: un mismo sujeto en condiciones de favorecer sus propios intereses sacrificando el interés común o de privilegiar el interés común sacrificando sus intereses. No es una específica conducta la que merece el reproche, entonces, sino la condición doble que él, como sujeto, encarna”, comentó.

Para el abogado incluso “el caso de Piñera es más pedestre y carece de esa dignidad maquiaveliana, puesto que se reduce simplemente a que, una vez alcanzado el poder, él puede verse objetivamente expuesto a escoger entre su propio interés o el interés público”.

Además, el académico se refiere al “Yo Acuso” de Piñera que diciendo que “emplear ese famoso título (alguna vez también lo empleó Neruda en el Senado) indica, sin embargo, la disociación a la que se ve obligado el ex Presidente por la condición promiscua que su propia subjetividad posee: una de las dimensiones de su personalidad, la de político, defendiendo a la otra, la del empresario”.

“Pero el sujeto que enuncia ese Yo acuso, viéndose a sí mismo a la vez como Zola y como Dreyfus, dos sujetos en uno, es la mejor prueba, el reconocimiento más elocuente de la condición que exhibe Piñera, y que es la causa de casi todos sus tropiezos, anhelar ser y, sobre todo, desear porfiadamente seguir siendo, político y a la vez empresario”, señaló.

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