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Cultura

22 de Noviembre de 2017

Monumental epistolario redescubre a un Unamuno antimilitarista y anticolonial

Miguel de Unamuno conjugó su actividad academia y literaria con una afición desmedida a la epístola: escribió miles de cartas que delatan el genio de su pensamiento, además de un exacerbado espíritu crítico como cuando se declaró antimilitarista y anticolonial durante la crisis del 98. Ambos rasgos constan en una veintena de misivas dirigidas a […]

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Miguel de Unamuno conjugó su actividad academia y literaria con una afición desmedida a la epístola: escribió miles de cartas que delatan el genio de su pensamiento, además de un exacerbado espíritu crítico como cuando se declaró antimilitarista y anticolonial durante la crisis del 98.

Ambos rasgos constan en una veintena de misivas dirigidas a Francisco Fernández Villegas, director del diario La Época, incluidas en el primero de los ocho volúmenes, presentado hoy en Salamanca (centro-oeste), del monumental epistolario catalogado durante los últimos años por la pareja de hispanistas y profesores franceses Colette y Jean-Claude Rabaté.

“Merecemos perder las colonias más que por crueles (que lo somos) por imbéciles y soberbios”, escribe Unamuno en 1895 a su amigo el filólogo Pedro Múgica en otro mensaje incluido en este volumen inaugural, comprendido entre 1880 y 1899, la etapa de formación y madurez intelectual del pensador, entre los 16 y 35 años de edad.

Clarín, Galdós, Rubén Darío, Giner de los Ríos, Joaquín Costa y Ángel Ganivet son algunos de sus corresponsales en ese periodo, lo que da idea del espectro literario e intelectual en el que se movía el autor de “San Manuel Bueno, mártir”, desde literatos consagrados, hasta próceres del Regeneracionismo.

Más de mil páginas sitúan al lector ante el perfil del Unamuno pensador, político, enamorado, hombre y ciudadano preocupado por el devenir del país, de su ciudad, de la educación y la cultura.

La Universidad de Salamanca ha editado el primero de los ocho volúmenes que formarán esta colección ideada por el matrimonio de hispanistas y profesores franceses Colette y Jean-Claude Rabaté, titulado “Miguel de Unamuno. Epistolario”, y que ha sido publicado “con rigor y paciencia”, afirmó Colette Rabaté.

“Es una joya, capaz de competir con las mejores colecciones de La Sorbona, con la que se romperán tópicos de un Miguel de Unamuno tumbado en la cama”, agregó el otro recopilador, Jean-Claude Rabaté.

Este tomo es, en esencia, un “resumen de la historia de España”, en el que se puede contemplar y unir las dos facetas de quien fue el rector más joven de la Universidad de Salamanca, “la del hombre público y la del privado”.

Por un lado la de aquel pensador que escribía sobre la Guerra Mundial, la guerra carlista o la guerra civil o la del “hombre enamorado que no pasaba un día sin escribir a su Concha”, la mujer con la que se casaría, relató Jean-Claude.

“Para excitarme a pensar cosa pública necesito comunicarme; pienso en voz alta; de mis cartas privadas salen artículos; mis mejores frases publicas se me han ocurrido, de pronto, en conversación o en correspondencias privadas”, escribió Miguel de Unamuno a Luis López Ballesteros y Torres un 4 de julio de 1919.

Como esta, otras sesenta cartas inéditas recuerdan su ‘epistolomanía’, como él mismo denominaba a su afán por escribir cartas, una forma de “dirigirse a un sujeto ausente, por lo general múltiple y polifacético, más o menos próximo, para abordar temas íntimos o prosaicos, graves o ligeros, polémicos o consensuales, por obligación o libre elección”, según consta en la introducción.

En todas ellas se descubre a un hombre dinámico, como explicó Jean-Claude Rabaté, a un “joven enamorado, rendido al amor”, que incluso se vale de pseudónimos “para escribir a su Concha”, a un hombre gimnasta “preocupado por su salud”, y que incluso “pregunta y se preocupa por el ensanche de Bilbao” o por la situación de Salamanca.

En el caso de Rubén Darío, Unamuno le reprocha “complicaciones modernistas” o “sensualidades cerebrales” en sus textos, aunque en otra carta de 1899 le elogia la “seriedad, la verdadera y honda seriedad, el esfuerzo por renovarse de continuo”.

Una parte de estas cartas ya protagonizaron una exposición en la Biblioteca Nacional de España hace dos años, pero ahora llega esta recopilación más extensa, que permite ahondar en la parte “más inteligente” y “más íntegra” de Unamuno.

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