Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

24 de Enero de 2018

Columna de Rodrigo Rojas Bollo: La ofrenda de Parra

Voy & vuelvo, uno de sus artefactos más conocidos, no es un chiste, es más bien una advertencia para que le guardemos su asiento en la mesa. Ahí está, esa es mi ofrenda. Nicanor, una bolsa de té Lipton amarilla, una cañita de tinto, tu silla. Te espero para seguir conversando.

Rodrigo Rojas Bollo
Rodrigo Rojas Bollo
Por

Estoy en problemas, se ha muerto Nicanor Parra y no tengo palabras a la altura de esta ocasión. Una vez que cruzó el umbral de los cien años supuse que sería eterno. Quizás no me equivoque. Su obra es un aparato complejo que sigue desafiando a la autoridad que proviene de la academia, de la tradición literaria y de la política. Las desafía, pero al mismo tiempo se nutre de ellas.

No tengo palabras a la altura de su ingenio, pero tampoco las tengo porque él mismo trató tantas veces a la muerte. Lo hacía en conversaciones, en poemas, en artefactos. Pero yo ahora busco algo que decir sobre un amigo. La barra está muy alta. Por ejemplo, en el año 2003 la noticia de la muerte de Bolaño por una insuficiencia hepática descolocó a Nicanor Parra. Lo que recuerdo no es su pena, sino cuán rápido se puso en acción, sintetizando magistralmente lo que sentía en un artefacto: la revista Paula abierta de par en par, un reportaje con fotos a toda página de Bolaño y abajo un cartel manuscrito que decía “le debemos un hígado a Bolaño.” No se sintió satisfecho con el resultado y continuó hasta llegar a otro texto para las mismas fotos. Esta vez el cartelito llevaba una cita de Shakespeare, “Good night sweet Prince/ and flights of angels sing thee to thy rest”, que son las palabras que Horacio pronuncia cuando su gran amigo, el príncipe Hamlet, muere en sus brazos. Esa es la versión definitiva del artefacto, un texto en inglés isabelino, con el prestigio canónico de Shakespeare, algo que quizás uno no se lo espera del Parra iconoclasta, pero este no era el momento para romper íconos, se trataba de mostrar admiración y también ternura por Bolaño. Ahora es Nicanor quien debe recibir una ofrenda y no encuentro el tono adecuado. Busqué en Lear, pero el rey viejo aúlla de dolor por la muerte de su hija. Aquí no está esa desolación. Parra mismo se encargó de hacernos esperar su retorno. Voy & vuelvo, uno de sus artefactos más conocidos, no es un chiste, es más bien una advertencia para que le guardemos su asiento en la mesa. Ahí está, esa es mi ofrenda. Nicanor, una bolsa de té Lipton amarilla, una cañita de tinto, tu silla. Te espero para seguir conversando.

*Coordinador general Cátedra Abierta UDP en homenaje a Roberto Bolaño.

Notas relacionadas