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Opinión

17 de Mayo de 2018

Columna: El Secuestro de la Tolerancia

La derecha es bastante hábil, no lo podemos negar. Si hacemos una revisión discursiva de la historia reciente, han sido capaces de instalar sistemáticamente elementos en el debate público que hacen, por lo menos, dudar frente a sus argumentos disfrazados de sentido común, pero que esconden discursos de odio especialmente hacia grupos excluidos, y que se alejan del ideario que Jaime Guzmán tristemente nos heredó sobre las mujeres, la familia y sexualidad.

Javier Fernández y Rolando Suárez
Javier Fernández y Rolando Suárez
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*Por Javier Fernández y Rolando Suárez, Frente de Diversidad Sexual, Revolución Democrática.

Un grupo de estudiantes gremialistas de una universidad de la cota mil, desplegó hace un par de semanas un lienzo que hacía alusión a la “Intolerancia de la Izquierda”, ante la oposición del Centro de Alumnos a una charla de José Antonio Kast, el mismo que también se ha valido del argumento de la tolerancia para justificar su gira nacional pregonando no solo su visión cavernaria respecto de la economía, sino que en definitiva, instalando un llamado a rechazar lo que según su visión es antinatural (incluidos los derechos humanos).

La derecha es bastante hábil, no lo podemos negar. Si hacemos una revisión discursiva de la historia reciente, han sido capaces de instalar sistemáticamente elementos en el debate público que hacen, por lo menos, dudar frente a sus argumentos disfrazados de sentido común, pero que esconden discursos de odio especialmente hacia grupos excluidos, y que se alejan del ideario que Jaime Guzmán tristemente nos heredó sobre las mujeres, la familia y sexualidad.

El término relativamente nuevo “pinkwashing”, hace alusión a una serie de maniobras políticas y de marketing que están dirigidas a la promoción de la diversidad sexual, con el objetivo de ser percibidos como progresistas, modernos y tolerantes. Esto está ocurriendo hoy y en nuestro país, esta derecha “progresista”, sin  embargo, desconoce la interseccionalidad de las realidades a las que día a día la población LGBTI+ atraviesa, porque claro, no es lo mismo ser un hombre homosexual de clase alta que ser un hombre homosexual pobre, o peor aún, ser una mujer, lesbiana, homosexual, pobre y mapuche. Por más tolerante que la derecha se muestra, y por más que intenten hacer hegemonía a costa de un valor como la tolerancia, somos muchas y muchos más quienes saben que esta estrategia no tendrá frutos.

En días en que conmemoramos la despatologización de la homosexualidad, y reafirmamos nuestros compromiso por construir un país donde la transfobia y la homofobia no tengan cabida, también nos declaramos en alerta. En alerta, vigilantes y activos, no para rebatir a los sectores conservadores, sino que para salir a todos los espacios a cambiar y mostrar que Chile es un país mejor cuando nos aceptamos en nuestras legítimas diferencias, que el diálogo es nuestra vía de construcción y que la democracia es nuestro principio rector.

La derecha nos secuestró la democracia por largos 17 años, y no vamos a dejar que sus consignas violentas nos resten del acceso pleno a los derechos que se nos adeudan a quienes nos identificamos como personas LGBTI+. Ya no es un “por favor”, ya no les creemos ni nos engañan con su falsa tolerancia, la paciencia se nos agotó y la arremetida va a venir desde el Congreso, desde las escuelas, universidades y desde las calles. Desde la izquierda, asumimos el desafío de arrebatarle el discurso de la tolerancia a la derecha y transformarlo en democracia.

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