A propósito de la igualdad de género, los medios, en general, llevan a título el fenómeno llamándolo “Ola feminista”. Ya se han visto tomas en Ues convocadas por mujeres y la semana anterior hubo una marcha en la que un opinólogo de la plaza se metió en una camisa de once varas cuando habló de […]
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A propósito de la igualdad de género, los medios, en general, llevan a título el fenómeno llamándolo “Ola feminista”. Ya se han visto tomas en Ues convocadas por mujeres y la semana anterior hubo una marcha en la que un opinólogo de la plaza se metió en una camisa de once varas cuando habló de los pechos de las mujeres. Citando, o más bien, comparándolos con ls turgencia gala.
En ese afán, el abogado Axel Kaiser, reconocido defensor del ultra liberalismo y opositor férreo de la igualdad, escribe una carta en El Mercurio en la que ingresa al debate. La titula “¿Sociedad más inclusiva?”.
Kaiser pone 10 puntos sobre la mesa y afirma que “éstas son algunas ideas planteadas por ciertas minorías y grupos feministas en otros países con el fin de superar de una vez la, en su visión, intolerable sociedad machista, racista, abusiva y patriarcal que los humilla a escala masiva y sistemática. Varias de estas ideas ya se están implementando total o parcialmente y algunas ya se están insinuando en Chile”.
Dentro de éstas, por ejemplo, dice que se propone “dejar de enseñar a Platón, Aristóteles y en general a los filósofos de la Antigüedad y a pensadores como Nietzsche, Schopenhauer, Kant y casi todo el canon de estudios filosóficos por reforzar una cultura patriarcal occidental y una educación sexista y racista”.
También “prohibir y censurar obras literarias y artísticas que objetivicen y sometan a la mujer, incluyendo a autores como Pablo Neruda, confeso de haber asaltado sexualmente a una muchacha”.
“Prohibición de la pornografía y de toda manifestación comercial o publicitaria en que la mujer se objetivice, aunque lo haga voluntariamente, por ser víctimas de la falsa conciencia patriarcal”, agrega.
En el último punto se lee que “desarrollo de una cultura de despido y condena social de cualquier persona que manifieste abierta discrepancia con la visión de grupos feministas radicales y de minorías que se consideran victimizadas”.