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Nacional

10 de Agosto de 2018

La revolución javierina contra el acoso en el Liceo N°1

El 13 de junio la alumna Bárbara Riveros subió una historia a su cuenta de Instagram. En el video denunciaba al profesor y directivo del Liceo 1, Álvaro Pérez Canto, de ser un acosador sexual. Tras esto, son varios los testimonios que han salido a la luz, revelando prácticas irregulares dentro del establecimiento y de su directiva. “Esto ya no se puede aguantar más”, dice una de las denunciantes, en exclusiva con The Clinic.

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Por Sergio Vargas
*Constanza Iriarte contribuyó a la realización de este reportaje.

La mañana del miércoles 13 de junio de este año, Bárbara Riveros, alumna del IV° E del Liceo Nº1 Javiera Carrera, subió una historia de instagram. En el registro, la joven denunciaba a través de insultos e improperios a Álvaro Pérez Canto, subdirector de convivencia y profesor de historia del Liceo, como un acosador sexual.

Tras esto, la directiva encabezada por Inés Aqueveque, optó por investigar a Bárbara ya que había “injuriado y calumniado a miembro de la comunidad educativa por redes sociales”, como señala un documento entregado por inspectoría general a Riveros.

Debido a que el liceo se encontraba en toma, la alumna fue citada a presentar un descargo frente a las autoridades de su Liceo en las dependencias de la Dirección de Educación Metropolitana (DEM). Allí, Riveros detalló los argumentos de su defensa, el cual incluía otro testimonio en contra de Pérez Canto.

Según lo relatado por O.M en el descargo, en el año 2016 su curso –por entonces el II° H- intentó hacer una denuncia en contra del “Bonachón”, como se le decía coloquialmente a Pérez Canto, debido a sus conductas inapropiadas y lascivas hacia sus estudiantes.

Algunos días después, Bárbara fue nuevamente citada a la DEM. “La directora e inspectora me informaron que estaba expulsada por tratos vejatorios y ofensivos hacia el profesor. Me dijeron que yo lo había dañado psicológicamente. Quedé en shock, ¿Cómo me estaban sancionando si yo había entregado un testimonio?”, se pregunta hoy Bárbara.

“Álvaro Pérez Canto fue mi profesor en séptimo básico, un docente que no se cohibía a la hora de lanzar miradas a las piernas de mis compañeras o hacer comentarios sobre la ropa interior que éstas usaban”, fue parte del testimonio de O.M que Riveros incluyó en sus descargos.

La declaración de O.M continúa: “Junto a mis compañeras acudimos a inspectoría general buscando una solución, pero aquí sólo nos respondieron: ‘Tápense las piernas con el delantal’”.

En ese entonces, las alumnas consideraron que la respuesta de la inspectoría general era insuficiente. Al darse por enterada de dicha discusión, la propia Aqueveque habría acudido a la sala de las alumnas en compañía de Pérez Canto, preguntando al curso completo que “cúal era el problema que tenían con él”.

La denuncia se estancó ahí.

El “Bonachón”

Desde su llegada a las aulas del Liceo 1, las exalumnas entrevistadas recuerdan “conductas inadecuadas” por parte de Pérez Canto. Marcela Abedrapo, hoy concejala de La Florida, ingresó en octavo básico al Liceo 1, enb 1996, el mismo año que Pérez Canto -apodado “bonachón”- llegó a enseñar historia.

“Una clase nos asustó particularmente. Hacía y borraba la misma línea de tiempo. Nunca había visto antes a una persona drogada o con alcohol en esos niveles. Nosotras con 13 años estábamos asustadas”, recuerda.

¿Cómo operaba Álvaro Pérez Canto? Según explican fuentes consultadas para este reportaje, el Bonachón “entraba con la política”. Margarita Muñoz, exalumna del Liceo 1, recuerda cómo el profesor se involucraba en instancias estudiantiles como el TRICEL y en organizaciones políticas.

“Según nosotras el profe era de derecha y nosotras de izquierda, en torno a esto se creó como una atmósfera de chacoteo constante”, describe.

La política y la ingenuidad

No tardó mucho tiempo en expandirse el rumor del profesor nuevo. “Lo comentamos con las inspectoras, con el resto de nuestras compañeras y con profesores. Nos dimos cuentas que era común que Pérez Canto llegara con algún tipo de consumo y piropeara a cualquier chiquilla en el colegio”.

Han pasado varios años y de primera impresión las alumnas califican a Pérez Canto como alguien cercano, que incluso atravesaba el perímetro del colegio para seguir contactando con estudiantes. “Comenzaron los mensajes por WhatsApp, primero de forma muy amigable, preguntando sólo sobre los quehaceres del cargo dentro del TRICEL, luego las conversaciones subieron de tono, se hacía el amistoso, me decía que deberíamos ir a comer pizza algún día, salir o qué sé yo cuánta tontería”, cuenta Ana, una exalumna que prefirió cambiar su nombre para resguardar su identidad.

Ana, tenía 17 años. Hoy, adulta, reconoce su ingenuidad y su condición emocional vulnerable debido a problemas familiares. La relación con el profesor fue tomando otro tono, Ana nunca había tenido novio o algún tipo de acercamiento sexual con algún hombre hasta que “luego de mensajes de coqueteo, un día nos hallamos solos en cierto lugar encerrados, me dio unos besos, me tocó el cuerpo… me invitó inclusive a su departamento”, recuerda.

Margarita Muñoz, amiga de Ana, conoció de cerca el episodio. “Un día llega mi amiga y me dice: estuve con el profe y me tocó las pechugas y el poto”, dice.

Luego de este hecho la relación se sostuvo durante un tiempo con Ana por medio de mensajes hasta que un día la actitud del “Bonachón” cambió. “Me empezó a ignorar y me enteré que estaba con otra alumna, la cual incluso iba a su departamento. Claramente esto era un juego para él”, recuerda Ana. Margarita aporta aspectos de la personalidad de Pérez Canto: “el profe siempre fue coqueto, se notaba con todas era así, juguetón. En esos tiempos como que no cachábamos, no vimos malas intenciones”.

Las consecuencias de los abusos de poder al interior del Liceo 1 han tenido múltiples repercusiones, en este caso, el “Bonachón” provocó un sentimiento de culpa en Ana. “Durante mucho tiempo me culpé por lo sucedido, me sentía mal, usada, tonta y patética. Hace muy poco comprendí que no es así, que de una u otra forma fui víctima como cuántas más. Porque ¿qué clase de profesor hace eso’”, se pregunta Ana.

Las niñas del Liceo

J. P.M, tiene 16 años y es ex alumna del Liceo 1. Ella tenía una relación de amistad con F.F (16), otra alumna del recinto. Según cuenta J.P.M, su amiga siguió el patrón de otras chicas que habían tenido contacto íntimo con Pérez Canto. “Ella se metió a TRICEL en el Liceo cuando él era profesor asesor del TRICEL, y un día me dijo que se habían quedado los dos solos y que se habían dado un beso”, relata.

En un comienzo, J.P.M creía que su amiga solo alardeaba, pero cada vez sus relatos se hacían más verídicos. “Una vez íbamos caminando por Providencia y me mostró cual era el edificio en el que vivía el profesor, porque ahí se juntaban, ahí tenían sus encuentros sexuales”, recuerda.

J.P.M no soportó el agobio de conocer la situación y decidió contarle todo a su madre, Victoria (47). La apoderada, al enterarse del caso optó por realizar una denuncia en PDI en conjunto con su hija. Tras realizar la denuncia, F.F fue a encarar a su amiga en el aula de clases. Ahí comenzó a insultarla por haber puesto en evidencia su relación con el profesor de historia.

Luego de que Aqueveque conociese que se había realizado la denuncia, citó a Victoria y a su hija a una reunión. En aquel encuentro les presentó unos pantallazos de una conversación de WhatsApp que supuestamente J.P.M habría tenido con el “Bonachón”.

“Yo hace tiempo que estoy enamorada de ti, antes que la F.F se metiera a TRICEL en octavo… Nunca quise meterme en nada de política , entonces a la vez sabía que jamás iba a poder acercarme un poco a ti. Al principio sentí celos de ella”, es lo que recuerda Victoria estaba incluido en el mensaje que la directora usó como “evidencia”.

Aqueveque aseguraba que la prueba era veraz.

La medida que tomó la dirección del liceo fue la suspensión académica de J.P.M. “Esa fue la última vez que entré al liceo”, recuerda.

Casos reiterados de acoso

Lo del “Bonachón” no fue un hecho aislado. La cultura piropera de acoso no fue difundida únicamente por este profesor, una lista abundante de nombres giran en torno al tema.

Hasta la fecha, ya son más de 150 denuncias publicadas en un fanpage de la comunidad estudiantil en facebook llamado “Me pasó en el liceo 1”, donde otros profesores hombres son mencionados por las estudiantes al pensar en acoso y acecho por parte de funcionarios del Liceo.

“Durante segundo medio (año 2011) tuve clases de física con R. y siempre debíamos taparnos las piernas para evitar que nos mirara indebidamente”, dice uno de los posteos.

Las autoridades y Bárbara

La forma con que la directiva administró el caso de Bárbara generó diversas reacciones. Por parte de las alumnas y apoderados las manifestaciones no se han hecho esperar: ya son varias las concentraciones que la comunidad estudiantil ha realizado hasta la fecha para exigir la reincorporación de Bárbara Riveros, la alumna expulsada en primera instancia. Además, la comunidad se ha manifestado para pedir la salida de Aqueveque y de los funcionarios que resulten estar relacionados con casos de acoso.

Por otra parte, los comunicados de las autoridades han sido confusos con respecto a la situación de Bárbara. El informe emitido por la Municipalidad de Santiago el 6 de agosto pasado, señala que la alumna “nunca habría sido expulsada”. En el mismo escrito, el municipio señaló que comenzarán una investigación sumaria contra el profesor acusado y la directora Aqueveque, debido a “no haber aplicado el protocolo ante estas situaciones”.

Desde Javierinas Dignas, grupo de estudiantes y apoderados del Liceo 1, desmienten al Municipio. “Es falso que Bárbara Riveros nunca fue expulsada, como han señalado las autoridades. La alumna fue investigada y sancionada por falta grave, gravísima, fállandose la expulsión y dándole la posibilidad de apelar a este fallo en un plazo de 15 días”, señalaron.

Actualmente Riveros continúa defendiendo su postura inicial. Ana, una de las denunciantes que se sumó en este reportaje, “esto ya no se puede aguantar más”. The Clinic intentó comunicarse con la directiva del Liceo. Tras varios días de insistencia, no obtuvo respuesta.

“Ahora hablo por todas las que vienen, no quiero que sufran lo mismo, no quiero que se arrepientan toda la vida y se sientan utilizadas. No podemos aguantar más”, sentenció.

Aclaración y nota de la redacción:

Directora del Liceo 1 hace aclaración respecto a reportaje “La revolución javierina contra el acoso en el Liceo N°1”

Haciendo uso del derecho de réplica que consagra la ley de prensa reproducimos íntegramente la misiva que nos hizo llegar este jueves 23 de agosto, Inés Aqueveque Catalán, directora del Liceo, por el reportaje titulado “La revolución javierina contra el acoso en el Liceo N°1” publicada por este medio el pasado 10 de agosto.

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