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Cultura

31 de Octubre de 2018

Análisis al nuevo EP de Weichafe, titulado “Nacemos Libres”

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El Rock siempre ha tenido una relación contradictoria con la diversidad. En sus inicios, este se posicionó como una corriente musical libertaria, como la banda sonora, casi, de los grandes cambios culturales y sociales del mundo, incluyendo los movimientos por la liberación y la diversidad sexual. Sin embargo, la cultura patriarcal y falocéntrica que se fue construyendo alrededor de los cantantes rockeros; la lógica y estética de virilidad promovida por las tendencias más extremas del Rock, y también la ambigüedad de las figuras del Rock que mostraron cierta cercanía o simpatía por la diversidad pero sin nunca pronunciarse claramente, fueron caldo de cultivo para la intolerancia e incluso la homofobia dentro de un género que -contradictoriamente- proponía en sus inicios, lo opuesto Se generó de este modo un clima y episodios de rechazo a la diversidad dentro del Rock. Así lo contó Pedro Lemebel: “Cuando Ney Mattogrosso, la loca más fulgurante del gay carioca, inauguró el primer Rock in Río, pareció establecerse un precedente. La homosexualidad tenía un lugar en la estridencia musical, sobre todo aquí en América Latina, en el primer evento mundial de la música rockera después de Woodstock. Pero, al correr el espectáculo, las alas de murciélago en las orejas de Ney parecían no escuchar las pifias y gritos de desagrado de los heavy-metal, asqueados por la operática flauta de la bicha. Más de cabaret travesti que de rock concert. Más de Dama de las Camelias que de Jimmy Hendrix”.

El escritor chileno se dio tiempo también en aquella crónica para hablar de íconos como Mick Jagger, que mostraron simpatía hacia la diversidad pero sin llegar a definirse. “Mucho gesto, mucha caricatura, mucho desgaste del módulo andrógino en la superventa de su staff. Y al final, poco y nada de homosexual como discurso infractor en la música popular. Apenas chismes, cotorreos de farándulas, que se dice que, se habla de, se le vio en esa disco gay, aparece con un tipo raro en esa foto de la revista Caras. Mucho de propaganda, utilizando la máscara de la bisexualidad. Esa vieja, vieja trampa del mundo estelar también es un cliché, una apuesta de marketing, más allá que esta doble militancia sea verdadera”, escribió Lemebel.

Así las cosas, el Rock y en especial el metal y sus tendencias más extremas, no fueron acogedoras con la diversidad. El camino que recorrió una figura como Freddy Mercury, realmente, fue bastante solitario. Bien lo supo Roddy Bottum, el tecladista abiertamente homosexual de Faith No More, quién salió del closet en 1993, generando toda una polémica en el medio rockero en esos años. “Fue una época difícil, un tiempo incómodo. Al mismo tiempo era un momento… ¿cómo decirlo?… torpe para la cultura gay de aquel entonces. Si tuviera que salir del clóset hoy, lo haría diferente. Ahora es tan fácil ser gay. En aquel entonces lo que más te torturaba si pensabas en el momento de salir del clóset era que si decías que eras gay, tu futuro podría verse estropeado o algo así” contó Roddy a una entrevista.

Rob Halford, el cantante de la banda metalera Judast Priest, también gay, confirma lo mismo. “En esa época todavía había muchos descerebrados. Nos seguían en nuestras giras e intentaban atacarnos. Pero decidí que iba a usar mi popularidad para defender las causas en las que creía. ¿Por qué yo iba a ser diferente a cualquier otro cantante heavy? ¿Por ser gay? Gracias a mi gesto, muchos homosexuales ‘metaleros’ empezaron a confiar en sí mismos”, dijo.

Me tomo el tiempo de compartir estas reflexiones de Lemebel, Roddy y Rob, para contextualizar, y subrayar el tremendo aporte que representa el reciente disco “Nacemos libres” del grupo Weichafe a la causa; un homenaje desde el Rock hacia la diversidad. Rompiendo todos los clichés y estigmas que han rodeado por años, como hemos dicho, al Rock y sus tendencias más duras, y acorde a los tiempos que corren, el trío nacional liderado por Angelo Pierattinni ofrece aquí un trabajo de alta factura y muy atingente, un disco cuya sola portada acerca de inmediato al oyente al homenaje que la banda ofrece en las cuatro canciones que integran este, su nuevo EP.

“Lo que se ve, no se pregunta”, fue la respuesta que el cantante mexicano Juan Gabriel le dio a un periodista que le preguntó por su homosexualidad. Cantante popular y querido en todo el continente e ícono de la lucha por el respeto a la diversidad, Juan Gabriel es homenajeado a través del tema “Así fue” por Weichafe, en una versión que incluye poderosas guitarras eléctricas mezcladas con sutiles guitarras acústicas en las estrofas y coros del tema; arreglos que aproximan esta versión al también valioso ejercicio que varios años atrás hizo Ataque 77 al recrear diversas melodías de la balada latina, pero en clave punk rock. Clásicos que emocionan a cualquiera – incluso al más rockero de los rockeros- y versiones que la comunidad gay y militante ha recibido también con buena aceptación.
“La de Weichafe es la más hermosa, eléctrica e intensa versión de Así fue, emblemática canción de nuestro querido e inolvidable Juan Gabriel. Muchas gracias a Weichafe que suma acordes a nuestra lucha, por un espacio propio bajo el sol”, dijo Victor Hugo Robles, el Che de los Gays.

“Nacemos libres”, el tema propio de de la banda en este EP, está armado en base a una rítmica folklórica, e integra también guitarras eléctricas y voces desgarradas, defendiendo el derecho a vivir en un mundo sin prejuicios. Participa en este tema el músico chileno- norteamericano Alain Johannes.

“Quién es el ganador”, la versión de la banda para el clásico “The Winner takes it all”, de ABBA, es un momento altísimo del disco pues recrea una pieza definitivamente pop y bailable, quizás la más alejada del universo rockero de este EP, como una forma de decir, “también somos esto: emoción, fragilidad, llanto, baile”. La versión de Estrechez de Corazón, de Los Prisioneros, tema que ya Weichafe venía tocando tiempo atrás (recordemos la sesión de la banda para la radio futuro, del año 2015, donde Weichafe ya estrenó el tema), es también un acierto, pues homenajea a un disco injustamente criticado en su momento, por su carácter pop y bailable, pero que hoy encuentra su reivindicación en gestos como este.

Weichafe da un paso potente y certero con este disco, ofreciendo un homenaje sincero y potente a la diversidad, a la sensibilidad, a ese lado femenino que indudablemente hasta el más macho de los rockeros, tiene, -porque todos los tenemos-; el disco y el homenaje resulta, entonces, doblemente valioso y valiente al venir, justamente, desde el mundo de las guitarras eléctricas.

Contaba Lemebel sobre el rechazo a Ney Matogrosso en Rock en Rio y es que la discriminación ha existido siempre en nuestro continente incluso en Brasil. Eso explica, culturalmente, lo inexplicable: el preocupante triunfo del recién electo y homófobo candidato Bolsonaro. Esta lamentable coyuntura brasilera, le da, sin embargo, da más valor a trabajos como este, que levantan con fuerza en este momento, la bandera del respeto y del derecho a la libertad, a esa libertad con la que todos nacemos pero que luego perdemos. “Los sistemas y estructuras sociales del mundo muy poco tienen de libres”, dijo la banda hace poco. “Hay escasa libertad real. Vivimos bajo una esclavitud solapada, pero si asociamos a un bebé a la expresión más pura y libre del ser humano, si que nacemos libres”.

Cristóbal González

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