Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

2 de Septiembre de 2019

¿Capitalismo o Naturaleza?… dedicado a los tres grandes líderes del Lado Oscuro de la Fuerza: Trump, Bolsonaro, Salvini y alguno otro más…

EFE

El Capitalismo hacendal es militarizado, esto es, odiamos lo que tememos, luego, en el fondo, nos odiamos a NosOtros mismos en tanto que Otro (a todas las formas de migración se les odia porque se les teme). Y ahí mismo en ese temer/odiar toma su fuerza el Capitalismo hoy en día. Y se hace eminentemente viral, tan tóxico y radicalmente letal.

Ricardo Espinoza Lolas
Ricardo Espinoza Lolas
Por

Si Ud. amable lector piensa o cree que lo que está pasando en el planeta es normal o, casi normal, o, un mero desajuste climático momentáneo; el cual al parecer está cambiando nuestro ecosistema conocido que habitamos, pero que luego volverá a ser ajustado en un bello equilibrio por alguna mano divina o científica o política o superhéroe de Marvel, si Ud. es de esos lectores, repito, lectores de buena fe, me da la impresión que está equivocado rotundamente. Y esa equivocación no es menor, porque a pesar de pecar de ingenuidad ideológica, el problema se vuelve grave cuando son cientos, miles, millones que son y respiran de esa “equivocación” (y ahora esta palabra la coloco entre comillas). Es una “equivocación” contagiosa, como el carácter de “rinoceronte” de Ionesco (carácter totalitario, para no decir fascista); y además, perversa (sin ética alguna) y suicida (autodestructiva).

¿Qué hay detrás de los millones que votan, por ejemplo, por Bolsonaro en Brasil? ¿Cuáles son las lógicas que estructuran a ese votante que sabe que vota por un candidato que ha dicho explícitamente cosas atroces para el tejido socio-histórico brasileño? ¿Por qué votan por lo “peor”? ¿Votan para que no vuelva Lula o uno de sus “herederos políticos” y que el PT no vuelva al poder nunca más? No me creo para nada que esta sea la razón y menos que “no sabían” lo que hacían cuando votaban a Bolsonaro. Está claro que votaron a Trump, a Salvini y a Bolsonaro, aunque después nadie muy sensato lo reconozca en USA, en Italia o Brasil respectivamente. Y no lo reconocen porque les da vergüenza hacerlo, porque el nivel de estupideces y barbarie que realizan a diario estos tres líderes mundiales en Sudamérica, en Europa, en Norteamérica es digno para un film de Welles (o Ciudadano Kane o Mister Arkadin).

Lo que hay detrás de esos votantes, que además hoy con ese voto sostienen, por ejemplo, la destrución del planeta en distintos niveles, es algo así como lo que llamo en mi nuevo libro -NosOtros. Manual para disolver el Capitalismo (Morata, Madrid, 2019)- el Mandato del: ¡Teme! Hoy tememos, pero a qué tememos. Yo diría que a casi todo, esto es, a la mujer, al gay, a la lesbiana, al trans, al mapuche, al pobre, el oscuro de piel, al muy claro de piel, al rojo de piel, a los comunistas, a los leninistas, a los marxistas, a los populistas, a los diferentes, a los libre pensadores, a los creativos, a los que se resisten a distribuir y producir capital, a los alternativos, a los orientales, a los del Sur, a los del Norte, a los campesinos, a los veganos, a los ambientalistas, a los soñadores, a los artistas, a los que no quieren reproducir neurótica y mecánicamente el Capitalismo ideológico imperante, lo que llamo Capitalismo hacendal militarizado chapuza. En definitiva, se teme la diferencia en todas sus formas, se teme a todo lo otro, al Otro que somos nosotros mismos; se teme a cada uno de NosOtros; nos tememos en lo más radical de cada uno, porque nuestro propio inconsciente, como ya lo dijo Aristóteles en la Antigüedad y repite Lacan en el siglo XX, es político.

Ese temor político nos ideologiza, en neustras ciudades, en el Capitalismo actual para poder incluso ir contra nuestros valores, pero por el bien del mandato ¡Teme! se realiza la traición. Nos traicionamos a NosOtros mismos. En ese temer capitalista ideologizado, que siempre está, obviamente, teñido de odio bajo una lógica de amigo/enemigo, somos, vivimos y existimos. El Capitalismo hacendal es militarizado, esto es, odiamos lo que tememos, luego, en el fondo, nos odiamos a NosOtros mismos en tanto que Otro (a todas las formas de migración se les odia porque se les teme). Y ahí mismo en ese temer/odiar toma su fuerza el Capitalismo hoy en día. Y se hace eminentemente viral, tan tóxico y radicalmente letal.  Y de ahí estamos a un paso para votar por un Trump, un Bolsonaro, un Salvini; y aquí en Chile por un Kast.

Dentro de ese mandato presente del ¡Teme! vivimos día a día tratando de emprender (así buscamos asegurarnos económicamente en el futuro) y allí gozamos (sentimos un placer por lo que somos, es nuestro pasado). Se goza y se emprende en este odio actual. Y ese temer nos hace ver distorsiones, fantasmas que nos acechan por todas partes; estamos rodeados de todo tipo de postverdad; cualquiera dice y habla lo que quiere, no solamente Patricia Maldonado sino el mismo presidente del país más poderoso e imperial del planeta como USA hace y dice lo que quiere. Lo trágico deviene farsa en estos tiempos. El Capitalismo es mera chapuza, por eso tenemos y votamos a esos líderes. Además, por ejemplo, no solamente en Chile sino en varias partes la socialdemocracia usa el significante “populista” para producir en la comunidad la alerta que hay un enemigo horroroso ahí viviendo al lado nuestro, y ese enemigo que se le identifica hay que temerle luego odiarle, porque nos quita la seguridad propia. Ese “populista” atenta contra nuestra seguridad vital, social, política. Y en este miedo constante al que estamos sometidos por todos los medios de comunicación viene el Estado a salvarnos. El Estado-nación capitalista totalitario nos va asegurar contra todo tipo de “populista” que nos cause temor. Y esas lógicas son las que están detrás de las catástrofes actuales; ya la destrucción de Valparaíso en Chile que se cae a pedazos, ya el Amazonas en Brasil que se quema hoy ante nuestros ojos atónitos. El Capitalismo se lo lleva todo y hoy ante nuestra mirada; y a veces mirada cómplice porque nos hemos “equivocado” con nuestro voto democrático. Hemos votado a Trump, a Bolsonaro, a Salvini.

Pues no se trata de incendios sino de capitalismo, como lo expliqué en detalle en mi libro Capitalismo y empresa. Hacia una Revolución del NosOtros (Libros Pascal, Santiago, 2018); todas las catástrofes y, en especial, los incendios generan gran valor de cambio: clave para dar vida eterna al Capitalismo. Lo que amenaza al Amazonas no es el fuego sino las lógicas capitalistas que están detrás de todo esto, de nosotros mismos (esas lógicas en décadas devastaron a Valparaíso; lo saquearon). Cuando en Brasil no voten a un Bolsonaro millones de brasileños, junto a los millones que no fueron a votar, y estén dispuestos a votar por un candidato ecológico que exprese el deseo y la racionalidad de los brasileños en medio del verdor de su país, recién “ahí”, en ese instante, podemos con múltiples medidas, entre ellas subida de impuestos, preocuparnos entre todos no solamente por el Amazonas, sino de cómo se distribuye y produce el capital en Brasil y en su entorno americano y planetario (eso fue lo que pasó en Valparaíso cuando por fin se votó a esta actual alcaldía; la ciudadanía quiso cambiar el “destino de miseria” del puerto).

Y así se puede detener la estupidez de autodestruirnos, pero lo mismo en USA y que sus votantes estén dispuestos a no votar por un Trump, sino por un líder que quiere respetar y, además, hacer respetar los acuerdos mundiales en protección del planeta; y en Italia no salga un Salvini y estén los italianos dispuestos a velar por su Mediterráneo de verdad, esto es, en y por el Otro (de esos migrantes que lo navegan). Al parecer estamos viviendo en los últimos tiempos de la naturaleza, de nosotros mismos como animales humanos (no olvidemos, somos “trozos de naturaleza”); como dice el Poeta Hölderlin: “Amigos, en efecto, hemos llegado demasiado tarde”. ¿Hemos llegado tarde al parecer porque es imposible superar la escisión nihilista, y que aumenta, de la destrucción capitalista en la que vivimos? De lo que se trata hoy es de disolver al capitalista que habita en nosotros mismos para que acontezca una Revolución del NosOtros. Y allí el Amazonas tendrá una oportunidad, como lo tiene hoy Valparaíso, porque el Otro que somos NosOtros ha llegado a realizar el Sentido terrícola natural de los animales humanos, es decir, ser plano de inmanencia que teje lo socio-histórico planetario. Y así nos dejaremos de creer el padre protector divino salvador de la naturaleza, con esa lógica capitalista patriarcal llegamos tarde a NosOtros mismos y el Capitalismo ganaría su juego final, pero creo que no lo ganará y está en NosOtros abrir las nuevas lógicas del mundo.

*Ricardo Espinoza Lolas, Catedrático de Historia de la Filosofía Contemporánea, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Notas relacionadas