Utilero de la Roja en picada contra el Cóndor Rojas: “Nunca se ha abierto a pedirme disculpas”

Este 3 de septiembre se cumplen 30 años del Maracanazo, uno de los episodios más oscuros en la historia del deporte chileno.

En este marco, sacó la voz el utilero que fue sancionado por la FIFA, acusado de formar parte de la cofradía que ejecutó el fraude: Nelson Maldonado de 83 años.

En conversación con La Tercera, el retirado ayudante confiesa que “pienso que pude haber tenido un mejor pasar ayudando a la selección de mi país y no pude seguir haciéndolo por algo en que no tuve nada que ver“.

“Ni siquiera vi el partido, porque estuve en el camarín todo el tiempo, pero había que involucrarme de alguna forma”, agrega.

Según Maldonado, “me culparon de que se perdió un polerón de Roberto (Rojas) y también los guantes, pero ese polerón se lo regaló a Hisis y Vera para el arquero del Creta, y los guantes él los fue a buscar a los ocho días de que esto pasó. Yo no siquiera vi esos guantes, ahí quedaron hasta que vino él a buscarlos. El único acercamiento al tema fue que cuando se iba, me da un golpecito en la cabeza con los guantes y me dice: ‘Negrito, con estos me hice famoso’“.

Sobre su relación con el Cóndor, asegura que “nos hemos encontrado varias veces, pero nunca hemos tocado este tema. Es como quien ni él ni yo quisiéramos caer en palabras, porque él tampoco se ha abierto a pedirme disculpas“.

“Yo no tenía nada que ver con esto, pero como el hilo se corta por lo más delgado, me tocó no más. Estoy seguro de que todos esos jueces que nos castigaron sabían que no tenía nada que ver, pero había que cagarse a alguien y fui yo“, concluyó.

Maldonado relata que un día Rojas le confesó la verdad: “Días después lo acompañé al Sifup, porque nos seguimos juntando después de esto. Íbamos caminando por el Paseo Ahumada y la gente lo paraba para preguntarle cosas, algunos a favor y otros en contra. Le dije: linda cagada que te mandaste. Debo haber sido el único que se lo dijo en la cara. Él me reconoció: ‘Está bien po, yo quería que fuéramos a Europa, que ganáramos plata’. Ahí me quedó claro que él estaba consciente de todo y que era el culpable directo. Me quedé callado”.