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31 de Octubre de 2019Revelan carta del ‘Comandante Ramiro’ que escribió en la cárcel: “Veo el desconcierto y el temor de las élites ante este nuevo escenario”
Mauricio Hernández Norambuena reflexionó acerca de las manifestaciones sociales en el país. Actualmente cumple dos condenas de 15 años en la Cárcel de Alta Seguridad por el asesinato de Jaime Guzmán.
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En una carta a la que tuvo acceso El Desconcierto, Mauricio Hernández Norambuena plasmó su reflexión del estallido social producido en Chile en las últimas semanas.
Conocido como el ‘Comandante Ramiro‘, Hernández cumple dos condenas de 15 años en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS) por el asesinato de Jaime Guzmán. En su escrito, envía un mensaje al pueblo chileno.
El exfrentista señaló: “La sorpresa y el asombro me roban las palabras, las empequeñecen las potentes imágenes de la protesta social, imágenes que despiertan diversas emociones y también reminiscencias de otras rebeldías y luchas, pero de un mismo sueño de justicia social”.
Respecto de las masivas protestas a lo largo del país, Hernández mencionó que para él es “gratificante” el poder “observar las calles de nuestro país tomadas con alegría y determinación, más aún frente a la represión hambrienta de mutilar o acaso de matar”.
En ese sentido, agregó: “Veo el desconcierto y el temor de las élites ante este nuevo escenario, un día desbordan humildad, otro empatía, y a diario consultan a sus intelectuales orgánicos para que descifren el panorama pero todo en vano hasta hoy, solo palos de ciego“. El ex FPMR responsabiliza a la dictadura de Pinochet, a la UDI y a la Concertación de la constitución de 1980, la cual aún rige. Ésta, en sus palabras, fortalece un “modelo neoliberal que reproduce la desigualdad“.
Sobre las instancias de cabildos abiertos y autoconvocados, el “Comandante Ramiro” lo calificó como “la sabiduría del pueblo ejerciendo su soberanía”, lo que en distintas partes del país significa algo “prioritario y fundamental generar una nueva Constitución“. En este punto, rescató la “audacia” y “creatividad” de los estudiantes secundarios, quienes dieron el puntapié del movimiento social.
Por último, sentenció su carta: “¡Abrazos, y estamos juntos!“, desde su “minúsculo rincón”, como llama a su espacio en la cárcel.