Según la Organización Internacional del Trabajo, un cierre de la actividad "como el que se aplica actualmente en España" por el coronavirus podría suponer que el 60 % de los trabajadores egipcios pierdan su empleo de un día para otro.
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A falta de dos horas para el inicio del toque de queda para controlar la propagación del coronavirus en Egipto, Rabiaa espera en una acera de El Cairo a que algún cliente rezagado le ayude a vaciar lo que le queda en las cajas de plástico de su pequeño puesto ambulante de verduras.
Se guarda su edad, pero afirma que lleva 60 años trabajando, lo que no puede ocultar es que pertenece al grupo de población de riesgo ante el COVID-19 y al de población que no puede permitirse quedarse en casa sin trabajar.
En Egipto, un país de 100 millones de habitantes, con un 40% de personas en el mercado de trabajo, el 20 % de los trabajadores son pobres y el 30 % empleados irregulares, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
SIN MÁS OPCIÓN
Cada día a las 8.00, Rabiaa llega con sus bártulos al acomodado barrio de Zamalek, donde apura su jornada entre limones, coliflores y cebollas hasta que el sol comienza a desaparecer entre los edificios antes del inicio de una nueva noche de confinamiento en la megalópolis.
En Egipto se han registrado 710 casos y 46 muertes por COVID-19. Las autoridades decretaron el pasado 25 de marzo un toque de queda parcial de 19.00 a 6.00 y limitaron el horario de los comercios, con el cierre de los no esenciales el fin de semana, incluidos los puestos en la calle.
Desde entonces, los clientes de Rabiaa se han reducido a la mitad. Reconoce que “si la situación dura mucho, será más difícil”, pero el anciano asegura a Efe que la gente está comprando más cantidad de vegetales que antes.
Las cosas no son muy diferentes para Mahmoud, un carpintero de mediana edad que tiene una mujer y tres hijos que mantener. Se queja a Efe de que los encargos han caído en los últimos días y muchos clientes no quieren que entre a sus casas por miedo a un posible contagio.
“Desde principios de año el país estaba muy parado, luego el coronavirus y el toque de queda. El trabajo es muy poco, pero aún así tenemos que bajar a trabajar porque la mayor parte de nosotros, los artesanos, trabajamos día por día y no podemos quedarnos en casa”, explica.
CON AYUDA DE DIOS Y BUENOS SAMARITANOS
El taxista Mustafa, de 57 años, está operado del corazón y sufre diabetes. De momento ha podido evitar salir a ganarse el pan gracias a la ayuda de vecinos, amigos y familiares, pero teme que la situación se vuelva insostenible muy pronto.
“No puedo trabajar mucho porque estoy enfermo y hay gente buena que me ayuda”, explica a Efe el conductor, que antes ganaba entre 150 y 300 libras al día, el equivalente a entre 10 y 20 dólares.
Con eso conseguía “apañarse” para cubrir las necesidades básicas de su esposa y sus tres hijos en edad escolar, pero ahora tiene que proteger su salud.
“Dios me ayuda, un amigo me trae algo y otro me presta 200 libras, otro me presta 50 y así hasta que Dios lo solucione”, comenta el taxista que ahora sólo trabaja de forma esporádica si algún cliente de confianza le contacta.
Sin embargo, es consciente de que no podrá aguantar así “una temporada larga”.
SON MUCHOS
Según cifras oficiales hay otros cerca de 9 millones de egipcios como Rabiaa, Mahmoud y Mustafa.
Un investigador de la ONG Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales y Económicos, Abdelhameed Mekkawi, explicó a Efe que cerca del 30 % de los trabajadores del país son irregulares, según datos difundidos en 2018 por el centro estatal de estadísticas CAPMAS y la ONG local Foro de Investigación Económica.
Mekkawi cree que lo más probable es que la gran mayoría de los agricultores, conductores y vendedores ambulantes sigan trabajando en medio de las restricciones aunque con jornadas más reducidas y, por tanto, menos ingresos.
Según la OIT, un cierre de la actividad “como el que se aplica actualmente en España” por el coronavirus podría suponer que el 60 % de los trabajadores egipcios pierdan su empleo de un día para otro.
Ante este riesgo, el Gobierno egipcio anunció hace dos semanas ayudas extraordinarias de 500 libras (algo menos de 32 dólares) para los trabajadores irregulares registrados en su base de datos y en los primeros cinco días recibió 130.000 solicitudes, al tiempo que destinará un paquete al sector turístico.