Arturo Guerrero, vocero de La Vega Central: “La economía no tiene ningún brillo”

Arturo Guerrero (64) comenta que en La Vega Central han registrado al menos “cuatro o cinco casos” de Covid-19, todas personas que vivían hacinadas. Incluso algunos de ellos son inmigrantes. “Claro que se van a contaminar, po huacho, ¿qué querí?”, dice con tono interpelador. Aún así defiende que se mantengan las puertas abiertas de la tradicional feria, pese a la cuarentena que comenzará a regir este martes a las 22:00 horas en la comuna de Recoleta.

Claro que se tomarán medidas para su funcionamiento: Se abrirán sólo seis o siete puertas, se tomará la temperatura en la entrada y se solicitarán los permisos que otorga carabineros. Además, habrá atención preferencial para la tercera edad y embarazadas. El horario también cambia: La venta al por mayor será sólo hasta las 10 de la mañana, de ahí en adelante se atenderá al público general.   

¿Y qué medidas se van a tomar con los trabajadores? ¿Es cierto que van a trabajar puesto por medio?

-No, no, no, no. Puesto por medio fue una sugerencia que se tiró a la mesa de trabajo, pero no es posible. Te lo explico de esta forma: si tengo un puesto de pimiento y cierran los otros puestos de pimientos, ese puesto va a pedir precios que no corresponden. La Vega, en su particularidad, es oferta y demanda. Lo que tenemos que controlar es que los flujos de personas no sean grandes y que la mercadería llegue a los precios que la gente requiere.

¿Cómo vivieron este lunes con las aglomeraciones que se formaron?

-No, a ver… Es muy bueno que ustedes aclaren que normalmente el día lunes se ocupa justamente para proveer a todos los hermanos inmigrantes que traen productos del Perú. Son haitianos, dominicanos, venezolanos, colombianos y peruanos, entonces se junta todo. Y justamente, como fijaron la cuarentena, todos se desesperaron y vinieron en patota. Es una cuestión que ahora hay que regularla.

¿Cómo anda la coordinación con el municipio de Recoleta?

-Al alcalde Jadue yo lo conozco tanto. Él es dirigente político y es de oposición, tiene que criticar al Gobierno. Pero ahí tú lo viste junto al intendente. Es como cuando peleas con tu señora, te peleas aquí pero duermes junto a ella. No hay para qué pelearse. Él tiene su punto de vista, que es respetable, pero la autoridad también tiene su punto de vista. La gracia aquí es juntar, no dividir. Los verdes, los colorados, los amarillos y los morados. Los de derecha, los de izquierda y los de centro. Los católicos y los no católicos. Si no te subes al barco para que naveguemos todos juntos, estai cagado.          

¿Está conforme con las medidas que se han tomado para frenar el coronavirus?

-Sí, pero el problema es que, cuando tienes experiencias en problemas sociales y tienes una visión más amplia de lo que es la vida diaria de una ciudad como Santiago, te formas una idea diferente. A veces las autoridades no tienen todos los elementos ni todos los conocimientos, y se toman medidas con un criterio como si todos fuéramos iguales. Los periodistas, lo mismo, a veces son sesgados. Entonces, cuidado con los criterios para hacer una noticia, porque si en Las Condes el virus siguió infectando, imagínate cómo va a funcionar acá donde viven 10 o 12 personas por casa. Ejemplo patético lo que pasó en Quilicura, donde habían más de 100 personas en un cité que tienen que vivir y tienen que comer. ¿Qué van a hacer? Nosotros aquí tenemos más de 1.500 personas de calle. ¿Qué haces con ellos?

¿Cómo avizora el futuro de la economía tras la pandemia?

-(Hace un sonido de desgano) A ver, la economía no tiene ningún brillo. De la economía ni me converses. Hoy día nos levantamos de raja y vamos a volver a estar en la Tierra. Imagínate que un virus nos tiene locos, ¿de qué economía me hablas? Mira lo que hizo Cencosud. Es inmoral, le baja el sueldo a los trabajadores, se acoge a una ley, esos son ladrones enteros. También el trabajador que se aprovecha, no trabaja y cobra el sueldo. Esas cosas las tenemos que terminar, pero… ¿hablar de economía? Pensemos que mañana salimos de esto, tenemos un charquicán con tomate hecho en cuadritos esperándonos, nos pegamos en el pecho y decimos: “¡Gracias, señor!”.