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Reportajes

13 de Mayo de 2020

La historia fallida del motel que quiso ser residencia sanitaria

Foto: Gentileza de la Municipalidad de San Vicente

En la comuna de San Vicente de Tagua Tagua, un grupo de vecinos se opuso a que el Motel 7 Lunas se convirtiera en residencia sanitaria para contagiados de Covid-19, pese a que el convenio con el Ministerio de Salud ya estaba resuelto. Alegan que nadie les consultó previamente y que el lugar no contaba con condiciones seguras para realizar ese trabajo. La protesta implicó echar atrás el acuerdo. Hay otros establecimientos de este tipo que también han intentado un contrato similar con el gobierno, tema en que el Minsal guarda hermetismo.

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El miércoles 22 de abril por la tarde, la vecina Marisol Vega se dirigió al Motel 7 Lunas en el sector de Requegua en San Vicente de Tagua Tagua, Sexta Región. Los rumores ya se escuchaban por todo el barrio: habían llegado al recinto dos ambulancias con enfermos contagiados de Covid-19. 

Junto a vecinos de casas aledañas y otros habitantes de Requegua, Marisol lideró una protesta que duró hasta el jueves en la noche. Prendieron barricadas, interrumpieron el tránsito de la Carretera de la Fruta y tuvieron altercados con los carabineros.

Foto: Gentileza Municipalidad de San Vicente

“Nosotros no estábamos en contra de la gente. Lo que a nosotros nos preocupaba era que sabíamos que no había personal de salud, que las condiciones no se daban para que allí haya gente enferma. Ellos iban a ser atendidos por la gente que trabajaba en el motel. Ellos entraban y salían, sin mascarilla, sin precauciones. Si ellos salen sin mascarilla, sin nada, ¿qué va a pasar con nosotros? Nos preocupamos”, dice Marisol.

En la casa contigua al motel vive Gianinna Espinoza, quien cuida a su hija de ocho años que padece una enfermedad renal crónica. En la misma cuadra viven dos adultos mayores con diabetes crónica, otros dos que se dializan, y otro con lupus. 

Lo que a Gianinna más le molesta es que el servicio de salud regional no haya dado información oficial sobre la residencia sanitaria al municipio, ni a la junta de vecinos, ni a los residentes que viven al lado del motel. Asegura que tampoco hicieron un catastro de los enfermos crónicos que viven alrededor del motel ni un estudio sobre el perfil de la población. De acuerdo al alcalde Jaime González, en la comunidad de Requegua viven 400 adultos mayores. 

“Yo creo que la gente, al no saber, reacciona peor. Porque al final, igual se van a enterar. Aquí llegaron dos ambulancias y la PDI cuando los vinieron a dejar. Parecían astronautas, bien camuflados, se le veían los puros ojitos. La gente se da cuenta al tiro que son por Covid-19.  Es como pasarnos a llevar. Nosotros estamos en cuarentena desde que se terminaron las clases. Te estás cuidando, no sales, si tienes que salir te pones mascarilla, cuando entras a tu casa te desinfectas entera, ¿y que te vengan a dejar a los contagiados al lado?, es pasarte a llevar después de todo el esfuerzo,” dice Gianinna. 

El alcalde Jaime González confirma que no recibió aviso ni información oficial desde el servicio de salud para movilizar a cuatro pacientes contagiados con Covid-19 al motel de su comuna. Se enteró por los vecinos y las redes sociales que habían llegado dos ambulancias al recinto. A la mañana siguiente, recibió una llamada del director del servicio de salud de O’Higgins, Fabio López, pidiéndole disculpas por no haber informado al municipio, pero confirmando que contaban con todas las medidas sanitarias necesarias para operar esa residencia sanitaria. 

Foto: Gentileza Municipalidad de San Vicente

“La gente se movilizó rápidamente porque cuando hay desinformación, cuando no se trabaja con la comunidad, con los líderes locales, hay reacciones más emocionales que racionales… El director me dijo: ‘Fue lo único que encontré porque nadie más quiso arrendar. Yo pensé que íbamos a estar bien porque estábamos haciendo algo positivo’. Pero el secretismo jugó en contra. El secretismo genera desconfianza. ¿Qué están haciendo al lado de nuestra casa que nosotros no sabemos? Ese factor es el que gatilló la reacción de la gente”, sentencia el alcalde.

UN TEMA DELICADO

Las residencias sanitarias están dirigidas a personas confirmadas con Covid-19, mayores de 18 años, que no requieren hospitalización, pero que, por diversas razones, están imposibilitadas de realizar la cuarentena en su domicilio.  Según el Ministerio de Salud, éstas cuentan con habitaciones individuales, baños privados, servicios de alimentación y resguardo de un equipo de salud. Hoy hay disponibles 1.400 habitaciones a lo largo del país, según cifras del ministerio.

Los encargados de buscar residencias sanitarias idóneas son los servicios de salud regionales. A mediados de abril, en The Clinic empezamos una búsqueda activa de residencias sanitarias inusuales que salieran del patrón, como casas religiosas o moteles. Se le solicitó primero información a la subsecretaría de redes asistenciales, pero ahí indicaron: “Desde el Minsal resguardamos la privacidad de las personas por la ley de derechos y deberes de los pacientes”. No quisieron dar el nombre de ningún recinto. 

La búsqueda se hizo entonces en cada servicio de salud, el de Valparaíso y San Antonio, el de Viña del Mar, de Coquimbo, del Bíobío, y la Araucanía Sur. Se les preguntaba si tenían los nombres de las residencias sanitarias que se estaban instalando en sus regiones. Dieron algunos nombres, principalmente de hoteles y hostales. Pero dijeron que el requerimiento de información iba a ser centralizado por el Minsal en Santiago: enviamos un email al periodista a cargo, solicitándole los nombres de residencias sanitarias en estas regiones, especialmente aquellas como casas privadas, casas religiosas o moteles. Tras insistir, aseguraron no tener contrato con ningún motel. 

Foto: Municipalidad de San Vicente

Pera sabíamos de un un motel en San Vicente, el 7 Lunas, que por la presión de los vecinos terminó en una iniciativa fallida. Su dueño había arrendado no sólo ese motel como residencia sanitaria, sino otros dos más que tiene en la zona. Mientras, desde otras regiones seguían insistiendo en que no estaban autorizados a entregar nombres de lugares similares. “Las residencias sanitarias son como los basurales. Todos saben que son absolutamente necesarios, pero nadie los quiere cerca de su casa. Por ello no hemos difundido los lugares”, explica una encargada de comunicaciones de un servicio de salud regional.

“Es bueno tomar ese resguardo porque la gente se espanta con las residencias sanitarias. Lo ven como algo muy negativo. Las apedrean en algunos lugares. Es súper delicado el tema”, explican desde otra región.

LOS MOTELES DE LA REINA

El alcalde La Reina, José Manuel Palacios, apareció en la televisión diciendo que su municipio estaba gestionando para que unos moteles de su comuna pudieran ser arrendados como residencias sanitarias. Desde la municipalidad confirmaron que efectivamente habían ofrecido el arriendo de los moteles al intendente de Santiago, Felipe Guevara, pero que aún no recibían ninguna información al respecto. Desde unos de esos moteles contaron que el servicio de salud había ido a revisar sus instalaciones y las de otros moteles en la zona, pero que todavía no había recibido ninguna oferta que consideren atractiva. 

“El tema de las residencias sanitarias es sensible porque ¿qué va a pasar después con nuestra reputación con los clientes cuando sepan que aquí hubo enfermos de Covid-19? Tendría que ser una oferta demasiado atractiva para que yo pudiera arriesgar ese capital”, dice el dueño de un motel de la comuna, que pidió reserva de su nombre.

Consultados en el servicio de salud metropolitano oriente sobre el posible contrato con estos moteles de La Reina, respondieron: “Podemos confirmar que el motel que fue visitado no cumplía con los requisitos necesarios para ser implementado como residencia, por lo tanto, no se pudo utilizar”. No quisieron dar nombres. Respecto a otras residencias sanitarias de la zona, comentaron: “Hasta ahora tenemos un hotel; no te puedo decir la comuna, pero no es La Reina. Se resguarda la confidencialidad de los lugares por los pacientes y los trabajadores que se desempeñan ahí”.

Desde la oficina de comunicaciones de la municipalidad de La Reina, aclaran: “Los municipios no manejan las residencias sanitarias. Nosotros ofrecimos los moteles,  desde la Seremi nos contactó el área de salud y fueron a ver algunos, aunque no dijeron cuáles. Dijeron que no calificaban porque eran para ancianos postrados”.

¿SE CUMPLEN LAS MEDIDAS SANITARIAS?

Según un comunicado del servicio de salud de O’Higgins del 23 de abril, cada residencia sanitaria disponible en su región “cuenta con apoyo de equipo técnico de salud permanente y supervisión por profesional idóneo de salud. Cuenta además con lugares de aislamiento, medidas de protección del personal de salud y un protocolo interno de seguridad”.

Foto: Gentileza Municipalidad de San Vicente

Pero Gianinna Espinoza, quien desde su casa de dos pisos podía ver el patio del motel, sentencia que ninguna de estas medidas se estaba cumpliendo. “Ellas (las camareras) no seguían las medidas sanitarias. Lo único que las protegía eran mascarillas y guantes. Después de que la gente protestó aquí afuera, el hospital les mandó las cotonas, las gorritas, cosas de seguridad. Pero cuando la gente no las estaba viendo, ellas andaban con su ropa normal paseándose. Era la misma ropa con la que atendían aquí adentro y después con la que salían a la calle”, dice la vecina. Agrega que las asistentes del motel le contaron que fueron capacitadas sólo dos horas en el Hospital de San Vicente. Con un sistema de turnos, se iban a sus casas a dormir y al otro día volvían. 

Lo que más le daba miedo a Gianinna es que los contagiados se pudieran escapar por la pandereta contigua a su casa -de un metro y medio de alto- y contagiaran a su hija enferma. “A las niñas del motel les dijeron: ‘Si se quieren arrancar, enciérrense en la administración y déjenlos que salgan. No pueden hacer nada’. Esa es la respuesta que dio el administrador del motel. ¿Qué seguridad me da a mí que no se vayan a arrancar por mi patio?”, dice.

Marisol Vega, quien se instaló como una especie de guardia en el motel desde que llegaron los enfermos, confirma que no vio entrar o salir personal de salud. Dice que presenció con impotencia cómo las chicas que atendían, salían a la calle sin su mascarilla. Pero lo que colmó su paciencia fue encontrar los desperdicios del motel, sin ningún manejo especial, en frente del recinto. “Esa basura no puede estar afuera, ni tampoco se la puede llevar el camión municipal, porque todas esas cosas están contaminadas. Yo llamé a la municipalidad y les avisé para que viniera un vehículo especial para llevársela”.

Otro punto que causó controversia entre los vecinos fue que los cuatro pacientes de la residencia sanitaria fueran de otra comuna, Machalí. El alcalde Jaime González explica: “Aquí hay un fenómeno psicológico que hay que considerar. Es mucho más fácil aceptar a alguien que es local, porque se conocen: es el primo de tal, familiar de equis, la profesora del colegio. Las redes locales acogen, pero cuando viene alguien de afuera no es una discriminación hacia el enfermo, sino que se genera una reacción innecesaria. Le dije eso a Fabio López y me dijo que eso es impracticable, porque nadie quiere arrendar. Ahí entramos en otro error, ¡es la lógica de mercado! Si estamos en una situación de emergencia, de excepción constitucional, el Estado de Chile debería poder tomar el lugar que le parezca más idóneo desde el punto de vista sanitario”.

La férrea oposición de los vecinos provocó que el Motel 7 Lunas decidiera terminar unilateralmente el contrato de arriendo con el servicio de salud. Ocurrió hace poco más de dos semanas. Una carta escrita por la representante legal Evelyn Seguel al director del servicio de salud, Fabio López, dice: “Dadas las circunstancias acontecidas con los vecinos y en especial con la autoridad local, donde quedó demostrado que no ha existido un trabajo previo e informativo con la comunidad, no existiendo una coordinación con las autoridades locales, es que nos hemos visto afectados seriamente”. Más allá de esta carta, el motel no quiso responder preguntas. Tampoco quiso entregar más información el servicio de salud de O’Higgins. 

Gianinna Espinoza y su hija, vecinas del sector. Gentileza de G. Espinoza.

“A nosotros nos pasaron a llevar -dice Gianinna Espinoza-. En la primera noche casi no dormí, miraba a mi hija y tenía miedo. O sea, cuidarla tanto ¿para qué?… después vienen y me ponen el virus aquí al lado. Tengo el derecho a dormir tranquila, tengo el derecho de ver a mi hija crecer. Me he sacado la cresta cuidándola. Yo contra los contagiados no tengo nada. Porque a lo mejor nosotras nos contagiamos algún día. Lo único que nosotros queríamos es que se hicieran las cosas bien, que la Seremi diera la cara, que diera la información que la gente necesitaba”.

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