Este año el solsticio de verano trajo un fenómeno de gran belleza, un eclipse anular de Sol, con su característico anillo de fuego, que se pudo ver en África central y partes de Asia, pero no en América y solo de forma muy parcial en el sudeste de Europa. Los eclipse anulares se producen cuando la Luna llena se coloca justo delante del Sol sin taparlo por completo, lo que crea una especie de aureola brillante o anillo de fuego alrededor de nuestro satélite.