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Entrevistas

2 de Julio de 2020

Mario Desbordes: “Hay un sector de los poderes fácticos que se va a empeñar en bloquearme todo”

El presidente de RN dice que la pelea que hoy agita a la derecha tiene un telón de fondo. “Hay gente que no aprendió nada de lo que pasó en octubre”, dice al marcar sus diferencias con Andrés Allamand y Carlos Larraín. Sostiene que la crisis actual exige respuestas más concretas porque en la clase media se está juntando frustración y desesperación. “Si creemos que estas rabias se van a disipar, entonces después no nos extrañemos que nos explote en la cara el malestar de la ciudadanía”, dice.

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No es una guerra soterrada. Es una pelea abierta y cada vez más frontal la que agita las aguas de la derecha. Y al frente de uno de los bandos habita el diputado y presidente de Renovación Nacional, Mario Desbordes, a quien algunos de sus compañeros de fila lo acusan de dejarse seducir por las ideas de izquierda.

El tironeo no es de ahora. Ya desde el estallido social Mario Desbordes se convirtió en una figura incómoda para un sector de la derecha más pura. El momento que mejor grafica ese malestar fue la firma del Acuerdo por la Paz Social y una Nueva Constitución, el viernes 15 de noviembre del año pasado. Ahí el diputado RN jugó un papel protagónico. 

Mario Desbordes, presidente de Renovación Nacional, llega al Palacio de La Moneda.
Crédito: Agencia Uno

Luego siguió insistiendo en que la crisis era seria y se la jugó por el “apruebo”. Incluso firmó junto al senador socialista José Miguel Insulza un documento conjunto de unidad que volvió a revolver las aguas de su sector.

Pero fue su última intervención la que irritó más a sus aliados. Abrió la puerta a la posibilidad de poder retirar un 10% de los fondos de pensiones para que los afiliados a AFP puedan hacer uso de ese dinero en estos tiempos de crisis. “Cuando me dicen que soy populista porque planteo lo de los fondos de pensiones para una clase media que está desesperada, con la soga al cuello, es porque no se daban cuenta de lo que está pasando. A eso me refiero cuando hablo de desconexión”, afirma.  

El presidente de RN está notificado que la política es sin llorar. Lo asume con la misma claridad con que asume que no tiene redes en el mundo de la elite. 

Su mundo es otro. Nacido en una familia de clase media, educado en un liceo público y luego en la Escuela de Carabineros, su experiencia de vida marca su quehacer político. Dice que él sabe lo que es recibir 180 mil pesos de jubilación porque esa es la realidad que vive su padre cada mes. 

Mario Desbordes, presidente de Renovación Nacional, habla en un punto de prensa, al finalizar la ceremonia de Modernización de Carabineros. Crédito: Agencia Uno.

De temperamento tranquilo, pero decidido, Desbordes deja la política de lado cuando jardinea en su casa de Colina. Siempre quiso una casa grande y antigua con parrón. Su jardín no tiene parrón, pero sí un espacio grande para podar y plantar. Sabe de plantas y de las propiedades protectoras y sanadoras de algunas especies como el canelo, el romero o la lavanda. Quizá, esa pasión por las plantas sea uno de los pocos puntos de unión que hoy comparte con el ex presidente de RN Carlos Larraín, uno de los líderes de su oposición interna.

Desde octubre que usted es como una piedra en el zapato para un sector de la derecha…

-Puede ser visto así, pero mis planteamientos son compartidos por el 80 por ciento de mi partido. No es la primera vez que sucede. Sergio Onofre Jarpa me mostraba recortes de los años 90 donde la UDI, Libertad y Desarrollo y los empresarios también le decían que se había izquierdizado. Él me decía: “Lo normal es que te critiquen. Lo contrario quiere decir que RN se está subiendo al carro del otro sector de la derecha”. 

En ese tiempo, Jarpa era un duro en la derecha y Andrés Allamand encarnaba la derecha liberal…

-Jarpa era duro, fue opositor a Allende y luego ministro de Pinochet, pero sus ideas de sociedad, de cómo debía ser el desarrollo del país, no eran las de Libertad y Desarrollo ni de la UDI. Tenía una visión social muy parecida a la que estamos planteando nosotros hoy.

Sergio Onofre Jarpa me mostraba recortes de los años 90 donde la UDI, Libertad y Desarrollo y los empresarios también le decían que se había izquierdizado. Él me decía: “Lo normal es que te critiquen. Lo contrario quiere decir que RN se está subiendo al carro del otro sector de la derecha”. 

Y para usted, ¿qué representa Allamand hoy?

-La diferencia que hay entre Andrés y yo, tiene que ver con los acuerdos. Yo creo que estamos en un momento tan delicado que el país requiere acuerdos amplios. Allamand cree que no hay que llegar a ningún acuerdo con la oposición. Afortunadamente, el Presidente ha optado por nuestra tesis. 

El Senador Andres Allamand y el Diputado Mario Desbordes.
Crédito: Agencia Uno

¿No será que las diferencias son más ideológicas que tácticas? 

-En el fondo, el tema es cómo proyectamos a la centro derecha para el Chile de los próximos 30 años. A mí me gusta la derecha europea y cómo han incorporado el concepto de solidaridad, de la equidad en temas como la salud y pensiones. Entonces, claro: unos ven el liderazgo de la derecha mundial en Donald Trump. Yo prefiero a la Merkel. Y no es un asunto de personas, sino que hay algo muy profundo detrás de eso.

Son proyectos de sociedad. Ni más ni menos.

-Claro. Trump dice: “Mantengamos la economía. Es lo único importante”. Y la Merkel dice: “No pues, paremos la economía. Primero salvemos a nuestra gente”. La discusión de fondo es entre quienes creen en la economía de mercado pura y dura, la de la escuela de Chicago, y los que decimos que se tiene que humanizar el mercado. 

Entonces, claro: unos ven el liderazgo de la derecha mundial en Donald Trump. Yo prefiero a la Merkel. Y no es un asunto de personas, sino que hay algo muy profundo detrás de eso.

“NO TENGO REDES”

Usted es como exógeno de la derecha tradicional. ¿Cree que hay algo de eso en la tensión ambiente que se ha generado?

-Con un sector sí, pero no con todos. Por ejemplo, cuando Alfonso Sweet era presidente de la CPC, nos reunimos varias veces y estuvimos muy en sintonía con lo que estaba pasando en Chile desde octubre en adelante. Con Juan Sutil no tengo relación. No lo conozco. En general, no conozco a grandes empresarios. Ubico a muy pocos de ellos. No tengo esas redes. Efectivamente, hay gente de mi sector a la que eso no les gusta. Y lo más sencillo es que me traten de populista, pero uno sabe lo que hay detrás de eso…

¿Y qué es lo que hay?

-Una descalificación. Lo mismo que cuando Carlos Larraín dice: “Este señor se fue a la izquierda”. Con eso quieren destruirme -en términos políticos- frente al electorado de centro derecha. No quieren que salga reelecto diputado ni que me proyecte como candidato a senador. En el fondo, lo que se quiere es que RN vuelva atrás. Ésa es la lucha que estamos dando. 

En general, no conozco a grandes empresarios. Ubico a muy pocos de ellos. No tengo esas redes. Efectivamente, hay gente de mi sector a la que eso no les gusta. 

Y están en plena batalla…

-Sí, porque también hay un tema con cómo entendemos lo que la gente está diciendo. Yo pienso que la situación del país nos exige flexibilidad, abrirse a escuchar. Yo entiendo que Libertad y Desarrollo quiera mantener todo como está. El ejemplo más evidente es lo que pasó en el 2011, en el primer gobierno del Presidente Piñera.  

Mario Desbordes, presidente de Renovación Nacional, habla tras reunirse con el Presidente de la República, y avanzar en acuerdo por la reactivación, el empleo y la protección de los ingresos. Crédito: Agencia Uno.

¿Y qué era lo evidente? 

-Teníamos protestas en las calles por temas de pensiones, salud, educación. ¿Cómo reaccionó una parte de mi sector? Lanzando un libro de connotados académicos de derecha en que decían que todo era falso, que era un invento de la izquierda. Que las pensiones estaban muy bien. La educación también y la salud perfecta. Ya vimos que no era así. 

Usted viene criticando el rol del Instituto Libertad y Desarrollo hace rato. Ahora se fue directo contra Cristián Larroulet. ¿Por qué? 

-Mi adversario principal es la izquierda dura, que quiere echar todo abajo. Pero no hay dudas de que a la derecha tenemos otro adversario que constantemente está queriendo tirarte la chaqueta para abajo y llevarte a lo que ellos creen que es la recta doctrina. Entonces, yo no tengo nada personal contra Larroulet, pero desde octubre quedaron en evidencia diferencias muy profundas.

¿Diferencias de cómo abordar las demandas?

-Primero, cómo reconocíamos la crisis. Algunos de mis socios de Evópoli, de la UDI e incluso de mi partido, sostenían que no había que hacer nada. Que la crisis se iba a desinflar. Que el problema era la violencia. Yo les decía: “Separemos las cosas. Aquí hay una violencia que tenemos que condenar, pero eso no significa que no vayamos a reconocer y a escuchar al millón y tantos de personas que están en las calles pidiendo cosas razonables”. 

Mi adversario principal es la izquierda dura, que quiere echar todo abajo. Pero no hay dudas de que a la derecha tenemos otro adversario que constantemente está queriendo tirarte la chaqueta para abajo y llevarte a lo que ellos creen que es la recta doctrina. Entonces, yo no tengo nada personal contra Larroulet, pero desde octubre quedaron en evidencia diferencias muy profundas.

¿Y qué le decían?

-Cuando yo planteaba eso, algunos decían: “No. No hagamos nada. Esperemos tres o cuatro meses porque esto se va a desinflar solo. Es algo artificial. Es el PC”.

¿Eso decía Larroulet?

-No lo quiero personalizar en él. Lo decía mucha otra gente. Ojalá alguna vez se desclasificara lo que hablamos en esas reuniones. Me encantaría. Cuando escuchaba esas discusiones respeto de qué hacer con las pensiones o de salud, pensaba: “¡Por Dios que tengo diferencias y qué distinto vemos el mundo!”. 

Pero en el fondo, ¿de qué se trata esta pelea?

-En mi sector hay un lote duro que cree que todo está bien; que vamos perfectamente encaminados al desarrollo; que no es verdad que hay desigualdad; que no es cierto que el modelo tenga distorsiones. No les molesta que una isapre sea dueña de la clínica, del laboratorio. Consideran que es parte del mercado. Para mí, eso es lo que distorsiona el mercado. Entonces, cuando ves a la señora Teresa Marinovic -a quien nunca había leído porque pensaba que era un personaje ficticio- diciendo lo mismo que dijo Juan Sutil, lo encuentro gravísimo. 

Mario Desbordes en el Patio de los Naranjos del Palacio de La Moneda, Santiago.
Crédito: Agencia Uno.

Ojalá alguna vez se desclasificara lo que hablamos en esas reuniones. Me encantaría. Cuando escuchaba esas discusiones respeto de qué hacer con las pensiones o de salud, pensaba: “¡Por Dios que tengo diferencias y qué distinto vemos el mundo!”. 

Puntualmente, ¿a qué se refiere?

-Ellos defienden el derecho a la libertad, incluso para decidir qué es esencial y qué no en esta pandemia. Sutil dijo que si te gusta pintar cuadros, para ti es esencial que la empresa que vende los oleos, esté funcionado. ¿Qué implica eso? Que el trabajador tiene que ir sí o sí. Por eso no hemos podido salir de esta pandemia. No pueden haber más de dos millones de personas trabajando porque así lo quiere un dueño.

¿Ahí hay una diferencia de fondo entonces?  

-Totalmente. Esa frase de que el Estado no tiene derecho a decirme lo que es esencial, es el abismo de diferencia que tenemos con un sector de la derecha. Es un grupo que considera que su libertad está por sobre todo. Y ahí aparecen los extremos como Sergio Melnick, por ejemplo, que cree que el mundo es Twitter. Esa gente pregona por la libertad absoluta, pero después te dicen: “Ah. No. Usted no puede retirar el 10% de sus pensiones. No. No tiene libertad para eso”. Entonces, chuta, ¿de qué libertad estamos hablando? Porque, además, la mayoría de ellos ni siquiera cotizan en los fondos de pensiones. O hay otros, como José Antonio Kast, que critican a los que viven del Fisco. Yo creo que la única vez que él produjo algo propio fue cuando trabajó para el Fisco como diputado. Porque él vive de la mesada perpetua que le heredaron los papás. Así es muy fácil. 

Sutil dijo que si te gusta pintar cuadros, para ti es esencial que la empresa que vende los oleos, esté funcionado. ¿Qué implica eso? Que el trabajador tiene que ir sí o sí. Por eso no hemos podido salir de esta pandemia. No pueden haber más de dos millones de personas trabajando porque así lo quiere un dueño.

¿Cree que el estallido social dejó a un sector muy preocupado de que se viniera abajo el modelo? ¿Eso podría explicar los temores que hay?

-Tenemos un problema de diagnóstico. Un grupo cree que se puede venir el modelo abajo y que tienen que blindarse. Y hay otros que dicen: “Si no hacemos cambios ahora, si no somos capaces de atender las demandas de la gente en salud, educación y pensiones, y de gente que está  hasta más arriba de la coronilla con una montonera de abusos, no sólo se va a venir abajo la Constitución. Se va a venir abajo la República”. Esas son las dos visiones que hay en mi sector . Yo me inclino por la segunda. 

O hay otros, como José Antonio Kast, que critican a los que viven del Fisco. Yo creo que la única vez que él produjo algo propio fue cuando trabajó para el Fisco como diputado. Porque él vive de la mesada perpetua que le heredaron los papás. Así es muy fácil. 

LA GRAN BATALLA

¿Tiene calibrado lo que implica pelearse con su propio mundo? Allamand fue víctima de esas rencillas en los años 90. De hecho, él habló de los poderes fácticos.

-Lo tengo calibrado. Sé lo que significa. Estoy muy consciente de que hay un sector de los poderes fácticos que se van a empeñar en bloquearme todo. De hecho, cuando fui candidato a diputado ya hubo algunos que le dijeron a un par de personas que no me ayudaran en la campaña porque yo iba a ser un problema. 

Objetivamente, usted ha sido un problema para un ese sector que piensa distinto…

-No un problema. He sido incómodo tal vez. Pero en el balance espero que se den cuenta de que los que están equivocados son ellos. Si no vemos que hay un sector de la clase media que está desesperada porque no ve solución, esto se va a complicar. La cuarentena se alarga y no solamente por culpa de la gente humilde, sino de mucha gente que se ve obligada ir a trabajar a las empresas. La clase media lee lo que está pasando y dice: “Parece que hay algunos que se están aprovechando. No han cerrado la empresa”. Esa frustración puede terminar mal. 

¿Advierte un nuevo estallido social?

-Esto puede decantar de muchas maneras. Nuevamente como un estallido social o que en la próxima elección aparezca un populista que arrase. Lo preocupante es que hay gente que no aprendió nada de lo que pasó en octubre. Si creemos que estas rabias se van a disipar, entonces después no nos extrañemos que nos explote en la cara el malestar de la ciudadanía. Yo creo que la pega de los que tenemos cargos de responsabilidad es llevar las cosas hacia otro desenlace, pero con respuestas concretas, que la gente vea que los escuchamos.

“NO TENGO MIEDO”

Dice que hay un sector de los llamados poderes fácticos que está empeñado en bloquearlo políticamente. ¿No le da temor?

-No tengo miedo de lo que yo sé que va a pasar. No tengo dudas de que van a hacer lo imposible por hacerme desaparecer del mapa político. Y si se gastan 10 millones de dólares para financiar la campaña de otra persona para que yo pierda, bien. No se me cae el mundo si no soy parlamentario. Quizá algunos quieren que uno acate y se quede callado. Eso no va a pasar conmigo. 

Mario Desbordes – Crédito: Agencia Uno

Carlos Larraín ya anunció que no lo va a apoyar para la elección interna de RN porque usted ha izquierdizado el partido…

-Yo creo que él se derechizó mucho. En el primer gobierno del Presidente Piñera juntos propusimos aumentar a 200 mil pesos el salario mínimo. Nos parecía que era un señal política importante para una ciudadanía que había salido a marchar. Nos trataron de ignorantes, de irresponsables. Luego planteamos terminar el binominal y también nos trataron de lo peor. Entonces, yo no sé lo que le pasó a Carlos Larraín que se derechizó tanto. Pero no voy a entrar en conflicto con él.  Sé que la enorme mayoría del partido está de acuerdo conmigo.

No tengo miedo de lo que yo sé que va a pasar. No tengo dudas de que van a hacer lo imposible por hacerme desaparecer del mapa político.

Allamand ha dicho que usted no tiene mayoría. Y que la muestra más clara es que su postura por el Apruebo es minoritaria. 

-Eso lo vamos a ver en noviembre, cuando sean las elecciones internas. Yo creo que Allamand está demasiado ansioso. Estamos enfrentando la pandemia más grande de la historia y él esta preocupado de la interna de RN. Me asusta un poco esa desconexión. 

¿Es desconexión o derechamente un gallito político?

-Han caricaturizado la discusión. Intentan descalificarme con cosas falsas. Dicen: “Este señor se llevó al partido a la izquierda, es populista, no representa a la derecha”. Me llama la atención que están haciendo lo mismo que le hicieron al propio Allamand hace años atrás. Es triste ver a Andrés usando los mismos argumentos que usaron contra él. Pero bueno, es gente que es capaz de cruzar ciertas líneas y llevarlas a la pelea política interna.

Yo creo que Allamand está demasiado ansioso. Estamos enfrentando la pandemia más grande de la historia y él esta preocupado de la interna de RN. Me asusta un poco esa desconexión. 

Ustedes tienen una pelea que se arrastra hace años. ¿Por qué?

-Tenemos visiones distintas, pero además cuando empezamos con este nuevo proyecto de RN junto con Cristián Monckeberg, teníamos 10 diputados y pocos alcaldes. Hoy somos el partido más grande del país. Pero Andrés nos hizo la guerra durante los cuatro años que duró la directiva de Monckeberg. Nos hizo la vida imposible, a cuadritos. 

¿Dónde ubica a Allamand hoy? ¿Girando más a hacia la derecha? 

-No sé si alguien le cabe alguna duda. Allamand y Marcela Cubillos están peleándole el electorado a José Antonio Kast. Yo creo que se equivocan. Es un tremendo error. Es suicida. RN tiene que buscar al electorado de centro y de centro derecha moderada. Olvídate de Pinochet, olvídate del gobierno militar, de dictadura o como quieras ponerle. Tenemos que pensar qué es lo que queremos para el Chile que viene. 

Mario Desbordes – Crédito: Agencia Uno

El país esta bastante polarizado. ¿Cree que hay espacio para ir por el camino del medio?

-¡Por supuesto! Lo que pasa es que quieren hacer creer que yo estoy solo, que soy un loco, una suerte de infiltrado, pero si escuchas a los alcaldes Germán Codina, Felipe Alessandri, incluso Joaquín Lavín, y te podría dar nombres de 30 alcaldes más, todos estamos en una posición muy similar. Lo mismo pasa con los senadores y diputados de mi partido. 

Llevado a un lenguaje bélico, ¿diría que tiene ejército para dar esta batalla?

-Hay ejército para esta pelea y yo soy uno más de los muchos generales de ese ejército. Mira, cuando dije que mi padre tiene una pensión de 180 lucas, a algunos les molestó, pero a la mayoría de los diputados les pasa lo mismo. Y cuando quisimos hacer la bancada por la educación pública, nos encontramos con una sorpresa: que en el Frente Amplio prácticamente no había diputados que vinieran de la educación pública. Pero de los 86 diputados de RN, 25 venían del liceo y de la escuelita con número. Todos tenemos un pie en la realidad y sabemos que hay que dar respuestas a la ciudadanía. No seguir creyendo que todo está bien. 

Allamand y Marcela Cubillos están peleándole el electorado a José Antonio Kast. Yo creo que se equivocan. Es un tremendo error. Es suicida. RN tiene que buscar al electorado de centro y de centro derecha moderada. Olvídate de Pinochet, olvídate del gobierno militar, de dictadura o como quieras ponerle. 

¿Y cómo es el ejército que tienen al frente? ¿Más poderoso?

-Son menos, mucho menos, pero están todos los días en los matinales. Están todos los días en los diarios. Sin embargo, hay que ser justos: creo que la gran mayoría de la elite, de los empresarios, entienden que o hacemos cambios y los conducimos nosotros o sencillamente esperemos a que aquí nos conduzcan quienes nos quisieran llevar a Chilezuela. 

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