Romina Ruz, la vendedora de berlines que se promociona por Tik Tok

Al momento de esta conversación, Romina Ruz Rojas (38) venía llegando del banco. Tras varias horas esperando en la fila, logró retirar el 10% de su AFP y partió rauda a pagar las deudas que ya se acumulaban por meses al interior de su casa. Es el primer beneficio que les llega como familia: demasiado acaudalada para el IFE y demasiado pobre para el Bono de la Clase Media. “Al fin nos llega algo”, cuenta optimista, pese a todo, al teléfono. 

Es antofagastina pero vive hace 20 años en Concón, lugar donde se mudó tras enamorarse de Gaspar, su pareja hace 20 años y marido hace sólo tres. Tienen una niña de 11 años, Amaya, que asiste -por la contingencia- sagradamente a sus sesiones online en la Teletón y es fanática de Tik Tok.

La llegada de la pandemia alteró el precario equilibrio familiar. Gaspar trabaja como reponedor de mercadería y al cerrar el comercio, bajaron sus comisiones por ventas. Ante el duro escenario, Romina quiso retomar un proyecto antiguo: hacer dulces y pasteles para vender. Tenían solo 20 mil pesos para invertir en materiales, pero le faltaba aprender la técnica. 

Preguntando por el barrio se encontró con don Carlos, un desconfiado panadero que, a esta altura, estaba harto de las bajas económicas que se arrastraban desde el estallido social y que con la llegada del covid a Chile, se acentuaron para él. En marzo había decidido bajar la cortina de su modesta panadería en Concón. Pero el entusiasmo y buena onda de Romina fue tal, que él también se motivó con ella. Se sentía más acompañado en el noble arte de endulzar la vida de los conconinos.

Don Carlos le enseñó cómo preparar y dónde comprar los productos. Además le prestó el espacio para que horneara sus pasteles, pues el departamento de Romina no estaba en condiciones de recibir el incipiente emprendimiento. La colaboración fue tan virtuosa, que el hombre aún sigue con su panadería y ella de domingo a domingo lleva los materiales, paga los gastos de uso y prepara las masas dulces para su emprendimiento “Rag, momentos dulces”. Cocinan juntos, pero las ganancias son independientes. “Tenemos una merma económica grande entonces si paramos un día, vamos a dejar de pagar algunas cosas. Con los dulces nos hemos sostenido todo este tiempo”, cuenta.

“Además, ¿sabes? De alguna forma también nos ha ayudado a sostenernos como familia, reirnos un rato, tener cierto equilibrio emocional, si no de verdad nos hubiéramos enfermado y deprimido los tres”.

La llegada de Romina a Tik Tok fue natural. Al ver la obsesión de su hija con la app, en mayo le propuso a su marido diferenciarse de la competencia subiendo videos chistosos a la plataforma. “‘¿Te vas a atrever?’, me preguntó el Gaspar medio incrédulo y yo le respondí ‘tsst, qué tanto, espérate nomás’”, y así fue: Flashdance, Zapallito italiano, tecno, reggaetón y toda clase de desafíos ejecutó en la popular red social para cautivar posibles compradores. Tanto éxito tuvo como tiktoker, que incluso sus videos se hicieron populares en Facebook, Twitter e Instagram por el nivel de performance que despliega para promocionar la venta de berlines al costado de la carretera. Aunque hay hartos vendedores en la ruta, ella se destaca porque, según dice, no le teme al ridículo. “Los videos me ayudaron a promocionar los productos por redes sociales y tener más entregas. Además, de repente en la carretera paran compradores y me dicen ‘oye, te vi por Tik Tok, tus videos me dan vida’. Es bacán alegrarle un poquito la vida a la gente en estos tiempos”, cuenta.

¿Cómo es tu rutina diaria?

-En la mañana bajo a la panadería, preparo, cuento, horneo, dejo todo listo y subo a la casa donde hago el aseo, cocino y acompaño a la Amaya en sus clases y terapia por Zoom. Me ducho y espero a mi esposo después de la pega, hacemos un termo, pasa a buscar los pasteles y partimos los tres al camino para vender. La Amaya nos acompaña porque no la podemos dejar sola y cómo allá hay otros niños de otras familias igual que nosotros, se entretiene, juega un rato, aunque siempre con distanciamiento social. En la semana vendo entre 100 y 200 berlines en dos o tres horas, dependiendo el día. El fin de semana hago entre 300 y 400, y siempre se vende todo. Es que no me gusta dejar de un día para otro. Me gusta que mis productos estén fresquitos y mis clientes vuelvan.

¿Subieron las ventas efectivamente con el uso de Tik Tok?

-Uff, a nosotros nos ha servido un montón. Hemos generado más ganancias y con eso, más el sueldo base de mi marido, hemos podido pagar el arriendo, el crédito automotriz, las cuentas básicas de la casa y comer todos estos meses. Además, ¿sabes? De alguna forma también nos ha ayudado a sostenernos como familia, reirnos un rato, tener cierto equilibrio emocional, si no de verdad nos hubiéramos enfermado y deprimido los tres. De repente nos ponemos a pensar qué hacemos para subir a Tik Tok. Ahora andamos con la idea de imitar el comercial del celular de Denise Rosenthal.

“El fin de semana hago entre 300 y 400 berlines, y siempre se vende todo. Es que no me gusta dejar de un día para otro. Me gusta que mis productos estén fresquitos y mis clientes vuelvan”.

¿Qué te parece que te hayas vuelto viral con tu performance?

-Soy una agradecida, siento que fue una oportunidad tremenda de haber incursionado y haberme lanzado a hacer mis propios dulces. Gracias a eso no me volví más loca de lo que ya estoy en esta cuarentena.