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Opinión

23 de Diciembre de 2020

Columna Iván Poduje: La utopía de las calles vacías

Agencia Uno

“Estas aprensiones reflejan, una vez más, el desconocimiento con la realidad que se vive más allá de las seis comunas que definen la agenda nacional. Partamos diciendo que las aglomeraciones nunca se detuvieron en los 140 mil puestos de ferias libres que se repletan todas las semanas independiente de la fase del plan “Paso a Paso””.

Ivan Poduje
Ivan Poduje
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El colegio médico, epidemiólogos de Twitter, y algunas autoridades se han espantado por las aglomeraciones que hemos visto en las calles pese al rebrote de los contagios. Algunos lo atribuyen al retiro de pensiones y a la irresponsabilidad de la gente y no pocos expertos sugieren cerrar por decreto una metrópoli de 8 millones de habitantes. Los futurólogos también se sorprenden que la gente se exponga al contagio existiendo canales de comercio electrónico para recibir la mercadería en su casa.

Estas aprensiones reflejan, una vez más, el desconocimiento con la realidad que se vive más allá de las seis comunas que definen la agenda nacional. Partamos diciendo que las aglomeraciones nunca se detuvieron en los 140 mil puestos de ferias libres que se repletan todas las semanas independiente de la fase del plan “Paso a Paso”. Lo mismo ocurre en los 30 mil almacenes de barrio, las tiendas de menaje, galerías o caracoles de avenidas, calles o centros vecinales. En algunos se hacía control de aforos, pero en la mayoría era imposible tomar la temperatura y poner gel a cada cliente. Ni hablar del comercio ambulante.

¿Qué explica esta situación?. La primera razón es la población flotante, que está compuesta por millones de personas que siguen trabajando pese al Covid. Como este enorme flujo se concentra en pocos sectores, como distritos de empleo o salidas del Metro, es inevitable que veamos densidades altas y que los comerciantes las aprovechen poniendo sus productos “al paso”. Acá el comercio electrónico no supone ninguna ventaja, ya que la gente aprovecha el viaje a la pega para comprar.

En segundo lugar, las ferias libres y los almacenes son claves para la subsistencia de millones de personas. Si esa cadena se corta por una cuarentena total, el efecto sería demoledor en los empleos y el abastecimiento. Además está el hacinamiento que siguen ignorando algunos médicos al exigir que la gente se “guarde” en viviendas sociales pequeñas o diminutos departamentos. Para estos vecinos comprar es parte de su esparcimiento, que dicho sea de paso, es menos contagioso que estar encerrado con varias personas en 40 metros cuadrados.

“Si el Estado aumentara las ayudas económicas para suplir el salario de los comerciantes como proponen los talibanes del encierro, la capilaridad de los locales es tan enorme, que no tendría cómo fiscalizar que no abran para ganar un dinero extra o que sus clientes aprovechen la ayuda estatal para renovar muebles o ropa”.

Incluso si el Estado aumentara las ayudas económicas para suplir el salario de los comerciantes como proponen los talibanes del encierro, la capilaridad de los locales es tan enorme, que no tendría cómo fiscalizar que no abran para ganar un dinero extra o que sus clientes aprovechen la ayuda estatal para renovar muebles o ropa. Por eso las amenazas de cierres se concentran en malls que son los únicos que pueden clausurar con prensa, pero que representan una fracción marginal del stock comercial de una ciudad como Santiago. 

De ahí que el sueño Orweliano de ver las calles vacías en esta Navidad, sea una completa utopía. Y tampoco es claro que sirva, luego del desastre que vimos en Argentina que se encerró por meses y hoy lidera las cifras de contagios y muertos, con una economía en el suelo y sus antiguos defensores chilenos “mutis por el foro”.

*Iván Poduje es arquitecto y socio de Atisba. 

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