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Selección Nacional

6 de Enero de 2021

Dennis Mayr, el lutier informático

Tenía 31 años cuando descubrió que quería aprender a construir instrumentos musicales y justo cuando comenzaba a ejercer, la crisis económica argentina estalló. De vuelta en Chile, continúo con su sueño de tener un taller, a pesar de los obstáculos.

Por

—Cuando sea grande voy a ser inventor— afirmaba decidido el pequeño Dennis Mayr. 

—¿Vas a estudiar ingeniería o algo?— respondía su abuela.

—No, voy a ser inventor— insistía Mayr.

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Su primera creación fue a los 5 años cuando elaboró un avión de juguete motorizado por el que ninguno de sus compañeros de kínder se interesó. Sus gustos eran diferentes a los de los otros niños, mientras ellos jugaban fútbol, él disfrutaba intruseando en el taller de su padre, quien era tornero y mecánico. 

En el colegio, le gustaba tocar la batería, la flauta y la guitarra, pero no era el único que disfrutaba de la música en su familia: su bisabuela paterna tocaba el piano y su bisabuelo el violín. Para Dennis Mayr, todos estos fueron antecedentes cuando a los 31 años, repensó a que quería dedicarse, tras trabajar cuatro años como soporte técnico en Argentina. 

“Mirando para atrás, uno se remite a la infancia y ahí es donde uno suele encontrar las respuestas. Entre fabricar cosas y la música, salió el tema de construcción de instrumentos musicales”, cuenta Mayr. 

Archivo personal

Tras aprender de un lutier local de formación italiana, comenzó a armar su propio taller, pero  la recesión económica del país se lo impidió.  “Me quedé sin insumos para poder empezar a construir instrumentos. Muchos de mis maestros tuvieron dificultades, debieron mudarse, diversificar sus actividades o cambiar su forma de vida”. En su caso, optó por regresar a Chile, a pesar de que no existiese campo laboral en su nuevo oficio. 

¿Que hiciste acá?

-Cuando volví a Chile mi primer trabajo fue justamente soporte informático, era el encargado de mantener andando los servidores web de muchas marcas. Estuve trabajando 6 meses ahí, después la empresa cerró, así que decidí armar nuevamente mi taller de guitarras y violines, costó mucho pero logré vivir de eso 2 años y fracción. 


“Entre fabricar cosas y la música, salió el tema de construcción de instrumentos musicales”

En 2017, el informático debió cerrar “Mayr Luthier”, el taller que tenía desde 2015 y que en un comienzo costeaba actuando en comerciales. La decisión recaía en la falta de capital, un nulo acceso a créditos y además, su mudanza a Viña del Mar que lo dejaba sin un espacio donde laborar. 

LA REIVENCIÓN

Atrás quedaron los días en que sus pares no le prestaban atención. Hace algunas semanas alcanzó cerca de 6 mil likes en Twitter cuando comentó que era un constructor de violines viviendo en Chile, acompañado de un emoji de payaso. Las respuestas no tardaron en llegar: le dejaron mensajes de ánimo, le brindaron consejos y otros tantos contaron sus desgracias laborales.

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¿Esperabas tal recepción?

-No lo esperaba y de hecho apareció mucha gente que necesitaba reparaciones, cotizaciones, asesorías y hasta dos personas que encargaron un violín a medida. Eso me obliga a mí -con mucha alegría por supuesto- a apurar la remodelación de mis mesones, de algunas herramientas y comprar insumos por adelantado para poder pasar, por lo menos, la mitad del día dedicada al taller. 

¿En qué proceso estás con las personas que te encargaron instrumentos?

-Hay uno que ya me está preguntando por avances porque quiere hacer la reserva, quiere pagar el 50% de una guitarra, que tengo armada en esqueleto pero que a él le interesa ese modelo… La verdad es que no esperaba el alcance de ese tuit y fue una pequeña bendición para refrescar el proyecto que yo ya daba por dormido indefinidamente.

También mucha gente te dio ideas sobre cómo seguir con tu oficio ¿vas a implementar alguna de ellas?

-Voy a seguirlas. Hay alguien que me preguntó si hacía violines con madera chilena y la tradición siempre ha sugerido utilizar especies europeas y norteamericanas por sus propiedades de estabilidad y capacidad sonora, pero creo que hay maderas chilenas que pueden cumplir la misma función, tanto en sonoridad como en estética; la veta bonita, un color agradable, que sea resistente. Así que estoy viendo proveedores de maderas nacionales, como álamos, alerces, coihue, raulí. Sería super lindo hacerlo con maderas chilenas que no tienen nada que envidiarle a las europeas. 

Archivo personal

En el futuro, dice que le encantaría aprender a construir violonchelos y mejor aún sin son con madera chilena. También, quiere dictar clases para quienes desean aprender su oficio, y gracias al tuit ya se han presentado dos candidatos. Ahora, está trabajando en un nuevo proyecto, que nuevamente reúne dos de sus pasiones: “¡Estoy armando mi aplicación que asiste en el estudio de instrumentos musicales!”, dice contento.

Al final de esta entrevista, se le pregunta cuál de sus oficios prefiere y sin pensarlo, contesta: “No podría quedarme con ninguno en particular porque mi ídolo de chico siempre fue Da Vinci”.

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