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Entrevista Canalla

12 de Marzo de 2021

Cote López, escritora: “Mi cabeza es cuática”

La modelo y legendaria figura de la farándula publicó una novela el 2020 y se transformó en superventas. En febrero publicó su tercer libro y nuevamente se ha transformado en un hit. Aquí, la esposa del Mago Jiménez da detalles de las tramas eróticas de sus textos, de su método de escritura, del mundo, de Chile, del marido y de su vida en general.

Por

“Escribo mis novelas en un mes”, comenta, inmutable, Cote López. Tiene 32 años y ha vivido un montón de vidas. Lideró un escándalo hace años, un enredo de estoperoles entre un número 9 y un número 10, acumuló portadas, fue famosa y lloró en algún estudio de televisión. Ella se casó con el número 10. Se casó con el crack, el Mago Jiménez, un héroe cuyo empeine está bendito. Engendró trillizas y un hombre. A causa de la ruta deportiva de su marido pudo viajar por el mundo: tocó el oro en Dubái, fue una princesa latina; vistió la ropa de moda en Milán, fue pionera, diva, italiana; se paseó intangible y encima de unos tacos por Londres. Y un día, en pleno 2020, trastocada por su hilera de anécdotas, redactó una novela en su teléfono, lo traspasó al computador, y se transformó, así, sin más vueltas, en un best seller. 

-¡Y hoy corro todo el día!

-¿Por qué?

-Porque soy mamá, soy empresaria, tengo un nietastro, porque vendo lápices labiales, vendo mis libros, porque tengo un personal trainer, porque estoy en todas. 

-¿Y está bien?

-A veces me duele la cabeza. 

-¿Qué le pasa?

-Me da jaqueca.

Estamos ante la escritora del momento, el hit de ventas, la que escribe de romances, de sexo volcánico, la que relata un coito sudado en camas de oro en Emiratos Árabes Unidos o en Milán. Aquí está la narrativa exótica, el realismo arábigo, el realismo milanés, el mundo de la lujuria en la pluma telefónica de María José.

-Pero la protagonista no soy yo.

-¿No son proyecciones de su mente?

-¡Para nada!

Su primer libro se llama “Tú tampoco eras para mí”. Su segunda novela, escrita enseguida, sin la pausa convencional y atormentada que se toman los escritores, sin esa angustia teatral que reflejan los novelistas en las fotografías, se llama “Perdóname, fue un error”. Y la tercera, el punto final de esta saga entusiasta, se llama “Hasta que la muerte nos separe”. 

-¿Por qué escribe?

-No sé…

-¿Tiene alguna conjetura?

-Eee…

-¿Le agrada?

-No. Me apasiona.

-¿El febril amante de esas novelas no es una variante de Luis Jiménez, su esposo? 

-¡Nooo! ¡Lo que está en las novelas es pura imaginación!

-Izabella, la protagonista, esa mujer romántica y que está ardiente durante toda la saga, ¿no se vincula con usted?

-¡Yo todo lo invento! Te juro por Dios. Son puras cosas que se me ocurren y voy metiendo en el celular.

-Pero quizás usted tiene fantasías eróticas…

-Ninguna.

-El título “Tú no eras para mí”… ¿es una metáfora dirigida al incidente que tuvo con el número 9 (Pinilla)?

-No. Y el que piensa eso es un ignorante.

Anuncia que, en ocasiones, en un momento lánguido, ella se pone en trance e inventa personas. A esas invenciones, como ya sabemos, las junta en la pieza de un hotel imaginario y les ordena que hagan el amor. O les ordena que sean un amor imposible. Le ordena al galán que se vaya a Dubái, le ordena a la heroína desearlo en noches de calor. Es el cerebro afiebrado de la Cote López. Y puede que la Cote esté junto a su personal trainer elaborando un músculo y, aún así, ella sigue pensando en aventuras para sus novelas. Ella resume todo en una sola frase.

-Es que mi cabeza es cuática.

-¿En qué sentido?

-Pienso mucho, de verdad. 

-¿En qué piensa?

-¡En todo! ¡Siempre estoy pensando! Yo creo que por eso me dan jaquecas. Pienso demasiado.

-¿Ha intentado pensar menos?

-¡Es que no puedo dejar de pensar!

-Intente vaciarse…

-¿Qué?

Francamente el reportero ignora lo que quiso decir a la Cote, el momento es rico en adrenalina, no hay tiempo para reflexiones. Solamente él quiere velar por la amena cabeza de López.

-Piense moderadamente…

-Ay, no lo puedo evitar…

La cabeza de López es ciertamente llamativa. Es, a grades rasgos, la mixtura entre la imaginación y el gimnasio. O, también, el punto medio entre la maternidad y un estadio lleno. El reportero sospecha que tantas cosas en su vida la llevan a las jaquecas. 

-Yo, cuando estaba escribiendo una de las novelas, estuve dos semanas seguidas con jaquecas…- insiste la Cote.

-¿Qué tiene allá adentro?- masculla el reportero intrigado, mirando su cabeza.

-La verdad es que tengo la cabeza llena de personajes.

-¿Cuántos personajes le caben dentro de su cabeza?

-Para cuatro novelas más.

LA LITERATURA Y YO

-¿Se da cuenta que usted es un fenómeno?- lanza el reportero.

-¿Cómo?

-No, no, disculpe… no lo digo en el sentido de un fenómeno freak, de un monstruo raro…

-¿Ahh?

-Lo que quiero decir es que usted es un fenómeno de ventas.

-Ya sé.

Ella vende diez mil ejemplares en dos o tres días. Ella agota ediciones. Ella anuncia en qué lugar firmará libros y el recinto se llena: Cote López, incluso, sufrió una tendinitis firmando autógrafos. Firmó más de dos mil ejemplares (“pero no dejé de firmar… terminé firmando con una venda”, revela). Y ella no tiene editorial. Ella sólo contactó a una imprenta que armó mecánicamente cada obra, sin hacer consultas sobre ortografía.

-Sí, puede que algunos libros hayan salidos con errores en las comas, o algunos tildes…

-Eso es menor, Cote…

-Es que, ¿sabes?

-Dígame…

-Yo tengo un teclado árabe. 

-¿Qué?

-Mi teclado está en árabe.

-¿Está hablando en serio?

-Totalmente en serio. Entonces no hay posibilidades que me corrija la ortografía.

-Usted es sorprendente… Ha escrito tres best seller chilenos con un teclado en árabe…

-Sí…

Además, Cote López está sin editorial porque odia a las editoriales. Varias, apenas husmearon las ventas, la han contactado.  

-No lo dudo, Cote. Yo, llámeme ingenuo, por error llamé a Planeta. Pensé que la editaban allí…

-Ellos me llamaron varias veces.

-¿Y qué pasó?

-¡Era todo súper fresco! ¡Me daban un 12% de la venta de cada libro vendido!

-Es que, ¿sabes?
-Dígame…
-Yo tengo un teclado árabe.
-¿Qué?
-Mi teclado está en árabe.
-¿Está hablando en serio?
-Totalmente en serio. Entonces no hay posibilidades que me corrija la ortografía.
-Usted es sorprendente… Ha escrito tres best seller chilenos con un teclado en árabe…
-Sí…

-…es el sistema que hay en el mundo de las letras…

-¡Qué se han creído! ¡Yo escribí el libro, no ellos! ¡Yo me quedaba escribiendo, toda apurada, en la noche, no ellos! 

Y, con toda naturalidad, dispara la frase que toda escritora, todo escritor, esos intelectuales con los bolsillos llenos de preocupaciones, ha soñado con gritar a una editorial:

-¡Se pasaron de frescos! ¡Los vendo yo mejor y toda la plata queda para mí!

Y, libre de corporaciones, de oportunismos, la señora López, la escritora explicó cómo llevaba a cabo estos proyectos. Y su método ha sido el siguiente: escribía de noche, arrebatada, mientras el Mago Jiménez, el 10 de Palestino, estaba a su lado meditando en sueños un próximo tiro libre. Ella se tiraba encima del teclado, le daba lírica a algún orgasmo, y seguía escribiendo hasta las siete de la mañana. Los Jiménez López despertaban, reclamaban el vaso de leche, y la escritora no se podía detener. No era porque la visitaba una musa, sino, simplemente, “porque quería terminar rápido no más”. Demoró, máximo, un mes y medio por novela.

-¿Por qué tenía que terminar las novelas tan rápido?

-Yo creo que es mejor terminar todo eso rápido. Y luego venderlas entre mis seguidores y donar las ganancias.

En esas noches el Mago despertaba y le decía, secamente:

-¿Cuánto escribiste?

-Quince páginas, amor- respondía la Cote.

-Eso es nada, amor- empujaba el mediocampista.

Y ella reclamaba. 

-Pero, amor, es más que la cresta.

Amor, amor, le insistía la Cote, quince páginas son muchas aventuras, muchísimas encamadas, tantos párrafos de corazones partidos, además, decía, todo lo relato en tiempo presente, amor, es lo que está sucediendo, eso da frescura al relato, amor. Y el Mago le sonreía, porque según ha dicho la Cote, el Mago tiene una sonrisa radiante, es un plus dental que Jiménez luce en todo momento. Y, ahí, aún tras quince años de vida en común, tras cuatro hijos y cuatro países, la escritora y el futbolista, se comprimían un un abrazo enamorado. 

Felices como en un cuento.

La bella y el bello.

La que mete libros y el que mete goles.

EL MUNDO Y YO

De manera que parece una Isabel Allende en formato fitness. Pero no le interesa pertenecer a la SECH (Sociedad de Escritores de Chile). Escribir es un impulso intuitivo, relajado, gratuito.  

-¿Cuáles son sus influencias?

-No sé. Todo lo que he leído me ha gustado.

Escribir es una parte más de su vida. La Cote López vende lápices labiales, tiene un emprendimiento de cosméticos, va a buscar a los niños, organiza las comidas, busca los mejores precios, moldea su cuerpo con un entrenador, mira partidos de fútbol, abre un vino, lava la copa, acoge a una tía del Mago en la casa, llora cuando un niño muere, llora a mares cuando ve a los que sufren, lleva su manuscrito a la imprenta, regatea con la imprenta, se lleva los miles de libros a su casa, se muestra radiante en Instagram y, justo a la hora de dormir, ella se pone a escribir.

-Y pienso… todo el rato.

Y, con toda naturalidad, dispara la frase que toda escritora, todo escritor, esos intelectuales con los bolsillos llenos de preocupaciones, ha soñado con gritar a una editorial:
-¡Se pasaron de frescos! ¡Los vendo yo mejor y toda la plata queda para mí!

-¿Y ha pensado en cuál ha sido el mejor lugar en que ha vivido?

-Mmm… me encantó la vida que tenía en Dubái. Pero Italia es fascinante. Ay, no sé…

-¿Cómo era el lujo en Dubái?

-Impactante. Todo lleno de oro. Yo me sentía una princesa. Y todo muy seguro. Yo dejaba el auto con las llaves puestas y no pasaba nada. Pero, ojo… igual hay pobreza en Dubái, sólo que no la muestran.

-¿Quién es pobre en Dubái?

-Los trabajadores. En una pieza pueden vivir diez personas.

-¿Y Londres?

-Es increíble. Y me pasaba algo que no pasa en otros lugares…

-¿Qué?

-En Londres nunca recibí un piropo.

-¿A qué lo atribuye?

-Yo creo que todos van en su propia volada.

Respira por un segundo.

-¿Y Chile?

-Uf. Aquí a veces tengo mucho susto. 

-¿Qué le asusta?

-Los portonazos. Cada vez me da más susto andar en auto.

-¿De qué tendencia ideológica es usted?

-De la tendencia de que las cosas sean justas. Yo marché.

-¿Tiró alguna piedra?

-No, eso no.

-¿Quiere los cambios?

-Sí, eso sí. Yo no quiero ver más a un abuelito sufriendo porque no tiene los remedios, por ejemplo.

-¿Qué le gustaría leer en la nueva Constitución?

-“Los niños son intocables”.

Hace una pausa.

El reportero le pregunta por el Mago y ella dice que lo adora. “Es tan profesional”, y la señora López suspira. “No fuma, no toma, no se acuesta tarde, entrena dos veces al día, es el líder, se emociona con los logros de sus compañeros”.

-¿Y los celos?

-No hay.

-¿Una foto suya en micro bikini lo pone serio?

-Jamás. Y si fuera así, me separo. 

Y ríe.

-Usted ha tenido suerte, ha tenido una vida de película…- le lanza el reportero.

-Lo sé. Y eso me da miedo.

-¿Qué?

-Que todo se acabe.

-¿Cómo?

-Cuando todo está tan maravilloso… siento que algo puede pasar…

-Disfrute el momento- la alienta el reportero.

-Ay, sí sé… pero ¿y si se acaba?

-Ahí entonces lo escribe…

-¡Ay, no!

-Está pensando mucho otra vez, Cote…

-¡No paro! Siento, como en esas películas, que voy a ir en auto, cantando, y de pronto voy a chocar…

-Tiene el cerebro de una escritora…

-Es que…

-¿Qué?

-Es que quizás soy una escritora.

Ahí, entonces, la superventas sin editorial, la mamá, la abuelastra, la empresaria, esta Corín Tellado condimentada con sexo, suelta una risa elegante. Y se esfuma, sin explicaciones. Así como, a lo largo de tres libros, lo han hecho sus personajes.


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