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Entrevistas

9 de Octubre de 2023

Fresia Castro, best seller espiritual: “La ciencia y el espíritu han servido para dividir a la humanidad más que para acercarla”

Fotos: Felipe Salgado

Creadora de un método llamado Cyclopea, la escritora y periodista chilena Fresia Castro ha entrenado a miles de personas en lo que ella llama la recuperación de su identidad original. Castro define a los humanos como seres-energía, perfectos y eternos, pero necesitados de educación espiritual que nos ayude a entender quiénes somos y dónde venimos. Autora de seis libros, está convencida de que la humanidad puede, si se lo propone y conoce las herramientas, cambiar el curso de los acontecimientos y mejorar así el planeta: “Tenemos una capacidad infinita de buscar espiritualmente, pero hay que buscar hacia dentro”.

Por Jimena Villegas

Es mediodía de un sábado muy primaveral. Mientras afuera, por los pasillos y las escaleras circulan varios cientos de personas, adentro -en el salón Vitacura- se oye el rumor de al menos otro centenar de voces. La mayoría son voces de mujer que aguardan, un poco impacientes, la charla de Fresia Castro. Canalizadora de un método destinado a despertar y entrenar capacidades espirituales en el humano, terminará exponiendo en una sala abarrotada, con personas sentadas en el suelo o apretujadas contra las paredes. Su charla se convertirá, por lejos, en uno de los hits de los tres días de un evento llamado MCA Festival.

Instalado esta vez en CasaPiedra, el MCA 2023 logró convocar en septiembre a unas siete mil almas, que se repartieron entre 110 actividades. Por sus salones pasaron terapeutas, expertos en vida verde, astrólogos, tarotistas, músicos, psicólogos, yoguis y médicos, entre una extensa lista de personas dedicadas a divulgar herramientas que proponen una sola cosa: el encuentro del ser humano con su mundo interior.

Dentro de ese vasto territorio, que bien podemos definir como el de la espiritualidad, Fresia Castro Moreno es un nombre clave, la chilena más internacional y tal vez la más transversal y reconocida. Creadora del Método Cyclopea de Activación Interna de la Glándula Pineal, en 33 años, ha desarrollado una red de casi 70 instructores. Cuarenta de ellos enseñan hoy, aquí y en México, El Salvador, Colombia, Argentina, Europa, Australia y Estados Unidos. Todos imparten un taller básico -aunque hay más- llamado seminario de activación, que dura dos días y está destinado a entregar las cartas de navegación del “pinealismo”.

Expresado en pocas palabras, si es eso posible, el mundo que Fresia Castro define es -en su origen- energía, frecuencia y vibración, adaptadas a las leyes de este campo, que es un campo atómico. La manifestación más densa de las frecuencias es la de la materia; es decir, este Universo. Pero -para ella- la materia es sólo un resultado. Lo real, que es donde se crea la materia, es invisible y lo que observamos aquí son esos resultados, que además son siempre transitorios.

Los humanos -en nuestro origen- no somos materia, sino seres-energía, creadores, perfectos, eternos, adaptados a los límites del campo atómico y usuarios de sólo un mínimo de nuestro potencial original. Manifestados en esta forma física, desarrollamos aquí nuestra expresión creadora. Fresia Castro explica que creamos con el sentimiento, el pensamiento y la acción, y que generamos nuestros resultados según nuestras capacidades. Podemos crear -en muy baja frecuencia- miedos o sentimientos negativos, y podemos crear en alta frecuencia, desde el amor. Dependiendo de la calidad del sentimiento que emitamos será la calidad del resultado que tengamos.

Por eso, para crear la vida que queremos, son necesarias dos cosas. Primero que sepamos quiénes somos en ese origen perfecto y después que recuperemos nuestra real identidad creadora. ¿Cómo? Mediante un acto de creación, que recupera la conexión con nuestro propio creador, el Arquetipo Uno perfecto -o Dios- del que somos parte. Para impulsar ese acto de recuperación es que existe el Método Cyclopea. Recuperar la memoria abre la posibilidad de cambiar los resultados. Los humanos -dice Fresia Castro- podemos generar un planeta perfecto: “El colectivo está compuesto por individuos. Si cada individuo aprende a crear desde la perfección, podríamos cambiar nuestro mundo y el que nos rodea”.

“El sistema está absolutamente carente de espiritualidad”

A los 81 años, Fresia Castro es una mujer alta, joven y calmada. Sus ojos, muy azules, no pierden la amabilidad. De su boca no se borra el gesto de gentileza. Su convicción es tal que se hace imposible no comprender que en cada una de sus palabras está toda su verdad. Sentada una tarde algo sombría en la casa de su hija, se dispone a conversar sobre el despertar de la conciencia y sobre cómo se vive hoy en esta Tierra. Dirá que la clave está en dejar hablar al corazón y que su propuesta es un conocimiento fundamental, hecho para este tiempo. También reconocerá que su elección de camino tuvo un costo en su familia.

-Pareciera que los humanos estamos muy necesitados de espiritualidad. ¿Está de acuerdo?

-El sistema está absolutamente carente de espiritualidad, y me refiero a la necesidad del ser de recuperarse en su esencia. Nuestra esencia es espiritual. No hablo de algún tipo de creencia o de movimiento. Hablo del primer aliento, eso que recibimos cuando llegamos a este mundo y respiramos por primera vez. Somos de naturaleza perfecta y ese primer aliento trae la memoria de lo que somos. Pero el ser está limitado en esta forma, en este sistema de vida y también en los resultados de lo que crea. Es fundamental que el ser recupere esa conciencia de saber que está más allá de la materia, que hay un principio creador que hace que él se vuelva un creador.

-Este país se declara mayoritariamente católico. La religión habla de buscar la salvación. ¿Tenemos que buscarla?

-Es complejo. La salvación no es que, después de que te mandaste todos los errores posibles, igual te vas a salvar. Parto por la idea de que la Iglesia ha tenido muchos traspiés a través de la historia, incluyendo la Inquisición o la venta de bulas papales para comprar el cielo. Hablar de salvación no me hace ningún sentido, pero creo firmemente, y no por creencia sino por certeza, que todas las grandes religiones tienen una misma verdad, un mismo origen, una misma esencia. Esa clave es la misma que las grandes leyes del Universo y es la misma que tiene el ser espiritual cuando recupera su memoria.

-Usted habla de Dios, pero no habla de religión.

-A través de las religiones se ha distorsionado bastante el mensaje, porque el hombre ha interpretado lo que podrían ser claves que se nos han legado a través de las edades o de las civilizaciones. Los grandes avatares traían esas claves, pero no las pudimos descifrar o se ocultaron o se reinterpretaron. Hoy estamos desprovistos, al menos desde las religiones, que son instituciones humanas, y hay una desilusión, porque con todo lo que ha pasado las instituciones se han quedado sin piso.

-¿Pero usted cree en Dios?

-Yo no creo en Dios, Dios es experiencia.

-¿Qué quiere decir?

-Que a Dios se le puede experienciar. Creer es algo tan vago, que no creo en Dios, y de hecho me declaré atea a los 12 años.

-¿Y se sigue declarando atea?

-No, porque sé que existe. Pero no como lo piensa el humano. Me han preguntado si puedo describir a Dios, pero Dios no se explica.

-Usted, en un momento, cambió de vida y creó un método que habla desde la fe.

-Tuve acceso a otra manera de ver y de entender. Pero era, y todavía sigo siendo, un poquito escéptica. Acepto que todos pueden tener sus propias experiencias, y no las niego ni las cuestiono. Pero, en lo que a mí me corresponde, soy bastante severa, necesito tener la experiencia para aceptar, porque creo que todo está en uno. Vivimos en medio de resultados y, según las experiencias de cada cual, como creadores, nosotros mismos generamos lo que vivimos.

-¿Cómo le explica usted a una mujer que ha sido abusada que eso es una creación de ella y que se haga responsable por lo que creó?

-No, no puedo decirle que un abuso o una violación es creación de ella, porque no lo es. Su creación es el entorno en el cual maneja su vida y las sintonías de frecuencia que hay en su vida. Tú creas a partir de tu sentimiento, y vas creando los entornos. A veces tomas decisiones de baja frecuencia y, por sintonía de frecuencias, te vas a topar esa misma baja frecuencia. Si tú eres ignorante de ti mismo, vas a andar a tropezones en la vida. Te pasarán cosas buenas, pero no te vas a dar cuenta del porqué y vas a aceptarlas como suerte o como destino. Y si estas furioso, te enojas con alguien y empiezas alguna violencia, vas a sintonizar con más violencia, pero tampoco te vas a dar cuenta. No vas a saber por qué. En todas las sintonías de frecuencia donde te mueves suceden cosas. Es así como ocurren los eventos acá, en función de leyes. 

-Una frase suya dice “tener certeza en lo invisible”. ¿Qué pasa con quienes no tienen fe en lo invisible?

-Cuando yo hacía los seminarios, preguntaba: ¿quién tiene más fe? Algunas personas decían los niños y otras, los sacerdotes. Pero ¿sabes? Los que tienen más fe son los científicos, porque trabajan con lo insondable. Todas sus fórmulas y sus resultados los sacan desde lo invisible. Mientras conversamos, por esta habitación están pasando todos los canales de televisión, todas las conversaciones telefónicas, todas las ondas. No lo vemos ni lo sentimos, pero se manifiesta a través de resultados en los equipos, que pueden ser un televisor o un celular. Los científicos tuvieron que hacer fórmulas para crear aparatos que pudieran recoger estas ondas y hacerlas visibles o audibles. Si los científicos no creyeran en lo invisible, jamás podrían haber llegado a esos resultados.

-En esa lógica se podría decir que las matemáticas son invisibles.

-¡Por supuesto! Y hay un error en la división que se hace entre la ciencia y el espíritu. En un momento estuvieron unidos. Pero en otro momento la ciencia y la espiritualidad, que se refunda en las distintas religiones, se volvieron oponentes. Así, la ciencia y el espíritu han servido para dividir a la humanidad más que para acercarla. Pero la ciencia no puede escindirse de la espiritualidad del ser y la espiritualidad del ser no puede escindirse de la ciencia, si es que ambas entran en un proceso de alta frecuencia, que es el proceso real del ser.

-Usted dice que su método es una llave para recuperar la memoria del origen. ¿Hay que hacer su seminario para recuperar esa memoria?

-No es necesario. Lo que pasa es que es una herramienta muy buena para esta época, porque acelera el proceso. Podemos crear cosas extraordinarias, que parecen magia o milagros, pero que no son más que aplicaciones de las grandes leyes de universo.

-¿Puede explicarlo?

-Tú puedes precipitar cosas o tener el control del tiempo para, por ejemplo, llegar a tomar el avión a tiempo, aunque hayas salido atrasado. Parece imposible, pero puedes hacer que se vuelva cotidiano. Para eso es esta fórmula, que está destinada a que puedas tener un control molecular. No tiene nada que ver ni con religión ni con sectas. Es una unión de ciencia y de espíritu, no es una devoción. Mientras ciencia y espiritualidad no se unan va a ser difícil que se logre un equilibrio planetario.

Fresia Castro y sus libros best sellers

Fresia Castro es periodista y máster en Arte por la prestigiosa escuela de Beaux Arts de París. Pinta, toca piano y ha escrito seis libros. El primero, llamado “El cielo está abierto”, lleva ya ocho ediciones en Catalonia. Otros se los encuentra en grandes cadenas internacionales, como Amazon o La Casa del Libro española. Antes de desarrollar el Método Cyclopea, vivió en Francia por cuatro años y en el desierto de Atacama por una década.

A París partió empujada por un sueño. En la cordillera andina se dedicó a practicar lo que había aprendido en Europa. Hoy vive sola, aunque cerca de amigos y familiares, en Monte Patria, a media hora de Ovalle, en la Cuarta Región. Al periodismo renunció en 1980, cuando dejó su trabajo en la radio Cooperativa de Valparaíso.

Justo antes de partir recibió una oferta tentadora: “En esa época Carlos Ansaldo estaba a cargo del Casino de Viña y me dice: ¿Por qué no te quedas? Voy a renunciar y te haces cargo tú”. Pero no se quedó. Partió a la aventura. Hoy, cada miércoles, Fresia Castro lidera una transmisión por YouTube llamada “Encuentro en lo invisible”, a la que se conectan cientos de personas y donde expande sus ideas y experiencias.

-Usted cuenta en un libro que, para partir, le hizo caso a la intuición.

-Sí, tuve un sueño. Pero en ese sueño no hubo un diálogo. Fue solo vibración, y en la vibración hubo una transmisión de sentimiento, no de palabras. Sentí que recuperaba parte de una memoria y que para eso me había estado preparando. No sentía asombro, porque estaba en un lugar que reconocía como cercano. Me sentía en casa.

-Por eso pudo dejarlo todo y partir a Francia.

-Claro. Era algo evidente. Supe que tenía que viajar, que tenía que ir al sur de Francia, que ahí iba a recuperar algo que me iba a dar lo que me faltaba para empezar mi tarea.

-Su familia pagó el costo de su sueño.

-Sí, absolutamente. Pero también recibieron las bendiciones. Hubo que pasar lo que se conoce como la noche oscura del alma. En ese momento, Anthony tenía 12 o 13 años y Denisse, 9 o 10. Conocimos harto, paseamos, entraron en una escuela, hicieron buenos amigos, pero después no se querían venir. Les quité las raíces dos veces en cuatro años.

-Lo suyo parece un viaje iniciático.

-Ese viaje tiene un hito, una clave, que todos deberíamos saber. Hay momentos en la vida en que tienes que tomar decisiones. Y hay días pésimos, en que sólo quieres borrarte y dormir o ver una película, pero justo te llaman. Tú puedes tomar la decisión de seguir borrándote, es tu derecho. Pero tienes que saber que lo que pase en ese momento, con esa persona que te llama, va a ser siempre un milagro, va a ser siempre un evento extraordinario, siempre que no lo dejes pasar.

-¿Habla de abrirse a la experiencia?

– No es abrirse a la experiencia, porque tú no sabes qué experiencia te puede tocar. Hablo de abrirse al corazón, a ese sentimiento, a cuando dejas de llorarte a ti mismo, dejas de preocuparte y de hacerte víctima. Viene la oportunidad de dejar de poner atención en lo negativo. A partir de ese momento siempre pasa algo.

-¿Existe el libre albedrío, Fresia?

-Claro que sí. Es súper simple. Puedes pensar en lo que se llama destino. Vienes aquí para llegar allí y eso sería el destino, que es uno solo. Pero el cómo hagas ese tránsito, el cómo hagas para llegar a la meta que la vida te propone o que tú le propones a la vida es distinto. Puedes hacerlo de cualquier manera, pero si lo haces como tú sientes que tienes que hacerlo, entonces significa que estás alerta a tu corazón. Para hacerlo debes empezar a saber quién eres y eso es probablemente lo más difícil. Los seres humanos no tenemos ni idea de quiénes somos.

-Usted ya no realiza los seminarios, ¿por qué?

-No sigo porque no puedo competir con los instructores. Las personas me preferirían a mí. Es un tema ético.

-¿Usted vive de su método?

-Esta es mi profesión. Yo cambié de ser periodista de todas las noticias a ser periodista de las buenas noticias. Lo que traigo, más que una información, es un programa y ese programa es lo importante en mi vida.

-¿Y puede vivir bien?

-Económicamente vivo bien, porque vivo en opulencia, entendiendo la opulencia como la abundancia de toda buena cosa, y eso no tiene que ver con dinero. Viví en el desierto muchos años. Llegué con una carpa, un walkman, algunos libros, un colchón inflable y un saco de dormir. Nada más. La experiencia que adquirí en ese lugar me enseñó que es posible vivir sin nada, pero con todo. Por eso, el gran consejo que doy a todos es que aprendan a dar un salto al vacío, porque uno se da cuenta de que no hay vacío, sino vida. Y esa vida está para ayudarte.

-¿Cómo lo hizo en el desierto?

-Estaba a 3.600 metros de altura y había cierto tipo de hierba y de siembra. Entonces, tenías de qué alimentarte y aprendías a reconocer la naturaleza. Cada vez que se requería de ingresos para la alimentación formal, como los abarrotes, pasaba algo que me permitía tener la retribución para tener la abundancia de todo lo que requiriéramos. Pasó con la comida, con la luz solar, con un auto. Las personas podrían decir que las circunstancias eran mágicas, pero no. Son los efectos de las grandes leyes del universo. Desde Paniri hasta hoy, vivo en la opulencia. 

-Debo decirle que probablemente para el común de los mortales es muy difícil de creer.

-Por eso digo que lo que falta es educación espiritual. Y no tiene que ver con ponerse a estudiar, sino con recuperar la identidad del ser y su filiación con un universo del que proviene. 

-Su método tiene 33 años. Pensó cuando partió que iba a tener miles de seguidores.

-Te diría que superaron el millón de personas y no me lo imaginé. Nunca pensé hacia dónde iba a ir. Si me lo imagino ahora, me produce una sensación estar haciendo mi tarea. Yo recibí unas instrucciones y empecé a practicar lo que las instrucciones decían. Ahí descubrí inmediatamente lo que era el método. Pero nunca pensé: aquí voy a impactar. Todo era relativo a conocerme a mí misma. Al hacerlo pude ver qué podía hacer para aportar con lo que sabía. No son 33 años, es toda mi vida.

-¿Hay algún mensaje esencial que crea usted que debe recibir quien lea esta entrevista?

-Hay cuatro ideales que deben reinar en la tierra: amor, verdad, justicia y libertad. Podemos hacerlos reales, porque somos creadores. Cada uno puede lograrlo. Nuestra capacidad como colectivo parece estar bien lejos de todo eso, pero las apariencias engañan. Vemos mucha violencia en las noticias y cuesta encontrar cosas positivas, porque hay pelea, hay corrupción y eso revela miedo, incertidumbre, desorientación y mucha evasión. Pero frente a ese polo, sin que se note, está el otro, que es igual de poderoso. Hay una frase que dice: el bosque que crece no hace ruido, sólo lo hace el árbol que cae, y es tal cual. Tenemos una capacidad infinita de buscar espiritualmente, pero hay que buscar hacia adentro y no hacia afuera. Tenemos todas las respuestas, tenemos todo el poder creador, solo hay que descubrirlo.

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