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27 de Abril de 2021

El pulpo le ganó al topo: Iker Uriarte, Doctor en Ciencias Biológicas, dice que “en el documental pareciera que el buzo interactúa con un ser de Marte”

El documental "My Octopus Teacher" rompió el sueño en los Óscar para "El Agente Topo". La derrota para la película chilena convirtió, en estos días, al animal acuático en un verdadero enemigo nacional. Sin embargo, para el doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad Austral, Iker Uriarte, quien ha estudiado a los pulpos por 15 años, estos moluscos -que habitan en toda la costa de Chile- son tan magníficos que pareciera no pertenecer a este mundo: “Para poder vencer a un pulpo hay que llegar muy bien preparado”.

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La sorprendente amistad, o amor, entre un documentalista sudafricano y una pulpo hembra fue el eje central de uno de los documentales de naturaleza más exitosos de la última década. La película “My Octopus Teacher” (disponible en Netflix) conmovió al mundo y a la Academia haciéndola acreedora del Oscar a mejor documental, venciendo en la misma categoría a la cinta nacional “El Agente Topo”.

En la película ganadora podemos al audiovisual y conservacionista Craig Foster buceando en el océano Atlántico frente a la costa oeste de Sudáfrica. La película muestra la relación que forja con el animal de ocho patas: por momentos el vínculo incluso parece una danza abisal entre el hombre y el animal, el cual responde con increíbles muestras de humanidad, tocando con sus tentáculos las manos de Foster o posándose en su pecho. 

Pese a lo conmovedora de la cinta, muchos compatriotas han ironizado con el film, convirtiendo al pulpo en un verdadero enemigo nacional por haber derrotado al Topo en los Óscar. Incluso, organizaciones como la Subsecretaría Nacional de Pesca compartieron la imagen de una caricatura de su mascota, el chungungo, comiendo un plato de pulpo con Sergio Chamy, protagonista de “El Agente Topo”. 

Para el Doctor en Ciencias Biológicas, académico e investigador del instituto de Acuicultura de la Universidad Austral, Iker Uriarte, quien ha estudiado los pulpos durante más de 15 años, la cinta es un fiel reflejo de la “humanidad” y el desarrollo mental de estos animales.

 Aunque reconoce no haber visto “El Agente Topo”, asume que las capacidades de los pulpos, demostradas en “My Octopus Teacher”, son difíciles de equiparar: “ Me dijeron que El Agente Topo era muy buena y la daban como ganadora, ¿no? Hasta que apareció el pulpo, que en realidad es como un alienígena. Y pienso que hay que llegar muy bien preparado para poder vencerlo”.

¿Cómo marcianos? 

-Sí, y esta película que ganó el mejor documental en los premios Óscares demuestra que realmente es una especie muy interesante. Es una especie de invertebrados capaz de interactuar con el ser humano, es como si fuera un extraterrestre. En el documental pareciera que el buzo interactúa con un ser de Marte. Eso fue algo maravilloso, porque el pulpo trata de interactuar, pero interactuar positivamente.

¿Qué le pareció el trabajo de documentación de “My Octopus Teacher”?

-Buenísimo. Yo creo que la gracia que tiene ese documental es que fue verídico. O sea, no me imagino que haya habido ningún tipo de montaje. Simplemente la persona, que además llevó a su hijo, filmó. Y era un experto en filmación. Encontró un animal que le llamó la atención y lo siguió. Y el animal también estaba pendiente de que día a día, o las veces que lo frecuentaba, estuviera presente en el lugar. O sea, generó una interacción finalmente. Generó una comunicación. Eso conecta.

¿Ha visto esa interacción a lo largo de su carrera?

-Nosotros hemos tenido pulpos bastante amistosos. Había uno bien particular, ese pulpo solamente comía si uno le llevaba el alimento en la mano. Se iba con un brazo y tomaba el alimento, que se lo daba uno en la mano. Otros no. Cada animal tiene características diferentes. Y éste nos llamó la atención en ese tiempo porque tenía ese comportamiento bastante más interactivo. Pero nunca tanto como el pulpo del documental.

¿Qué cree que hizo que esta película impactara tanto a la audiencia y a los expertos en cine para hacerla merecedora de un Oscar?

-Yo creo que hay bastantes cosas. Hay bastante información y muchos documentales donde muestran el comportamiento de los pulpos y les ponen una jaiba dentro un frasco, y el pulpo es capaz de girar la tapa, entrar, sacar la jaiba y comérsela. Eso llama mucho la atención. Y está la sociedad protectora de los pulpos, que están en contra del maltrato a los pulpos porque de acuerdo con muchas investigaciones ya se sabe que tienen consciencia y que sufren. Entonces eso hace que se les tenga bastante más respeto. Y eso tiene que ver bastante con lo que nosotros queremos transmitir desde nuestros puntos de vista, que es que el sacrificio sea lo menos traumante posible para el animal, porque tiene mucha sensibilidad. Cada brazo tiene 40 millones de células nerviosas. Y eso hace que sean muy sensibles a todo lo que signifique interacción con ellos. 

Con respecto a la película, usted hablaba de esta astucia que tienen los pulpos. Hay una escena en que se sube a un tiburón-enfermera para salvarse. ¿Usted ha constatado ese tipo de actividades de defensa?

-En el laboratorio no, pero se ha dicho que además tienen una serie de recursos para defenderse. Desde la tinta hasta el camuflaje, y bueno, la capacidad que tienen de huir o de imitar a otras especies más agresivas. Se protegen con conchas, con distintos objetos que encuentran en el ambiente. También con conchas de loco, que las van transportando. Son especies espectaculares. Es un animal muy interesante de estudio, sobre todo por su conducta. Nosotros estamos trabajando para reproducirlos, porque con el tiempo se están disminuyendo las poblaciones naturales.

Con la película hay reacciones divididas entre quienes dicen “cómo le ganó a la película chilena mañana me voy a comer un pulpo” y quienes dicen “no voy a volver a comer un pulpo en mi vida”. 

-Ése es un tema. Después de esta película y con todos los documentales que han habido, hay gente que está en contra de su cultivo. Lo que estamos haciendo nosotros es cultivarlo y reproducirlo, pero para disminuir la influencia de pesca sobre cuencos naturales, porque están disminuyendo las poblaciones naturales de la misma forma que pasa con los salmones y otros recursos. El esfuerzo de caza y el esfuerzo de pesca naturalmente disminuye las poblaciones naturales. Entonces la alternativa es la acuicultura, nosotros trabajamos en esa área. También trabajamos en la recolección de locos, abalones. Ése es el objetivo de la acuicultura.

El doctor en ciencia biológicas, Iker Uriarte lleva 15 años trabajando con pulpos.

¿Y el pulpo de la película se puede encontrar en las costas chilenas o es propio de África?

-Esa es una especie africana. Ahora, hay un pulpo por ejemplo en Hawai que es fácil de domesticar e interactúa con personas. De hecho, nosotros acabamos de adjudicar un proyecto de gobiernos regionales, estamos trabajando con ellos; donde una de las etapas es que el pulpo sirva como centro demostrativo para el turista. Como sabemos que interactúan, contemplamos dentro del objetivo de este proyecto que dura dos años, hacer un centro para que el turista que viene interactúe con el pulpo. Tenemos, naturalmente, que entender que no todos los pulpos interactúan. Hay que priorizar aquellos que sean fáciles de interactuar. En eso estamos trabajando.

En el documental también se ve que los pulpos viven poco más de un año y que casi toda su vida se centra en poner huevos ¿Cómo es ese proceso?

-Lo que ocurre es que la hembra protege sus huevos hasta que los huevos eclosionan. Hasta que salen del huevo estas paralarvas. Y eso significa que en el caso del pulpo del sur, que es el que conocemos nosotros, más o menos demora como cuatro meses lo que es la fase de incubación. Entonces significa que está cuatro meses la hembra protegiendo sus huevos sin alimentarse. Y está usando sólo sus reservas hasta que finalmente empiezan a eclosionar los huevos. Ya cumplió su tarea, es una hembra abnegada, y ya después muere. Y muere entre otras cosas porque ha pasado mucho tiempo sin alimentarse y porque ya los músculos no son capaces de responder a la alimentación. Entonces ahí hay un caso típico de un sacrificio cien por ciento por mantener la especie. Si no protegen los huevos, los otros organismos se los comen.

Pareciera que ese noble final en la vida de los pulpos conecta también con el público, ¿no?

-Es que en este caso, da la impresión que fuera todo totalmente natural. Que el buzo se sumergió, entró en contacto con este organismo, este organismo lo reconoció y mantuvieron la interacción por un año, que es bastante tiempo. Incluso el padre lleva al hijo para que lo acompañe y eso genera también otro tipo de interacción. La gente nota el cariño que se generó entre medio, porque bueno, para eso la gente tiene mascota. Hay especies que se ven en el cine que son muy fáciles de domesticar, pero el punto es que acá da la impresión de que estuvieran más cercanos. Bueno y también las características propias del animal.

¿Cómo cuáles?

-Son muchas características bastante increíbles. En la película por ejemplo aparece el pulpo imitador, que creo que se llama mimic octopus, es capaz de simular la forma y movimiento de hasta 15 especies marinas distintas.  O sea, eso es impresionante. Es como si a partir de una foto, el pulpo fuera capaz de camuflarse y adoptar esa morfología. Imaginate, si los pulpos vivieran más de dos años, superarían la inteligencia humana. Y ahí tendríamos que andar con cuidado. 

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