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Entrevistas

1 de Enero de 2022

Diputado Vlado Mirosevic, líder del Partido Liberal: “Lo peor que le puede pasar a la democracia chilena es que la elección de Boric termine frustrada”

Vlado Mirosevic Agencia Uno

El legislador aborda los aprontes del Frente Amplio para asumir el gobierno en Marzo, coalición de la que pese a haber participado de su fundación, la dejó hace un año cuando el bloque comenzó su acercamiento al Partido Comunista. En esta entrevista, Mirosevic identifica los principales desafíos que tendrá que enfrentar el Presidente electo en el Congreso, donde advierte la principal amenaza del próximo gobierno: el riesgo de una experiencia fracasada.

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El diputado del Partido Liberal, Vlado Mirosevic, mira Chile desde el extremo opuesto al del Presidente electo: mientras Gabriel Boric es de Punta Arenas, él es oriundo de Arica. Desde este punto de vista, pese que está seguro de que Boric “será un presidente regionalista”, reconoce que su programa le parece tibio en cuanto a descentralización respecta.

Con todo, el líder del Partido Liberal -tienda que dejó el Frente Amplio en Noviembre del 2020 en medio de los acercamientos del bloque con el PC-, aborda en esta entrevista la forma en cómo aspiran apoyar al próximo gobierno, en la cual se ve reflejada una de sus obsesiones confesas: formar una amplia mayoría parlamentaria que abarque a la izquierda y la centro izquierda.

En este sentido, afirma que es lo único que podría dar viabilidad al gobierno de Boric, administración que tendrá que enfrentarse a un Congreso dividido y a una derecha que, según Mirosevic, podría inclinarse hacia el sectarismo.

“La derecha se va a sentir muy tentada por el Trumpismo, a propósito de la ultra derecha y la versión chilena de Donald Trump”, afirma Mirosevic, aludiendo sin mencionar a José Antonio Kast, advirtiendo que si eso ocurre, “no hay muchas esperanzas si toda la derecha va a tener una oposición radical al gobierno, va a ser difícil la cosa en el Congreso”.

Desde el Partido Liberal, usted fue uno de los fundadores del Frente Amplio, para luego dejar la coalición hace ya un año. ¿Qué siente ahora al ver que el Frente Amplio será gobierno a partir de Marzo?

Nosotros nos fuimos porque todo indicaba en aquella época que el Frente Amplio se iba a plegar tras la campaña de Daniel Jadue, que en ese momento aparecía en las encuestas como el principal líder para competir con la derecha. Nosotros sabíamos que Daniel Jadue en segunda vuelta era regalarle el gobierno a la derecha, y eso no lo queríamos. 

Entonces proponíamos una gran unidad de todo el progresismo, no dividir las listas de constituyentes, tener una primaria común, un candidato o candidata única del progresismo para enfrentar a la derecha. Si bien fue por una diferencia más bien táctica, no fue por una diferencia de fondo, ni de confianza humana, ni programática. Más bien, fue por una lectura distinta de quién tenía que encabezar ese momento. Después surgió Gabriel como candidato y terminó ganando esa primaria, cosa que nadie esperaba. No tenemos un arrepentimiento respecto de eso, fue nuestra consecuencia política.

Dentro de los argumentos que se esgrimieron para su salida, era que ustedes abogaban por convocar a mayorías y veían que el Frente Amplio se estaba plegando a otra minoría. ¿Qué lectura hacen que la candidatura que después ustedes terminaron apoyando en Nuevo Pacto Social, obtuvo un magro resultado en las elecciones, mientras que Gabriel Boric obtuvo una votación histórica?

No logramos nuestro propósito de producir la unidad, ni en la constituyente, ni en la primaria presidencial amplia, y llegamos divididos a la primera vuelta. Nuestro escenario ideal era el que se produjo en segunda vuelta, donde hubo una candidatura única del progresismo, en el amplio sentido de la palabra, que enfrentó a la derecha y logró ganarle. Esa misma amplitud es por la que abogamos hoy día. 

Nosotros no nos hemos movido ni un milímetro de nuestra tesis original, que es la siguiente: post Estallido Social, si no hay mayorías, es difícil hacer cambios. Todos los cambios y las reformas estructurales que se expresaron con mucha nitidez después del Estallido Social, requieren de una mayoría social y también política en el Congreso. Y sigue siendo esa nuestra principal obsesión como Partido Liberal, la capacidad o no de que esos cambios pasen y la capacidad o no de que quien esté en La Moneda, en este caso Gabriel Boric, convoque a una amplia mayoría para que esos cambios pasen.

Ahora, sin embargo, abogan por una mayoría que incluye también a los comunistas. ¿Ya no les incomoda el PC?

Nuestro problema no era el PC, sino el construir una coalición estrecha. Nosotros decíamos que hacer una coalición exclusivamente con el PC no construía mayorías. A reglón seguido, siempre dijimos que si el PC participaba de una coalición amplia del progresismo, nosotros no teníamos ningún problema de participar de una coalición con el PC. Ahora decimos lo mismo, no hay que repetir una coalición minoritaria en el Congreso. O sea, Apruebo Dignidad tiene treinta y siete escaños en la Cámara y en el Senado tiene cuatro, entonces seguimos insistiendo en que no es deseable, en favor de los cambios, una coalición estrecha. No es deseable un problema práctico a estas alturas.

¿Eso va en línea con la apertura que ha mostrado últimamente Apruebo Dignidad de abrirse, por ejemplo, al Partido Socialista?

Que se incluya al PS es una buena señal, a nosotros eso nos da mucha confianza porque quiere decir que el gobierno va a tener mayor viabilidad. Ahora, incluso así es insuficiente porque con eso tampoco logramos mayoría parlamentaria. No estamos enamorados respecto a una fórmula concreta, sólo advertimos de que sin mayorías parlamentarias es muy difícil hacer cambios. Desde el PL, lo que le hemos comunicado al (futuro) gobierno es que nosotros prescindimos de los cargos, no es nuestra intención. 

Más bien, nos ponemos a disposición de la agenda transformadora en el Congreso, porque los cambios que Chile requiere con urgencia no pueden depender de un par de cargos, eso es muy importante que los partidos lo entiendan. Ahora, entremos a discutir sobre contenidos, cuáles van a ser las prioridades, la agenda corta del gobierno en el Congreso, los primeros cien días. 

“Ser parte de Apruebo Dignidad no es algo que nos convocara, tampoco lo hace hoy”

¿Cuál cree que debe ser la prioridad legislativa?

Creo que debe ser una reforma tributaria, pero no de cualquier tipo. Debe tener una reforma de rentas regionales para que las regiones puedan también descentralizar esa plata que hoy está concentrada en Santiago. Hay varias ideas más de cuál es la jerarquización que tiene que tener, pero prescindimos de los cargos, queremos participar del proceso histórico, y no queremos formar parte de la coalición. 

Ser parte de Apruebo Dignidad no es algo que nos convocara en el pasado y tampoco lo hace hoy, a no ser que sea una coalición amplia.

¿Coalición amplia que incluya, por ejemplo, también al PPD y el PR?

Por ejemplo, y quizás no en la fórmula de una coalición, eso depende del Presidente. Hay distintas fórmulas para construir una mayoría parlamentaria, y ahí hay que dejar al Presidente y a su equipo que hagan una convocatoria. Lo importante es tener una mayoría parlamentaria dada la fragilidad del Congreso.

Además de la reforma tributaria, ¿Cuáles otras reformas deberían ser parte de las prioridades legislativas del nuevo gobierno?

-Respecto de Salud, el Seguro Universal de Salud que termine con esta salud clasista entre ricos y pobres, puede ser una medida que reúna a la izquierda y a la centro izquierda y quizás también pueda generar consenso en otros sectores, esa debe ser una prioridad central. 

Respecto al tema de pensiones, va a ser muy importante saber el pronunciamiento de la Convención, pero me atrevería a decir que la reforma estructural a las pensiones es importante, y el fin de las AFP, que era una promesa de Gabriel Boric, creo que es importante avanzar en ese tema y cumplir esa promesa. Para eso, nuestros votos están disponibles.

“Va a ser difícil la cosa en el Congreso”

Sin embargo, esas son parte de las reformas estructurales que propone el gobierno y que generan bastantes anticuerpos en lo que será la futura oposición. Entonces, ¿Cómo podrán pasar en un Congreso donde el gobierno no tiene mayorías?

Por lo mismo, nosotros hemos insistido en la necesidad urgente de hacer una convocatoria donde la mayoría parlamentaria esté en el centro, sin eso no hay posibilidad de hacer cambios. Chile puede frustrar sus expectativas de cambio si es que no somos capaces de ponernos de acuerdo en una primera mayoría progresista en el Congreso.

Luego de eso, tendremos que ir a conversar con el resto de votos que yo creo que la derecha se va a sentir muy tentada por el trumpismo, a propósito de la ultra derecha y la versión chilena de Donald Trump, a ser una oposición más radical al gobierno. Pero tengo esperanzas de que haya otros en la propia derecha que se resistan a esa tentación y que colaboren con los cambios que son necesarios. Por ejemplo, respecto de la reforma tributaria, fueron hasta los mismos grupos empresariales los que dijeron que era necesaria después del Estallido Social y se dieron cuenta de la necesidad de la seguridad social en Chile. Ojalá que no toda la derecha esté en el trumpismo.

¿Algún sector de la derecha que podría no caer en ese “Trumpismo” que usted acusa?

Me imagino que gente como Mario Desbordes (RN), el senador (Manuel José) Ossandón, por nombrar dos, no estarán en esa posición extremista que puede ser un efecto mayoritario en la derecha. Lo vimos así en la segunda vuelta al menos, incluso los entre comillas liberales de Evópoli, terminaron abrazando a José Antonio Kast. Ojalá que eso no se repita en el Congreso y que no haya una oposición tan dura a este programa de reforma.

Menciona a Mario Desbordes, pero él fue uno de los que más apoyó a Kast en segunda vuelta…

Sí, de acuerdo, no estoy defendiendo a Desbordes. No sé qué posición tomará, pero me imagino que aquellos que en el pasado han tenido una posición más centrista no van a prolongar eso después de la campaña. Ojalá, porque o sino no hay muchas esperanzas. Si toda la derecha va a tener una oposición radical al gobierno, va a ser difícil la cosa en el Congreso, pero quiero creer que van a haber sectores que entiendan la necesidad de cambios, porque además la ciudadanía ya habló en el Plebiscito con el Apruebo luego en la segunda vuelta. 

Lo peor que le puede pasar a la democracia chilena es que esta salida institucional, que fue el proceso constituyente y esta elección de Gabriel Boric termine frustrada. Entonces, todas las fuerzas de cambio tenemos que colaborar para que esto funcione, eso es lo más importante.

¿Y qué tipo de colaboración deberá hacer la centro izquierda? ¿Dique de contención para los aspectos más radicales de algunas reformas, o apoyarán la agenda legislativa del gobierno por completo?

El programa de Boric no es radical, es bastante socialdemócrata. Hay algunos aspectos que incluso yo considero un poco tibios, por ejemplo, en descentralización. Esta reforma tributaria tiene que tener también una reforma regional. Creo que el gobierno va a terminar siendo muy regionalista por el ímpetu personal del Presidente, pero en el programa no es tan ambicioso respecto de eso. 

No veo un rol en el que nosotros tengamos que ser un dique de contención. al revés, hay que colaborar de la manera más sincera posible para que estas reformas florezcan, porque no va a ser fácil.

Teoría de los anillos: “Nadie está muy contento con esa idea”

Ha sido crítico de la llamada “teoría de los anillos” que se ha barajado para integrar a las distintas fuerzas progresistas al gobierno. ¿Concuerda con que haya partidos que tengan roles más prioritarios que otros en el gobierno?

Ha sido una idea mal expresada. No me gusta la analogía y no creo que vaya a funcionar, de hecho, no está funcionando. De todas maneras, respecto de las fórmulas para la construcción de esas mayorías, creo que hay que dejarlo en manos del Presidente, él tiene que convocar a las mayorías parlamentarias. Hablar de anillos creo que para algunos sonó un poco insultante, no sé si es la mejor fórmula.

¿Su crítica apunta a que haya partidos en posiciones más prioritarias que otros?

Mi crítica apunta a que suena a exclusión y no creo que esa sea la manera de construir mayorías parlamentarias. El Presidente tiene que ser lo más parecido a lo que sucedió en segunda vuelta, donde Gabriel Boric fue un buen representante de la izquierda y también de la centro izquierda: abrió los brazos, no los cerró. Cualquier cosa que huela a sectarismo no contribuye a construir mayorías, así de simple. Y el Presidente fue muy cuidadoso de no caer en sectarismos en segunda vuelta y estuvo impecable. Hay que mantener ese estilo y esa es la impronta de Gabriel, que no es sectaria. Esa es la clave.

¿Por qué dice que no está funcionando ahora la fórmula de los anillos?

Por lo que les he escuchado del resto de los partidos, nadie está muy contento con esa idea. Ahora, a mí sinceramente me importa bien poco, me da lo mismo en qué anillo nos pongan a nosotros y si siguen insistiendo en esa teoría. La clave es la jerarquización de los contenidos y cómo apoyamos esas reformas en el Congreso, porque ahí va a estar la batalla difícil.

¿Cree que esa mayoría amplia de las fuerzas progresistas debe tener alguna expresión en el gabinete?

No es estrictamente necesario, pero el Presidente y sus equipos deben definir una invitación y eso no está definido. El Presidente debe tomarse su tiempo, definir una estrategia y hacer una invitación. Eso es lo importante.

¿Qué rol quieren jugar ustedes en esa unidad del sector, considerando el peso específico del Partido Liberal, tanto en representación parlamentaria como en comparación con los otros partidos de Apruebo Dignidad y de la centro izquierda?

No somos el partido más grande, eso está claro, pero tenemos votos en el Congreso que son decisivos para aprobar estas reformas. Somos lo que somos; un partido joven, de gente joven, y tenemos cuatro votos en el Congreso que serán clave.

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