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10 de Febrero de 2022¿Nostalgia por micros amarillas?: Las reacciones que dejan los 15 años del Transantiago
El 10 de febrero de 2007 Transantiago vio la luz en medio de una compleja implementación que aún divide a quienes utilizan transporte público. Sus últimos cambios, sin embargo, han sido vistos con buenos ojos por parte de la ciudadanía.
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Este 10 de febrero se cumplen quince años desde que Transantiago reemplazó a las famosas “micros amarillas” en las calles de Santiago. El cambio aún genera debates entre los usuarios, quienes suelen recordar con cariño el antiguo sistema de transporte público.
Transantiago, cuyo nombre cambió a Red Metropolitana de Movilidad (Red) en 2009, comenzó a operar tras una prueba de la transición iniciada en 2005 en el Gobierno de Ricardo Lagos. El momento de fuego, sin embargo, se vivió el 10 de febrero de 2007 bajo el primer mandato de Michelle Bachelet.
Se trató de una de las fechas clave en la historia reciente de Chile. Esto producto del complejo funcionamiento que tuvo durante sus primeros días. Desde demoras de más de dos horas hasta problemas de eficiencia en los recorridos enfrentaron los santiaguinos en una tarde recordada colectivamente.
Desde entonces el servicio de transporte público ha vivido una transición hasta el actual modelo, compuesto incluso por una flota de buses eléctricos que agrupan buena parte de las comunas de la Región Metropolitana.
La nostalgia por las micros amarillas
En redes sociales los usuarios, a quince años de la llegada de Transantiago, parecieran no olvidar la importancia que tuvieron para ellos las micros amarillas. Muchos señalan recordarlas con cariño, a pesar de las complejidades que también atravesó el obsoleto sistema.
Mientras unos escriben que “los que hablan mal del Transantiago no se acuerdan del caos cuando empezaron las micros amarillas” otros no tienen empacho en señalar cómo añoran sus recorridos.
Un usuario, de hecho, juntó un hilo con los problemas que vivieron las micros amarillas en su momento, las cuales tuvieron una vida menor a la que actualmente tiene Transantiago. Un dato que, admiten algunos, parece irreal.