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Política

2 de Marzo de 2022

Milicogate: Cinco claves para entender la renuncia de Ricardo Martínez al mando del Ejército

General Ricardo Martínez, saliendo del escenario del Aula MAgna de la Escuela Militar tras renunciar como comandante en jefe del Ejército durante su cuenta pública

“He servido en esta noble institución por 46 años, y muy lejos en mí está causarle inconvenientes”. Con esa frase, el general Ricardo Martínez anunció en plena Cuenta Pública su renuncia a la comandancia en Jefe del Ejército, un día antes de comparecer ante la jueza Romy Rutherford para declarar como inculpado en el caso “Milicogate”. Aquí, The Clinic te muestra los hitos elementales de la dimisión.

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A eso de las 10:15 de este miércoles 2 de marzo, desde el Aula Magna de la Escuela Militar y tras una hora de discurso de su cuenta pública, el hasta entonces Comandante en jefe del Ejército de Chile, Ricardo Martínez, hizo pública su renuncia al cargo, a una semana de terminar su periodo y ser reemplazado por el general Javier Iturraga.

“He servido en esta noble institución por 46 años, y muy lejos en mí está causarle inconvenientes o que se vea de algún modo afectada por una situación de su comandante en jefe”, dijo Martínez al finalizar lo que sería su último discurso al mando de la institución castrense tras presentar su renuncia. Un detalle: en la ceremonia no se encontraba su jefe civil directo, el ministro de Defensa Baldo Prokurica.

Esta renuncia se dio en un contexto especial y poco favorable para Martínez: este jueves 3 de marzo, deberá comparecer ante la jueza Romy Rutherford para declarar como inculpado en el caso “Milicogate”, principalmente en la arista de “pasajes y fletes”.

Sin muchas más opciones, Martínez resolvió abdicar del cargo ya que, dependiendo de su declaración, pudo haberse convertido en el primero de los siete comandantes en jefes del Ejército investigados en ir a prisión estando en el ejercicio de su cargo.

General Ricardo Martínez presentó su renuncia como comandante del Ejército e insistió en su inocencia

1) Ricardo Martínez: Una renuncia que se adelantó a la justicia

Una clave de la renuncia, y probablemente la más fácil de observar, tiene que ver con que un día después de esta, el jueves 03 de marzo, Martínez pasará de recibir todos los honores por parte de sus colegas, a sentarse frente a frente con la ministra Rutherford, para someterse a un interrogatorio judicial.

Un dato no menor si consideramos que a pesar de que Martínez se suma a la lista de siete comandantes en jefe del Ejército procesados por corrupción en distintas aristas, pudo ser el primero del grupo en ser detenido durante el ejercicio de sus funciones. Una señal que acentuaría la crisis de valoración ciudadana desde que comenzara el caso en el 2016.

La renuncia de Martínez se dio un día antes de comparecer como inculpado en el “milicogate”. Su dimisión responde a que pudo ser el primer Comandante en Jefe en ser detenido durante el ejercicio de su cargo.

Así lo observa el docente Felipe Agüero. “Me parece que la renuncia era el camino adecuado, para no dar declaraciones como comandante activo, sobre todo si ya está apunto de salir. En ese sentido me parece que cae de cajón. No es sostenible estar de vocero del Ejército y con una actitud anticorrupción y, al mismo tiempo, estar siendo inculpado por esos motivos. Tenía que renunciar, no me cabe ninguna duda”.

Por su parte, Mauricio Weibel asegura: “yo leo la renuncia como una señal de la profunda debilidad del Ejército. Llegamos a un punto en el que ya están demostrados los efectos que tuvo que la sociedad civil decidiera abandonar el control sobre los gastos públicos del Ejército. Y esta renuncia, a un día de comparecer, para mí demuestra que el Ejército perdió toda credibilidad”.

Para el docente y experto en Defensa, Felipe Agüero, “la renuncia (de Martínez) era el camino adecuado, para no dar declaraciones como comandante activo, sobre todo si ya está apunto de salir”.

2) Martínez asegura tras su renuncia que no se le aplica la “presunción de inocencia”

Al final del discurso de Martínez en el Aula Magna de la Escuela Militar, el todavía comandante en jefe del Ejército no se contentó con tan solo presentar su renuncia: decidió incluir su opinión por el proceso en su contra.

Así, justo antes de anunciar su dimisión al cargo que debía ostentar por siete días más, el general añadió un comentario: “pese a que debería contar con la presunción de inocencia, del que goza todo ciudadano, pero que en la práctica aplica para algunos y no para todos, comunico que he resuelto presentar al Presidente de la República mi renuncia al cargo de comandante en jefe del Ejército, asunto que le fue informada a Su Excelencia la tarde del día de ayer”, contó el renunciado general.

“Manifiesto enfáticamente al país y a mis camaradas de armas mi inocencia en tales imputaciones. Siempre he actuado de buena fe y todos mis actos se han ajustado a la normativa vigente en la institución”, agregó.

Martínez aprovechó su cuenta pública para anunciar su renuncia y criticar el proceso en su contra: “Debería contar con la presunción de inocencia, del que goza todo ciudadano, pero que en la práctica aplica para algunos”.

Estos comentarios están lejos de ser casuales: una renuncia de este tipo, a un día de comparecer como inculpado, podía leerse como un reconocimiento de los delitos que se le acusan. Sin ir muy lejos, el humor en las redes sociales se solazó: “soldado que arranca, es culpable”, se leía, por ejemplo, en Twitter.

Para Felipe Agüero, estos comentarios sustentan una crítica del docente: los cuentas públicas deberían estar a cargo de las autoridades civiles. “Estas cuentas públicas tienen toda una ceremonialidad como si fuera un poder del Estado. Estas cuentas las debería hacer el ministerio de Defensa, ya que, si no, se da la oportunidad para que un general cuestione al sistema de Justicia”, cuestiona el académico.

3) Reintegro de gastos sin detallar

La investigación que lidera la ministra Rutherford en contra de distintos funcionarios el Ejército tiene más de 30 aristas. De esas, dos son las principales: el mal uso de gastos reservados e irregularidades en los viajes oficiales del Ejército.

En esta última arista, la pesquisa judicial ha descubierto que las agencias de viaje generaban itinerarios de un valor inferior al presupuesto autorizado para la institución, por lo que los militares aprovechaban aquella diferencia para invitar a sus esposas, agregar destinos no contemplados en la bitácora oficial o derechamente para tomar vacaciones. Y si sobraba algo, también se registró casos en los que -en chileno castizo- se quedaban con el “vuelto”.

A partir del año 2018, y tras un informe elaborado por el jurista Jean Piere Matus -actual ministro de Justicia- que confirmaba las irregularidades en los gastos de la institución, se decidió abrir una cuenta donde los involucrados pudiesen ir devolviendo los dineros irregulares al Ejército.

Así, uno de los altos cargos que depositó en esa cuenta fue el general Martínez.

El abogado de Martínez, Juan Carlos Manríquez, al ser consultado sobre por qué el general hizo depósitos en esa cuenta, dijo que fue “porque cuando asume la comandancia en Jefe pidió revisar toda la reglamentación de pasajes y fletes y llegó a la conclusión que había que hacer cambios en la aplicación práctica de la normativa y estimando que hacía lo correcto jurídicamente hablando, procedió en consecuencia”, según comentó a La Segunda.

Sin embargo, el abogado se negó a precisar la fecha y el concepto de esa devolución de dinero. “Los detalles serán materia de la investigación”, se excusó.

4) Un “Sistema de Prevención del Delito” (sin control civil)

En el contexto de las investigaciones que la ministra Rutherford lleva en su contra, Martínez aprovechó su último discurso para abordar las medidas anticorrupción que han tomado en la institución castrense.

De esta forma, el recién renunciado comandante en jefe destacó que durante su gestión “se puso en funcionamiento un ‘Sistema de Prevención del Delito’”.

“Esto se desarrolla a partir del análisis de los riesgos asociados a cada proceso, especialmente, de los relacionados con la administración de los recursos entregados por el Estado de Chile, y busca dar cuenta oportuna de la ocurrencia de malas prácticas al interior de la institución”, señaló Martínez.

Un auto reconocimiento que tiene más de una lectura. Por un lado, intentó mostrar avances en cuanto a prevenir la corrupción en el Ejército y, por otra, como una forma de blanquear su imagen, a partir del compromiso para terminar con las conductas irregulares al interior de la institución castrense.

Para el periodista de investigación, pionero en hurgar en los recovecos del llamado “milicogate”, Mauricio Weibel, el sistema planteado por Martinez carece de efectividad.

“La única forma de que esto se acabe es que la sociedad civil tome control de los recursos que administran las FF.AA y Carabineros. Básicamente, haciendo que los que administren la plata sean civiles. Porque lo que sucede es que si un oficial corrupto daba la orden hacia abajo, los tipos cumplían”, señala Weibel, autor del libro de investigación “Traición a la Patria”, donde profundiza en los detalles de la corrupción en la institución castrense.

Agüero, por su parte, coincide con Weibel mencionando que “ese sistema es más bien resultado de los delitos que se han cometido. Pero aquí lo fundamental es que esto sea parte del control civil de las FF.AA.. Cuando estas cuestiones son sólo generadas y aplicadas internamente, no hay garantías de que funcionen. Tienen que ser parte del fortalecimiento de las instituciones de control civil, como el ministerio de Defensa”.

5) Juicio crítico a Pinochet por la “Caravana de la Muerte” por parte de Martínez antes de su renuncia

Sabiendo que al final de su discurso renunciaría, Martínez aprovechó su cuenta pública y no se guardó sus opiniones.

Así, Martinez siguió en la línea del ex general Juan Emilio Cheyre -quien ya había realizado una autocrítica institucional por las violaciones a los DD.HH. con la famosa frase “Nunca Más”- y fue enfático en criticar al ex general Sergio Arellano Stark por su rol en “La Caravana de la Muerte” -itinerario del Ejército en regiones del país para detener y hacer desaparecer a militantes de izquierda en los albores de la dictadura-, calificando que esta dejó “una huella de ejecuciones que afectó gravemente a la Institución y que significó posteriormente que integrantes del Ejército, en su mayoría de baja graduación jerárquica, fueran procesados y condenados”.

Pero no se detuvo ahí. También criticó al extinto dictador Augusto Pinochet por otorgarle a Arellano Stark la calidad de “delegado del comandante en jefe del Ejército”.

“Esta delegación implica una gran responsabilidad de quien entrega esa
potestad a un subordinado, en este caso el General Augusto Pinochet
Ugarte”, se lee en el discurso que, durante la tarde del miércoles 02 de Marzo, el Ejército difundió en su sitio web.

Para el subdirector del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile y experto en Defensa, Felipe Agüero, “llama la atención que, teniendo esta visión tan clara, la haya dejado para el final, justo para el día de su renuncia. Hay que ver la forma en que esta visión se traslada a una socialización al interior del Ejército. Recordemos que el ‘Nunca Más’ del general Cheyre, no pasó más allá de su reflexión personal, no fue trasladada a la interna en el Ejército”, sostiene el académico.


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