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2 de Marzo de 2022

Ucranianos, partisanos y más: 5 luchas de civiles contra invasores

La imagen muestra a civiles ucranianos preparándose con armas Agencia EFE

Las imágenes de ucranianos preparando bombas molotov caseras y aprendiendo a usar armas ha dado la vuelta al mundo. Al igual que ellos, a lo largo de la historia muchos otros civiles han impuesto una resistencia a los invasores. Aquí, algunas de esas luchas.

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Tienen, o tuvieron, un solo objetivo: defender su territorio y proteger sus principios. Ya sea increpando a militares o utilizando armas de guerra, la historia ha dado cuenta de cómo los civiles son capaces de no dejar su país y simplemente quedarse a luchar. A continuación, cinco de esas historias.

1 – Ucranianos

Tres mujeres de entre 30 y 40 años están instaladas en un puesto de control al sur de Kiev, la capital de Ucrania. Son parte del grupo de civiles, sin entrenamiento militar previa, que busca defender su país de la invasión rusa.

Una reportera se acerca a ellas y les pregunta si saben usar los rifles que tienen en sus manos.

“No”, dice entre lágrimas la mujer más joven.

-¿Recibieron entrenamiento?

-Ayer nos dieron las armas y nos enseñaron a disparar.

-¿Tienes miedo?

-Por supuesto.

Crédito: Agencia EFE

En otra parte del territorio, el diario en inglés de Ucrania, Kyiev Independent, habla con Igor, un gerente de empresa informática. Él les dice: “cuando oí las primeras explosiones decidí que tenía que hacer algo y me vine aquí. Nunca disparé un arma, pero estoy listo para hacerlo. Es mi responsabilidad”.

Detrás de él están una profesora universitaria de 48 años, una gerenta de una tienda de ropas de 42 y un dueño de una estación de combustibles de 38. Los tres aseguran que son parte de la resistencia ucraniana y que están dispuestos a morir por su país. La movilización civil, que ha tomado las portadas de diarios de todo el mundo, también ha sido definida por medios como Washington Post como “la más grande vista en Europa en décadas”.

Todos los días salen a la luz contenidos que dan cuenta de una gran resistencia de los civiles. En Bajmach, en la región de Chernígov, un video mostró a un residente que trató de detener a un tanque con sus propias manos, arrodillándose frente a él. En otro, compartido por los medios de comunicación ucranianos, un hombre saltó delante de un convoy militar y obligó a desviarse a los vehículos.

Y más recientemente, se han visto imágenes de civiles preparando bombas molotov caseras para lanzarlas contra objetivos rusos.

Crédito: Agencia EFE

2 – Los daneses y los judíos

A fines de septiembre de 1943, el rabino danés Marcus Melchior interrumpió un acto en la sinagoga de Krystalgade en Copenhague y dijo: “No tenemos tiempo para continuar con las oraciones”. “Tenemos noticias de que este viernes por la noche, la noche entre el 1 y el 2 de octubre, la Gestapo vendrá y arrestará a todos los judíos daneses. Tienen una lista de direcciones y vendrán a la casa de cada judío y nos llevarán a todos a dos grandes barcos que esperan en el puerto de Copenhague y a los campamentos en el continente”.

“Hay dos cosas que deben hacer: uno, mantenerse alejados de sus hogares el viernes por la noche. No sabemos lo que sucederá después, pero el viernes por la noche no estén en sus casas; dos, transmitan esta noticia a todos sus amigos, familiares, a quien puedan, para que también sepan que deben irse de la casa para el viernes”, advirtió.

Dos días después, se produjo una resistencia que posibilitó que Dinamarca fuera el único país de Europa Occidental ocupado por los nazis que pudo salvar a la mayoría de su población judía.  Esto, gracias a una red subterránea que contó con la ayuda de los civiles no judíos del país y que logró que casi 8.000 personas fueran trasladadas en pequeñas embarcaciones hasta Suecia, rechazando las órdenes de Hitler de deportar a los judíos el 1 de octubre de aquel año.  

3 – Los partisanos

También a mediados del siglo pasado, los partisanos italianos constituyeron una red de más de 300.000 civiles -10% de ellos mujeres- que lucharon primero contra el fascismo y luego contra la instalación de los nazis.

Abundaban los campesinos y los obreros industriales, pero también había miembros de la burguesía urbana, soldados del antiguo Ejército italiano que se había disuelto, entre otros.

La decisión de sumarse a ellos no era algo simple. Implicaba dejar el trabajo, la familia e incluso su nombre e historia personal. Quienes eran recién llegados elegían un nombre de guerra, abandonaba su antigua identidad y se internaba de forma mal equipada en los lugares montañosos del centro y del norte del país, donde los civiles se agrupaban para lanzarse por sorpresa contra algunos objetivos determinados. En muchas ocasiones esas acciones cotidianas, permanentes, inesperadas y casi indefendibles erosionaban al enemigo de manera lenta, pero decidida.

4 – La Résistance

Además de formar un ejército con sede en Argel que en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial combatió junto a los Aliados para la reconquista, la resistencia francesa tenía sus fuerzas urbanas que atacaban a funcionarios nazis y también a dirigentes del gobierno de Vichy.

El sabotaje de las líneas de suministro militar, las operaciones militares de bajo impacto contra las tropas de ocupación y las fuerzas del régimen de Vichy y la difusión de una amplia prensa clandestina fueron las principales actividades de “La Résistance” de los civiles, que, a través de los conocidos como maquis, afianzaron su área de acción sobre las zonas montañosas de Bretaña y del sur de Francia.

Estos grupos clandestinos, sin embargo, solo llegaron a movilizar al 2 o 3% de la población francesa en su periodo de mayor actividad. Aun así, durante el desembarco de Normandía, la resistencia francesa jugó un papel importante al retrasar la respuesta alemana: atacó las caravanas nazis que acudían a enfrentarse con los Aliados, volaron camiones e hicieron descarrilar trenes.

5 – La lucha de Timor Este

En diciembre de 1975, el ejército de Indonesia invadió Timor Este con el pretexto de luchar contra el colonialismo. Los soldados derrocaron al breve gobierno del Fretilin, pero desataron una violenta ocupación.

Desde entonces, y durante casi un cuarto de siglo, los civiles timorenses no se rindieron. Con un promedio de un soldado indonesio por cada 28 habitantes, un escaso poder armamentístico y sin intervenciones internacionales, la resistencia timorense siguió sin renunciar al control absoluto de la parte oriental de la isla.

Recién en 1998, cuando el general indonesio Suharto fue destituido, el país logró un régimen especial que permitió la convocatoria de un referéndum para escoger entre la anexión a Indonesia o la independencia. Los meses previos a la consulta popular estuvieron marcadas por los ataques liderados por las milicias indonesias, que provocaron el desplazamiento forzado del 10% de la población y el asesinato de 1.400 civiles.

Pero, del mismo modo que no temieron a los portugueses ni a los japoneses a lo largo de su historia, los timorenses no se escondieron frente a estos ataques: el 98% de la población acudió a las urnas en agosto de 1999 y el 78,5% votó por la independencia. Tres años después, Timor Este fue reconocido oficialmente como un Estado independiente.

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