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Opinión

27 de Julio de 2022

Democracia y campaña política: lo que le debemos a Chile

En el proceso que vivimos, no sólo cada día se construyen más noticias falsas respecto a lo que el texto de Nueva Constitución propone, sino que también se han generado discursos de odio, cuyas narrativas tienen como fin desprestigiar el mensaje e incluso más: destruir a los y las mensajeros.

Elisa Loncon
Elisa Loncon
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A siete semanas de uno de los plebiscitos más importantes que hemos enfrentado como sociedad los últimos 35 años, es necesario reflexionar, no sólo sobre el texto en el cual proponemos una Nueva Constitución y sobre cómo difundimos éste, sino también en qué contexto social e informativo lo hacemos.

Primero, reforzar que merecemos una campaña sin violencia, sin amenazas, sin miedos ni distorsión de la información.  Para nadie es ajeno que las fake news son una herramienta para alcanzar los objetivos de la postverdad y, como tal, buscan polarizar la sociedad, influir en la toma de decisiones y ocultar la verdad desinformando y distrayendo la opinión pública. Como señala el académico Carlos del Valle: “medios de comunicación y, por extensión, parte importante de la industria cultural, se especializan en la producción de enemigos como parte de un conflicto permanente entre fuerzas que se disputan el sentido y el control de la realidad”; estamos siendo, pues, víctimas de esta industria, pagada por los que no quieren los cambios consensuados en la Convención Constitucional, manifestados previamente en el Plebiscito Nacional 2020.

Para nadie es ajeno que las fake news son una herramienta para alcanzar los objetivos de la postverdad y, como tal, buscan polarizar la sociedad, influir en la toma de decisiones y ocultar la verdad desinformando y distrayendo la opinión pública”.

En el proceso que vivimos, no sólo cada día se construyen más noticias falsas respecto a lo que el texto propone, sino que también se han generado discursos de odio, cuyas narrativas tienen como fin desprestigiar el mensaje e incluso más: destruir a los y las mensajeros. Como pueblos indígenas –y como mapuche en particular–,  se nos acusa de instar a una  supuesta división de Chile, aspecto que contradice el artículo 3 de la Propuesta de Constitución: “Chile, en su diversidad geográfica, natural, histórica y cultural, forma un territorio único e indivisible”, lo que se reafirma en el artículo 187, inciso 4: “en ningún caso el ejercicio de la autonomía podrá atentar en contra del carácter único e indivisible del Estado de Chile ni permitirá la secesión territorial”.

Condenable son los dichos de Pedro Pool, quien amenaza de muerte al ex Vicepresidente Jaime Bassa, al ex Convencional Fernando Atria, además de a todos “los indios”. Expreso toda mi solidaridad a ellos y a sus familias.  En lo personal, enfrento cada día y por diversos flancos insultos y amenazas cargadas de prejuicio y racismo, como que mi sola presencia fuera motivo para que diversos actores sociales creyeran que tienen el derecho de agredirme.

La dictadura y su Constitución, además de endeudarnos,  nos alejó de un proyecto colectivo de sociedad, nos dejó la violencia del que hoy somos víctimas, destruyendo parte de nuestra humanidad. Por lo mismo, somos muchas y muchos los que hoy buscamos reconstruir un Chile fragmentado, unir el país en su diversidad. La lucha de mi pueblo no es reciente, la lucha de la mujeres tampoco lo es. Este proceso no sólo tiene que ver con nosotros y nuestras contingencias , tiene que ver con las historias del pueblo de Chile, con la historia de mi pueblo, de mi gente que también es parte de este Chile y del Chile nuevo que queremos construir: un Chile Plural.  

En lo personal, así como han sacado de contexto algunas de mis opiniones, también reconozco imprecisiones en afirmaciones apresuradas; pido disculpas por ello; la imperfección humana nos devela nuestra condición inacabada y siempre mejorable, pero nunca pretenderé atentar contra la otra o el otro a través de mis palabras o de mis hechos.

En lo personal, así como han sacado de contexto algunas de mis opiniones, también reconozco imprecisiones en afirmaciones apresuradas; pido disculpas por ello; la imperfección humana nos devela nuestra condición inacabada y siempre mejorable, pero nunca pretenderé atentar contra la otra o el otro a través de mis palabras o de mis hechos”.

Acabo de finalizar un bello y profundo recorrido territorial en Biobío y la Araucanía; allá nos acompañamos y caminamos juntos varios ex constituyentes. Recibimos las muestras de afecto, cariño y humanidad de las mujeres y hombres buenos de nuestro Chile y sus territorios. Agradezco el apoyo de cientos de organizaciones; les agradezco su humanidad y esperanzas en un Chile mejor.  Yo no busco un espacio individual para mí en la sociedad, pues ya lo tengo y con raíces profundas; recorro los territorios porque estoy convencida que la decisión del 4 de septiembre debe priorizar las perspectivas de futuro para Chile y no sólo responder a la contingencia, porque soy capaz de mirar el horizonte aún en los días más oscuros.

Estoy entera, la fuerza del pueblo de Chile nos acompaña a todos los que llevamos las palabras de la esperanza del Nuevo Chile; la fuerza de la Madre Tierra también va conmigo como mujer indígena, pase lo que pase.

Hoy, más que nunca, y cuando estamos casi al final de esta dura etapa reitero mi compromiso con el “Apruebo la Nueva Constitución”, porque como lo dijo una dirigente mapuche en Villarrica, esta Nueva Constitución nos ayudará a sanar las heridas del odio, de la pobreza material y espiritual en que hemos caído por un sistema depredador.

Enfrento cada día y por diversos flancos insultos y amenazas cargadas de prejuicio y racismo, como que mi sola presencia fuera motivo para que diversos actores sociales creyeran que tienen el derecho de agredirme”.

Reafirmo una vez más mi compromiso con el proceso constituyente y mi amor por esta tierra, por mi Pueblo, mi lengua, y por las niñas y los niños diversos que hacen la Patria. Como escribió nuestra lamgen poeta Maribel Mora, concluyo diciendo:

Porque no debemos decir pueblo
Decimos pueblo
Porque no debemos decir patria
Decimos patria
Erguidos desde el polvo resistimos

La última bofetada de la historia
Decimos pueblo nación hasta cansarnos
Los hijos repetirán nuestras palabras
Y los hijos de los hijos en nueva patria.

*Elisa Loncon es ex Convencional Constituyente, Escaños Reservados. Ex Presidenta Convención Constitucional ( Primer periodo).

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