Columna de Isabel Allende: La participación para una nueva Constitución

Hoy se desarrollará uno de los procesos eleccionarios más importantes de nuestra historia, el cual requiere de la más amplia participación de todas y todos quienes formamos parte de nuestro país tanto en Chile como en el exterior, ya que elegiremos a 50 consejeros que nos propondrán un nuevo texto constitucional nacido en democracia.

Éste no sólo es un anhelo para quienes promovemos desde hace décadas la elaboración de una nueva constitución con un legítimo origen, sino que para quienes deseamos vivir donde exista un verdadero pacto social que nos incluya a todas y todos sin excepción, que promueva el bien común, que reconozca los derechos y libertades fundamentales, y que especialmente, desarrolle y garantice los derechos sociales.

En este sentido, también destaco que la paridad lograda en el proceso anterior también se respetará en este nuevo proceso, por lo que serán 25 mujeres y 25 hombres, y que es un gran avance que llegó para quedarse. Ellos y ellas tendrán la responsabilidad de convertir el fundamento constitucional del Estado Social y Democrático de Derecho en una expresión real, donde se logre garantizar condiciones mínimas de existencia en materia de salud, educación, vivienda, seguridad social y trabajo, entre otras. Y también del cuidado y conservación de la naturaleza y su biodiversidad.

Espero que hayamos aprendido de las dificultades e incidentes que se produjeron en el último proceso y no se pretenda imponer un determinado modelo, sino que se posibilite la construcción de un marco jurídico amplio y consensuado, con vastas mayorías, que posibilite el posterior desarrollo del necesario debate legislativo de una sociedad democrática. 

Asimismo, deseamos que los resultados de la elección permitan elegir a mujeres y hombres que antepongan los intereses y necesidades del país por sobre sus intereses personales o estrategias electorales de corto plazo. En este sentido, espero que la caricaturización de las diferencias políticas, la exacerbación de odiosidades, la instrumentalización de la crisis humanitaria y del necesario fortalecimiento de la seguridad pública observados en las franjas televisivas, sean sólo malos recursos propagandísticos utilizados en un contexto electoral, y no la inspiración u objetivos de quienes redactarán la propuesta de la nueva constitución. 

Cualquiera sea el resultado de la elección, un mínimo sentido de responsabilidad cívica nos impide desaprovechar esta nueva oportunidad, porque además de las urgentes necesidades sociales, existen también otras reformas políticas estructurales que son fundamentales para el buen desempeño de cualquier futuro gobierno. 

Si las consejeras y consejeros electos priorizan objetivos de corto plazo, con una visión oportunista del circunstancial contexto político-electoral o se abocan a evitar la formulación de acuerdos transversales, incluso mayores al quórum requerido, pueden ser finalmente los responsables de perpetuar innecesariamente un problema sin resolver, y con ello, terminarán postergando el desarrollo que demanda nuestro país y su gente. 

Tengo optimismo que el compromiso de nuestro pueblo con los necesarios cambios sociales nos conduzca a la elección de representantes que verdaderamente deseen encausar institucionalmente las trasformaciones.

Confío en que nuestra conciencia y responsabilidad nos permita elegir a consejeras y consejeros que -independiente de su color político- tengan por propósito conducirnos hacia una mayor unión en nuestra valiosa diversidad. Que logremos elaborar una nueva carta magna que nos represente a todas y todos, que posibilite un desarrollo sostenible, estableciendo los anhelados derechos sociales, y que finalmente nos permita cerrar esta larga etapa de transición para completar nuestra institucionalidad vigente con una Constitución hecha por demócratas, como siempre lo planteamos.

Isabel Allende, senadora, militante del Partido Socialista y socióloga.