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Entrevistas

10 de Junio de 2023

Francisco Reyes y el segundo tiempo de su carrera: “Hoy estoy más viejo y tengo más confianza en mi trabajo”

Francisco Reyes actor Fotos: Pablo Sanhueza

El actor vive uno de los momentos más felices de su profesión. En el plazo de unas semanas estrenó dos películas -una de ellas "El vacío", junto a Javiera Díaz de Valdés- y regresó a las teleseries con un papel que, describe en entrevista con The Clinic, lo hace pensar en su presente y futuro profesional: "Los roles que me han tocado desde el inicio de la pandemia han sido alucinantes".

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Francisco Reyes (68) camina a paso cuidado por la plaza Chile Perú, en La Reina. Su llegada es anunciada por el sonido de la tierra y las hojas secas que se distribuyen erráticamente por el lugar. Admite que no esperaba el frío de la tarde santiaguina, pero poco después reconoce que es de sus climas favoritos.

Con el paso de los minutos queda clara la razón. “En La ley de Baltazar había un gran proyecto de alguien que vivía en el campo, y que era algo que me atraía a mí, porque la Patagonia es un tema personal. Tengo muchas ganas de irme a vivir para allá. Hay muchos quienes están escapando de esta ciudad que se ha puesto jodida”, dice con una sonrisa.

La última semana del actor ha sido de las más intensas de su carrera. Mientras en el Festival de Cine de Guadalajara se estrenaba Martínez, de Lorena Padilla -donde él es el protagonista-, días después vieron la luz su nueva película, El vacío, junto a Javiera Díaz de Valdés, y la nueva teleserie de Mega, Generación 98, donde tiene un rol secundario.

Desde inicios de 2021 que Francisco Reyes no ha frenado. En diciembre grabó en un periodo de tres semanas la película mexicana que lo tiene como protagonista. Más adelante fue el turno de El vacío, dirigida por Gustavo Graef Marino (Johnny 100 pesos), que se grabaría en diciembre de 2021. Pocas semanas después inició su trabajo como Baltazar, en la exitosa telenovela de Mega y, poco después de su término, se incorporó a Generación 98.

“Lo loco es que salió todo junto, en una semana. Pareciera que uno está arriba de la pelota. Es muy entretenido lo que está pasando”, dice entre risas el actor, que desde el jueves está en la cartelera de cines con El vacío, que cuenta la historia de un famoso cineasta que vive de un éxito del pasado, que decide darle una oportunidad al romance cuando conoce a una mujer menor que él, pero que en el camino se verán amenazados por la rutina, las expectativas no cumplidas y el eterno deseo de llenar el vacío que hay en el interior de cada uno de ellos.

Pancho Reyes en entrevista para The Clinic

Con más de 30 años de experiencia profesional, Francisco Reyes reconoce que vive uno de los mejores momentos de su carrera, marcada por distintas luces como fue su estadía en TVN, donde llegó a protagonizar teleseries como Sucupira, La fiera, Romané o Los Pincheira, entre otros títulos celebrados.

“Es un estado de felicidad muy grande. En el último tiempo he tomado muchos roles que me ha encantado hacer. No es fácil eso en Chile. A veces uno toma papeles por necesidad, y no solo económica, sino para ejercitar la actuación. A los actores nos cuesta mucho trabajo levantar nuestros propios proyectos”, describe.

-¿Se siente afortunado de los trabajos que ha logrado conseguir en estos últimos años?

-He tenido la suerte de trabajar en producciones e historias que me interesan. Los roles que me han tocado desde el inicio de la pandemia han sido alucinantes. Por ejemplo, en pandemia trabajé en Hamlet a través de Internet, que era un proyecto con el que venía desde 2014 en el que viajaba a pueblos para interpretarlo. Lo trabajé con cuatro hijos involucrados. Era al aire libre, presencial, en pueblos pequeños.

-¿Está en un punto de su carrera en el que puede decidir los roles que quiere?

-Yo creo que sí. Creo que es un buen momento de mi carrera profesional. Han habido otros buenos momentos también. Hoy estoy más viejo y tengo más confianza en mi trabajo. Entiendo mejor la vida, creo jajaja. Siempre hay dudas, pero tengo los sentidos más depurados de alguna forma. Es un momento muy rico de mi vida.

-¿Cómo lo explica?

-Es una mezcla de oportunidades y disposición. No es algo etéreo que llegue de la nada, sino que es estar dispuesto a que sucedan cosas en tu vida. Pero igual hay cosas que no he podido aprovechar. Dos semanas después de que habíamos iniciado el trabajo con La ley de Baltazar me llamaron para participar en Los colonos, que se ganó a la crítica en el Festival de Cannes. Había sido convocado, pero tenía mucha carga laboral. Hubiera significado ausentarme dos semanas, pero yo era el rol protagónico. Me perdí eso, siendo que me convocaba mucho su historia. Es memoria chilena… memoria desmemoriada.

-Son proyectos que se relacionan con su búsqueda. ¿Ha sido difícil mantenerse vigente para tener roles tan importantes en Chile?

-Si nos ponemos esotéricos, hay buena alineación de astros jajaja. Creo que tiene que ver en verdad con la experiencia, con el tiempo. Es difícil aventurar razones de por qué ahora. Produce pudor decir que uno es buen actor, quién es uno para decir, eso tiene que venir de afuera. Lo que yo creo que es que ha habido en mí una honesta disposición a vivir como actor, a llevar adelante el oficio con ganas. Yo feliz de ganar mis lucas o llegar a los Premios Oscar, obvio estoy agradecido, pero mi primera búsqueda siempre fue lograr ser actor.

-¿Ha logrado esos objetivos?

-Quería lograr transmitir historias, sentir y hacer sentir a partir de ellas. Esa fue mi búsqueda principal y sigue siéndolo. Uno nunca siente ese logro, que llegó a un destino final, porque uno debe seguir para adelante, avanzando. Creo que tal vez esa actitud me acompañó, generó que conectara. Por ahí va mi tesis de por qué ahora jajaja.

-¿Está con proyectos en mente?

-Estoy con Generación 98, además de trabajar en una obra de teatro que tengo desde hace un tiempo, Encuentros breves con hombres repulsivos, con el Teatro de la Universidad Católica, que se presentará entre agosto y septiembre. Seguiremos en regiones, cuando se pueda. Tengo la intención de llevar Hamlet a sala; aún no está desarrollado, pero debo hincarle el diente. Además, se vienen dos películas que espero estén rondando a fin de año.

Francisco "Pancho" Reyes en entrevista para The Clinic / Foto: Pablo Sanhueza

El éxito de La ley de Baltazar y la exposición de la TV

Poco antes de comenzar la entrevista queda claro que no puede pasar inadvertido por quienes están cerca de él. Mientras camina una mujer, a lo lejos, le toma fotografías desde su celular. Comenta con otra mujer, apuntando, de quién se trata. Lo mismo ocurre al momento de entrar a la cafetería en la cual transcurre la entrevista.

Mientras busca asiento varias personas lo siguen con la mirada. Uno de ellos, sin embargo, es mucho menos casual y dice al mesero, riendo mientras aparte el diario: ‘Cómo no va a haber una mesa para Baltazar, pos hombre’.

-¿Cómo lidia con la exposición y la fama de los años? Hoy está en boca de todos por trabajos como el de La ley de Baltazar.

-En este momento, claro, he estado mucho más expuesto. Hay mucha más interacción con la gente en la calle. Llevo 35 años en televisión, entonces es un hábito y he logrado aceptar eso. A veces es incómodo, quieres estar piola y te gustaría que no te observaran tanto. Pero, por lo general, me gusta interactuar con las personas, hablar, que te digan cosas.

-¿Ha cambiado con los años?

-Bueno… ahora me está pasando mucho más. Es una buena profesión y yo tengo buena comunicación la gente… creo. A ver, es mucho más intenso hoy que hace dos años, por el éxito de las producciones en las que he estado. Es mucho más intenso, pero todo súper buena onda. El arte genera eso, tiene la cualidad de generar encuentro y ser transversal. Una historia puede generar emoción tanto a alguien en situación de calle como a un multimillonario. El arte provoca generar comunidad, que un grupo humano diverso se siente frente a una obra y se emocione de modo transversal.

-¿Usted vio las reacciones del público en redes sociales del término de La ley de Baltazar, por ejemplo?

-Me divertí mucho, jajaja. Se genera confusión entre la realidad y la ficción. Es normal: están sintiendo emociones, la gente llora la muerte de Baltazar y llora, no es un invento. Es real, como pudo haber llorado la muerte de una personal real. Había incluso memes diciendo que teníamos que hacernos responsables del dolor de la gente, jajaja. Era divertido, gente me dijo: ‘Hiciste llorar a mi mamá’. Entonces yo reaccioné, les mandaba videos y saludos: ‘Tranquila, todavía hay Pancho para un rato más’.

-Poco después del término de La ley de Baltazar reapareció en Generación 98. ¿Qué piensa de las críticas de quienes alegan que se repiten los mismos rostros en pantalla de las teleseries?

-Si a uno no le gusta que esté en la pantalla no lo ve. Los que trabajamos en esto tampoco somos infinitos. Cada uno representa algo, existen castings. Baltazar no lo hace un cabro de 20 años. Si quieren un rostro nuevo en Baltazar, un joven de 20 años… Bueno… No sé… No pesco mucho eso, en verdad no lo entiendo mucho.

-Durante más de una década usted compartió con Claudia Di Girolamo como pareja emblemática, pero hoy ella ocupa un rol menos protagónico en las telenovelas. ¿Hay un sesgo en los roles protagónicos de mujeres en la TV chilena?

-Si uno echa un vistazo, pasa. No se cuentan historias de mujeres mayores como, por ejemplo, pasó con Baltazar. Los guionistas no se han metido ahí no más. Sería interesante ver roles de mujeres adultas. Por eso es interesante recorrer el país, escuchar historias. ¿De quién es la responsabilidad? No lo sé, es una inercia de hábitos y costumbres. Somos una sociedad machista, en el sentido de este caso particular. La historia ha sido escrita y protagonizada por hombres. Es muestra de cómo funciona la sociedad chilena, pero con paradigmas que pueden ser modificados. Como creadores se debe poner ojo en otro lado.

-¿Cómo se ha sentido con su nuevo rol, donde interpreta a un hombre ya retirado?

-Es entretenido. Son roles que tienen que ver con la edad que uno tiene como actor. Ahora me tocan estos personajes, y es entretenido meterse en las visiones que puede tener un hombre mayor. En Generación 98 es un tipo que decide irse a vivir a una residencia porque no quiere preocuparse de nada. Es entretenido, es una mirada de cómo vivir la vejez o la prevejez.

-¿Queda Francisco para rato?

-Mientras la vida lo permita, sí po. Hasta que se termine esto. Pero en mí existe siempre la idea de seguir contando historias, producir cosas. Es mi vida, y mientras siga vivo, así será.

Pancho Reyes en entrevista para The Clinic / Foto: Pablo Sanhueza

“Estamos bien ronchados como sociedad”

Durante largos trechos de la entrevista Francisco Reyes habla sobre cuáles son sus principales motivaciones de vida. Entre ellas habla de su deseo de arrancharse, como dice él, en la Patagonia, de recorrer el sur y caminar hasta que sus pies se cansen. También habla de su interés de contar historias sobre el Chile que existe más allá de Santiago.

“Para mí, La ley de Baltazar fue una aventura espectacular. Fue la fórmula perfecta de lo que deseo. Alojamos con el equipo en Petrohué, en un hotel pequeño pero que era para nosotros. Era como estar en casa. Cuando me plantean la posibilidad de grabar a Cochamo fue perfecto. Recorrí mucho esa zona durante mis viajes. Te digo, caminaba por el campo, pero realmente campo. Encontraba gente, conocía colonos, escuchaba historias. El sur es más sano, te abren su casa y uno convive.

-¿Qué vivió en su exploración en el sur?

-Conocí muchas historias, mucha música. Viví un largo tiempo de esa imperfección maravillosa que tiene el campo con todo lo que significa: el mate, los asados de cordero… Yo creo que nunca había comido tanto cordero. Lo loco es que es requería mucho tiempo. Cada encuentro no era de treinta minutos, sino de seis horas. Fue un viaje personal para mí. Logré recopilar muchas experiencias.

-¿Ha pensado en parar? ¿En un año sabático, quizás?

-No me alejaría de los proyectos. He pensado arrancharme por esos lugares, y que en lo posible los proyectos vayan para allá, como pasó con Cochamó. En todas partes hay historias, pero da gusto darlas a conocer. Nosotros como país nos conocemos poco.

-¿En qué sentido?

-Chile es un país de poco diálogo, en el que cuesta hablar. Somos una sociedad muy tensionada y con dificultades de confianza. Estamos siempre al límite, en el día a día. Es interesante llegar a esos lugares y establecer ese tipo de relaciones, esas confianzas.

-¿Y cómo fue su experiencia con la película El vacío, que se estrenó en cines esta semana?

-Fue algo rapidísimo, casi una urgencia clínica del director (Gustavo Graef Marino). Él se lanza a escribir una historia con ribetes autobiográficos, se lanza, nos convoca y la película se hizo en tres meses. Me llama un día, nos tomamos un café y me dice: ‘Esto lo escribí pensando en ti’. Me dijo eso y estaba cagado jajaja. ¿Qué le iba a decir? Hay una relación de amistad, es imposible negarse a algo así.

-¿Cómo fue el rodaje?

-No había tantos recursos. Convocó a poca gente, y tampoco fue una película propia de la industria cinematográfica. No había tanta parafernalia, teníamos fotógrafo, sonidista y nada más. Era un proyecto más íntimo. Era algo más de calidad, y la gente que enganchó de forma personal conectó con eso.

-Las películas chilenas deben muchas veces competir en cartelera con películas de superhéroes. ¿Es complicado el escenario para las películas locales?

-Cuesta mucho. Sigue existiendo una visión menos apreciativa del cine nacional. No diría que es culpa del espectador, quizá de nosotros. A lo mejor estamos contando historias de una forma que no le hace mucho sentido a la gente. Uno puede tener muchas tesis, pero el hecho concreto es que las películas chilena con suerte logran tener 30 mil o 40 mil espectadores, con lo que no recuperas nada de lo invertido. Por otro lado, claramente no hay un fuerte apoyo del cine chileno ni en salas ni del Estado en términos económicos, y tampoco de las empresas privadas. Es difícil en Chile lograr hacer cine, y en los últimos tres años mucho más que antes.

-¿Qué reflexiones saca de ello?

-Es que el cine chileno tiene historias súper particulares, y se engancha con una emoción distinta. No son películas con efectos especiales alucinantes con sensaciones potentes. Acá hay reflexiones, emociones. Pero nosotros como comunidad nacional estamos cada vez más lejos de las reflexiones. Me da la impresión de que el pulso, como comunidad nacional, está alterado. Por muchas razones: violencia, razones ideológicas, mil cosas. Estamos bien ronchados como sociedad y no es fácil conectar con otros.

Pancho Reyes en entrevista para The Clinic

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