Aguas agitadas en la Contraloría: los drásticos cambios al organismo en medio de la llegada de Dorothy Pérez

El lunes comenzó un nuevo mandato provisorio en la Contraloría General de la República. Tras haberse cumplido los 8 años en los que Jorge Bermúdez, excontralor, debía permanecer en el cargo, en su subrogancia —mientras se discute un nombre en el Ejecutivo y el Senado para postular— asumió la abogada Dorothy Pérez, que de inmediato captó la atención de la agenda pública.

Primero por un curioso incidente que se estaba dando en la dirección del órgano público. En 2018, Bermúdez le solicitó la renuncia a la entonces subcontralora Pérez.

El motivo detrás de esa decisión radicaba en la investigación del Pacogate: la subcontralora había sido citada por la justicia en calidad de testigo del caso. Ello significó una “pérdida de confianza” por parte de Bermúdez sobre su subordinada, por lo que la removió de su cargo. Sin embargo, Pérez apeló la decisión y salió victoriosa, luego de que el asunto escalase a la Corte Suprema y le diera la razón.

Así las cosas, ocurrió el primer evento llamativo. Una subordinada, a quien se le solicitó su renuncia sin éxito, llegó a la dirección del máximo ente fiscalizador del país. Al menos, como subrogante. Sin embargo, lo novedoso no se quedaría allí.

En sus primeras horas, Pérez eliminó seis unidades de gabinete que prevalecían desde la gestión de Bermúdez. Su decisión apeló a que se advertía una “sobredimensión” de los equipos mencionados. El personal afectado no fue destituido, sino que se espera que sean removidos a regiones o que integren una nueva unidad, la de Gobiernos Regionales y Municipalidades, creada por la contralora (S).

Esta última tendrá como función “el respeto del principio de probidad administrativa y el resguardo del patrimonio publico, por parte de los Gobiernos Regionales y de la Administración Municipal“. Ello en medio de las investigaciones del Caso Convenios.

¿Sale Contralorito?

Una de los personajes más reconocibles de la institución responde a su corpóreo, Contralorito. El loro azul, que en redes sociales es reconocible por el humor que conservan sus apariciones y lo didácticas que son sus explicaciones —para un órgano técnico como la Contraloría— fue uno de las ejecuciones por las que se recordará la gestión Bermúdez.

Sin embargo, en más de alguna vez se cuestionó el uso del mismo, por alusiones indirectas a casos judiciales que involucraban a políticos. Sin embargo, de acuerdo a La Tercera, desde el círculo cercano de Pérez se aseguró que de momento el corpóreo continuará sin modificaciones,