Columna de Gloria Hutt | Tres carabineros asesinados: Sin orden pierde la Patria

Tres carabineros han sido cruelmente asesinados en una emboscada al sur de Cañete en la región del Bio Bio. En el día de su aniversario y mientras cumplían con su función de protección en una zona particularmente peligrosa para ellos. El Sargento Carlos Cisterna (Q.E.P.D.) y los Cabos Sergio Arévalo y Misael Vidal han perdido su vida en manos de la fuerza terrorista que hace años existe y opera bajo una máscara de reivindicaciones territoriales de pueblos indígenas. Es el momento de la claridad: el tiempo de las declaraciones ya se agotó y se requiere compromiso y acción concreta, con avances claros en legislación que se encuentra en proceso y especialmente, apoyando sin reservas a una institución que ha comenzado a perder a sus integrantes a un ritmo inusual, en manos del crimen organizado.

Más allá de la gravedad que reviste la pérdida de vidas, este hecho marca un conjunto de situaciones que requieren al menos una revisión.

Primero, la débil anticipación sobre los riesgos de seguridad que enfrentan las fuerzas policiales en la zona. La reciente condena a Héctor Llaitul, líder de la Coordinadora Arauco Malleco, marca una división evidente entre las causas aparentes de recuperación de territorios y la acción delictual terrorista que moviliza a ese grupo. No era difícil suponer que con su capacidad de armas, objetivos de destrucción y desprecio por la vida, actuarían en alguna forma no muy compleja de predecir. Cabe preguntarse además si no es un aviso a los jueces.

Luego, el contraste entre la entrega sin límites de los funcionarios en terreno, y el constante cuestionamiento que las autoridades más altas del gobierno manifiestan sobre la idoneidad del Director General Ricardo Yáñez para ejercer su tarea como líder de la policía uniformada, a través de la llamada “doctrina Toha”, establecida de manera arbitraria y sintonizando con propuestas de Fiscalía que han evidenciado posturas políticas que reducen su objetividad.

Enseguida, la demora para aprobar la agenda legislativa de seguridad. Desde 2021 se encuentran en discusión los proyectos de ley más críticos para el control de la seguridad nacional. Lamentablemente, quienes hoy nos gobiernan, los rechazaron transversalmente mientras eran parlamentarios – incluido el Presidente Boric-, dejando espacio libre para la consolidación de las redes criminales, tanto de crimen organizado y narcotráfico, como de las organizaciones terroristas que vemos actuando sin ningún límite hoy.

Esto incluye etapas tan tristes como incomprensibles, en que se han despreciado las iniciativas legales (no olvidemos que las propias autoridades establecieron el calificativo de “gatillo fácil” a la ley Nain-Retamal, que resguarda a los carabineros en el ejercicio de su tarea). Toda acción tiene consecuencias. Haber debilitado tanto a Carabineros durante las manifestaciones octubristas, termina por afectar también la confianza de sus funcionarios en el respaldo con que cuentan. No puedo dejar de recordar el “perro mata-pacos”, ACAB y otras manifestaciones que acompañaban con fuerza el objetivo de refundar Carabineros.

Dicha línea de acción fue más allá del slogan: la propuesta constitucional de 2022 efectivamente proponía eliminar la institución como la conocemos y la reemplazaba por cuerpos municipales sin considerar la urgente necesidad de proteger con fuerza a la población.

Tal vez en esa mirada ideológica, que hace cambiar de opinión frecuentemente al Presidente y a sus ministros, se encuentre la razón que les impide cumplir a cabalidad con su obligación constitucional de proveer seguridad pública a la población, para permitirles el ejercicio de todos los demás derechos. La falta de convicción que los acompaña frente a instruir el uso de la fuerza para combatir la delincuencia y en este caso el terrorismo, se hace cada vez más evidente y genera cada vez más costos para la población y para quienes no tienen más alternativa de desplegarse en el territorio para protegernos a todos porque es su obligación.

El General Director Ricardo Yáñez destaca la condición resiliente de Carabineros en una columna publicada el día del aniversario institucional, Han sido duramente descalificados, atacados y despreciados, y sin embargo no han perdido el cariño y reconocimiento de la población, y por sobre todo, nunca han dejado de cumplir con su encargo, aunque ello tenga asociados riesgos crecientes.

Es hora de definiciones claras: estamos todos por proteger el orden público y combatir el terrorismo con todos los recursos disponibles, o no enfrentaremos ese desafío, manteniéndonos en el discurso ya repetido hasta el cansancio sobre la intención de perseguir a los culpables.

Es el momento de perder el miedo, atravesar la frontera ideológica y anteponer el bienestar de la población por sobre el temor a romper con la mirada programática al parecer intransable. El gobierno debe volver al orden lógico de priorizar el resguardo de las policías y cuerpos armados por sobre los delincuentes, y responder de manera eficaz a la demanda ciudadana que solo crece en intensidad.

Es ahora cuando el gobierno puede marcar su compromiso con la preocupación más importante de las personas, y responderles con eficacia. Todos aprendimos el himno de Carabineros en la etapa escolar. Orden y Patria, son dos palabras que sintetizan de manera elocuente la aspiración de la ciudadanía. La voluntad de todos es apoyar su consolidación.