Entrevistas
7 de Agosto de 2024Jaime de Aguirre: “He escuchado a muchos funcionarios de distintos gobiernos decir en serio que hay que deshacerse de TVN”
Exministro de las Culturas y exdirector ejecutivo de TVN, Jaime de Aguirre repasa su experiencia en esa cartera y los difíciles momentos que vivió en el canal público, durante el gobierno de Sebastián Piñera. Recuerda también su convivencia con el fallecido mandatario cuando él era propietario de Chilevisión: “Me alegro de poder decir que nos dejó trabajar muy profesionalmente”. Creador del jingle “Chile, la alegría ya viene”, rescata el salto que se dio tras el fin de la dictadura, pero también reconoce que la clase política, “de derecha a izquierda”, fue autocomplaciente con lo que el país heredó “de esta alegría que se obtuvo en los 90 con la democracia”.
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Afuera cae la tarde invernal, está fresca y arrebolada. Adentro, en un departamento tibio y silencioso, tercer piso que mira de frente los árboles añosos del Parque Forestal, Jaime de Aguirre Hoffa se instala en un sofá. Lleva -como decían las novelas de Corín Tellado- pantalones de pana y un suéter verde en contraste. Su ojo derecho lagrimea sin parar, porque acaba de someterse a una pequeña intervención. Se nota que la circunstancia lo incomoda un poco. No tanto, sin embargo, como para no disponerse a una de las actividades que más parecieran gustarle en la vida, conversar.
De Aguirre es un gran conversador. Se expande conversando y suele tener teoría o punto de vista para casi todo. Cuando no, hace un gesto, declara que no se lo ha pensado, pero rápidamente su cabeza busca hasta encontrar. Exdirector ejecutivo de canales de televisión, exministro de las Culturas, jinglista profesional y contrabajista por vocación, a los 72 años dice estar semi retirado de las pistas.
Cuenta que se siente muy bien para la edad que tiene, que hace algunas asesorías a productoras independientes, que realiza algunas acciones ligadas a la comunicación, que va al gimnasio y también que de pronto se aburre un poco: “Cuando uno ha venido corriendo en una carrera de caballos desde que tenía 20 años, en que no ha parado y ha tenido trabajos fascinantes en momentos históricos fascinantes, de repente se detiene el caballo y te dicen: ya, señor, bájese. Empiezas a sentir que estás perdiendo el tiempo”.
-¿Será ese síndrome que les baja a las personas cuando pierden el poder?
-No. Yo no hablaría de poder, pero sí de vida activa. He tenido por momentos unas cuotitas de poder en los distintos ámbitos en los que me he movido, en la música, la televisión, la política que fue cortito, pero igual. Han sido cuotas muy pequeñas y, además, entre más la gente piensa que tú tienes poder la verdad es que menos poder tienes. Yo lo defino como estar activo, tener compromisos, tener que cumplir, tener que estar a la hora, tener que responderle la gente.
***
El 12 de julio pasado, en un punto de prensa oficial, la ministra secretaria general de Gobierno, Camila Vallejo, y el presidente del directorio del canal, Francisco Vidal, anunciaron el proyecto de modernización de TVN, una señal televisiva que Jaime de Aguirre conoce bien. Ha pasado por ahí primero como director de programación y después como director ejecutivo. Sumariamente, en la conferencia se indicó que la propuesta de refresco tiene cuatro pilares: estructurar, ampliar y modernizar la misión pública de TVN; fortalecer su gobernanza interna; establecer una estructura de financiamiento, y actualizar el régimen económico.
Ese día se hizo hincapié en que es una reforma indispensable; incluye sumar una radio. También se dijo que este cambio comenzó a ser reflexionado no en este gobierno sino en el anterior, presidido por Sebastián Piñera. Vidal indicó que, de esa propuesta original, se queda con una frase, que atribuyó a Piñera y a su entonces ministro, Jaime Bellolio: “El sistema de financiamiento del canal público se agotó”.
Jaime de Aguirre está de acuerdo básicamente con esa afirmación de Vidal. Se trata de un cambio respecto de lo que él mismo declaraba hace menos de 10 años, cuando el ecosistema de los medios no había sufrido el vértigo que se produjo en la segunda década de este siglo, a causa de la tecnología. Hoy, De Aguirre recuerda que el proyecto que modernizó a TVN una vez recuperada la democracia nació en un sistema televisivo de tres canales principales: “Era -afirma- otra realidad. Se podía ser bien talibán con lo de autofinanciarse en ese comienzo porque, además, era muy novedoso. Pero el modelo tendría que haber tenido la capacidad de ir evolucionando con el país”.
De Aguirre añade: “Ahora cada persona es un parlante, un medio de comunicación, gracias a la proliferación de plataformas y redes sociales. Entonces, es necesario tener un lugar donde la exigencia sea un poquito mayor. Me estoy refiriendo, por ejemplo, al periodismo, a la ficción, al trabajo riguroso, a la responsabilidad que se adquiere cuando uno informa o cuando uno entrega las ideas que circulan”.
-Parece hablar de alguien que no está. Y, si estuviera, como que sería TVN, por el rol que estaba llamado a cumplir.
-Yo no diría estaba. Todos los medios de comunicación formales, y no solo los canales. Todos aquellos que ponen la firma y que hacen el esfuerzo por conseguir noticias de verdad y no caricaturas tienen ese rol. Lo que pasa es que está escrito que Televisión Nacional tiene esa visión como principal.
-Francisco Vidal habló de “esto de la misión pública”, y lo primero que dijo es que “no es poesía”. ¿Concuerda?
-No, yo creo que es poético. En el siglo XXI, con todos los dramas tecnológicos que están haciendo cambiar el modelo de cómo son las comunicaciones, hay que hacer un poco de poesía, definiendo poesía como mucha creatividad y mucha sensibilidad. En este caso, poesía social. Entender para qué y por qué se hace televisión pública, para quiénes se hace televisión pública, a quién debe servir la televisión pública. Por supuesto, que es poesía.
-Vidal definió la misión pública en factores como la señal internacional o los centros regionales.
-Los principales desafíos de Televisión Nacional, y también de la televisión privada, están en los contenidos. Es como ser una persona y no tener nada que decir. Cómo hacemos periodismo y ficción y cómo acompañamos en una televisión pública donde no trabajamos para el gobierno, pero sí para el Estado, para el país, para la sociedad. ¿Cómo se hace eso? Los contenidos son el gran paraguas sobre el cual transitan la señal internacional, las plataformas y las señales regionales.
-No es secreto que TVN, sobre todo en los últimos diez años, ha perdido enorme relevancia. ¿Qué hacemos con TVN?
-Mira, lo primero es saber que ésta es la televisión estatal. Entonces, hay que conseguir que el Estado y sus representantes le tengan afecto a este patrimonio. No es solo que hagan la pega de sostenerlo, sino que vean que es de todos los chilenos. Así el Estado, a través de los gobiernos, que son de distinto color y en distintos signos de los tiempos, puede ser capaz de construir. Y después están los contenidos y lo que enumeró el presidente del directorio. Pero lo primero es que el Estado, a través de sus representantes, le encuentre sentido y -repito- lo haga desde el afecto.
-¿Qué significa tenerle afecto a TVN?
-Eso mismo, mira qué fácil: te quiero o no te quiero. He escuchado a muchos funcionarios de distintos gobiernos decir en serio que hay que deshacerse de TVN, que es un cacho. O sea, en el fondo, no se ve una misión. Algunos gobiernos no han entendido que la misión no es soportar TVN, sino que tomarlo y darle el sentido que está escrito en la ley por lo demás.
-Lo que pasa es que esa ley hasta ahora ha obligado al autofinanciamiento.
-Pero han cambiado los tiempos. Hoy el tema de autofinanciamiento de TVN no tiene ningún sentido. Lo que sí tiene sentido es la autonomía y la independencia. Si se encuentra la fórmula para que el Estado le tenga afecto a este gran y magnífico medio de comunicación, entonces se podría hacer aportes de capital sin que eso signifique que TVN pierda autonomía y le metan la mano los gobiernos de turno. Entonces, la clave en el proyecto de nueva ley no es si el Estado le pone plata o no a TVN, sino de qué manera garantiza la autonomía.
-Pero eso implicará estar siempre metiéndose la mano al bolsillo por TVN.
-Sí, por supuesto. Eso es tener afecto. Cuando tú quieres, te metes la mano al bolsillo. Lo haces por tus hijos, por tu familia, por tus amigos. Por otra parte, no se debe olvidar que el hecho de autofinanciarse es una señal de valoración que hace la sociedad sobre el producto comunicacional que hace ese medio.
-¿Diría que a usted TVN le dio los mejores y peores momentos?
-Probablemente sí. Los momentos más difíciles por supuesto que están ahí. Y los mejores momentos profesionales, también. Pero compitiendo muy de cerca con los 13 años en Chilevisión, que no son pocos y no fueron baladíes. No solo porque lo sacamos del quinto lugar, sino porque se transformó en un gran éxito empresarial y como medio de comunicación. Ahora, lo interesante es que nada de esto es mérito de una persona. Aunque parezca cliché, siempre es el trabajo en equipo y con propósitos comunes.
-En CHV se topó con Sebastián Piñera. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con él?
-Antes de que él comprara conversamos muy intensamente. Tengo que decir que la experiencia fue buena. Me alegro de poder decir que Piñera nos dejó trabajar muy profesionalmente. Eso no significa que no hayamos tenido nunca un sí o un no, porque eso no existe. Le tengo mucho agradecimiento en el sentido de que permitió que, en ese canal, sin necesariamente meter platas ni mucho menos, pudimos seguir trabajando libremente a veces incluso sin estar de acuerdo él con las cosas que hacíamos.
-No tuvo esa misma actitud siendo él Presidente de la República y usted director ejecutivo de TVN. Se la hizo mucho más difícil.
-Sí, la hizo más difícil. Yo me imagino -porque supongo que no hay nada personal en esto- que hubo muchas más presiones. Las presiones políticas que sufre un Presidente de la República no son las mismas que las de un dueño de canal. Por otro lado, las de un director ejecutivo a cargo de un proyecto que tiene ley propia, que tiene orientaciones programáticas, tampoco son las mismas. Es más complejo. No fue fácil trabajar con Sebastián Piñera como Presidente de la República y además con un directorio como el de TVN. Pero así son las cosas. No tengo arrepentimiento.
-¿Se imaginó que Piñera fuera a morir así y tan tempranamente?
-No, no me lo imaginé. Aunque no me extraña. Ya lo han dicho todos, pero tengo que repetirlo: él murió como vivió. Era un hombre siempre lleno de ideas, de energía, de estar siempre en el límite. Entonces, si tú lo piensas, no es raro que haya sido un helicóptero el que lo botó.
-Él le heredó un rayón en la pintura con al caso de las boletas de SQM. ¿Está de acuerdo?
-Sí, fue un rayón en la pintura. Es una cosa que, a esta altura de la vida, doy bastante por superado, pero los rayones son como las cicatrices. No hay periodista que no te lo vuelva a recordar una y otra vez, a pesar de que tú ya pasaste por todos lados. Por la Fiscalía, por impuestos internos y, por qué no decirlo, por la vergüenza que da estar en los medios de comunicación cuando se supone que tú has hecho una cosa de esa naturaleza. Son cosas en las cuales yo no creo y, por lo tanto, no me imagino a mí mismo urdiendo un plan así. La Justicia lo entendió y así lo expresó.
-¿Lo pasó mal?
– Sí, claro, por supuesto. Es un muy mal recuerdo. Porque, además, naturalmente, cuando tú pasas por algo así, la gente tiende a aislarte, se retira. Mucho después lo conversamos con Piñera.
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El 10 de marzo de 2023, Jaime de Aguirre fue nombrado ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio por el Presidente Gabriel Boric. Reemplazó en el puesto a Julieta Brodsky. Cinco meses después fue reemplazado por otra mujer, la actriz Carolina Arredondo. El suyo, como el de buena parte de los últimos ministros de la cartera, fue un paso que tuvo controversias. Con el Ballet Folclórico Nacional (Bafona), una agrupación que también ha tenido disputas con la actual ministra, y a causa del desistimiento de Chile para ser invitado de honor en la Feria de Frankurt 2025.
Hoy, De Aguirre dice que el de las Culturas “es un ministerio muy complejo”. Primero porque es muy nuevo: “Ni siquiera ha terminado de estructurarse formalmente”, indica. Y después porque es muy grande: “En él trabajan más de 3.600 personas”. Añade que no se arrepiente de haber aceptado. Como, en general, no se arrepiente de nada en la vida, porque nunca se ha creído dueño de su vida. Las cosas -explica- se hacen en virtud de lo que a cada uno le ocurre: “Sería una injusticia o una arrogancia pensar que tengo que arrepentirme de cosas que hice. Soy más aficionado a entender que las tareas te tocan en la vida”.
En la suya han tocado roles ejecutivos y también creativos. Entre mediados de los años 70 y comienzos de los 90, por ejemplo, grabó y a veces produjo discos de artistas del sello Alerce. También musicalizó bandas sonoras de películas como “Imagen latente” (1987) o “La Frontera” (1991). Pero, sobre todo, compuso el jingle “Chile, la alegría ya viene”, de la campaña electoral del “No”, para el plebiscito nacional de 1988. También se casó por segunda vez, con la periodista y cantante Constanza “Tati” Penna, con quien tuvo a dos de sus hijos. De Aguirre suele decir que él es de los que se casa, que lo suyo es con libreta. Al salir de la pandemia contrajo matrimonio con su actual esposa, la periodista Paz Díaz.
-Usted es parte de la generación del No y desde la TV ha tenido un buen lugar de observación. ¿Cuánto ha cambiado este país en los últimos 25 años?
-Mucho. La esencia cultural de este país ha evolucionado. Somos más ricos de lo que éramos antes de los 90. Este país se convirtió en un país más o menos bueno para los negocios, aprendió a vender fruta y otras cosas. Hizo cosas interesantes que, si bien es cierto no han eliminado las desigualdades, sí han disminuido la pobreza. Pero al no disminuir la desigualdad se ha hecho difícil convivir muchas veces. La expresión máxima de eso probablemente fue el estallido social.
-¿Usted fue octubrista?
-¿En qué sentido octubrista? No habría ido a quemar la iglesia de los Carabineros. Pero sí, por supuesto, salí varias veces. Por de pronto, fui a la gran marcha del millón y medio. Acá hay una especie de insensibilidad a un éxito tibio que estaba teniendo este país. Chile se transformó en un país de estructuras insensible a las grandes tareas inconclusas o no iniciadas. Por ejemplo, en la salud tener este nivel de colas es una vergüenza. O la incapacidad en el tema de las pensiones, al que hay que meterle mano urgente. Ojalá llegaran todos disfrazados, para que nadie sepa de qué partido es, y podamos hacer una discusión madura en un tema que nos va a explotar en la cara.
-Ambas quejas forman parte de la queja sobre que la alegría nunca llegó.
-Todo es relativo. Si tú comparas al Chile antes y después de la alegría, disminuyeron harto los muertos, disminuyeron harto los desaparecidos, aumentó mucho la libertad de expresión. Estoy siendo sarcástico, pero es que son dos países completamente diferentes. El país de la dictadura era un país atravesado por el miedo. La democracia ha sido mucho más alegre de lo que fue la dictadura, por favor. Y con alegre me refiero a que se puede soñar, se puede transitar por las calles. Ahora, dicho eso, por supuesto que la alegría total es un desafío permanente y muy duro.
-¿O sea ha habido autoflagelación demás?
-Encuentro que es razonable ser auto flagelante y estar alerta a los cambios que el país necesita. Yo diría que, al revés, la clase política completa, de derecha a izquierda, fue un poquito autocomplaciente con lo que este país había estado logrando y heredaba de esta alegría que se obtuvo en los 90 con la democracia. Eso nos llevó a no darnos cuenta de que se estaban incubando nuevas contradicciones, como le llaman los marxistas.
-¿Por ejemplo?
-Aparecieron nuevos temas en la sociedad, que se sumaron a los que no estaban resueltos. Temas como la desigualdad brutal en los servicios, en los sueldos, en la movilización, en el comercio o en la educación, que estaban dando vueltas hace muchos años. A esos se suman temas más jóvenes, como los de la mujer que hoy día remece. Hacia los finales de los años 60, con los hippies, hubo una revolución feminista más o menos interesante, con mujeres increíbles que tocaron una campana de alerta. Pero lo que está pasando ahora es mucho más importante, porque ha obligado a renovarse a las instituciones, a las empresas, a la educación y la conversación. Y para qué decir el tema del medio ambiente, que han traído los jóvenes.
-O sea, que ésta es una generación interesante. Hay gente de la suya que critica mucho.
-Es cierto. Hay gente de mi generación que critica a la gente joven y tiende a caricaturizar ciertas cuestiones que no son para nada caricaturizables.
-¿Ha sido mezquina su generación con las nuevas generaciones?
-Por supuesto. Absolutamente sí. Hemos tratado de entender poco, porque nos ponen nerviosos muchas veces los errores que se cometen o los lenguajes nuevos o la ruptura con ciertas tradiciones. Y eso está malo de parte de nosotros. También está malo de parte de algunos jóvenes, pero siempre los jóvenes hacen esa misma tontera, el enfrentamiento, la cosa provocativa.
-Y un poco arrogante.
-Sí, un poquito arrogante de más. Pero todos los jóvenes hemos sido así, hasta descubrir que somos seres mortales. Yo creo que aquí sí la dictadura de Pinochet hizo mucho daño, porque instaló un paréntesis. O tú eras un combativo militante de la resistencia antidictadura o tú te ibas para la casa o hacías negocio. La dictadura no dejó emerger a una generación política durante 17 años, lo cual es mucho tiempo. ¿Y qué pasó? Que los viejos políticos de siempre llegaron y se hicieron cargo, como correspondía. El problema es que pasó demasiado tiempo.
-Y pusieron un tapón.
-Sí, taponaron un poco la acequia y eso es un error. Pero también están aquellos que dicen, y algo de razón tienen, que el poder no se otorga, sino que hay que tomárselo.
-Eso es algo que esta generación sí hizo. Salió a la calle y en 10 años llegó a La Moneda.
-Sí, claro, pero todavía le falta experiencia. También suena muy raro esto de que “los jóvenes, los jóvenes”. Andrés Zaldívar fue ministro de Hacienda con 30 años. El mismo Jorge Navarrete dirigió Televisión Nacional, que era un proyecto nuevo, ¡a los 21! Entonces esto de los jóvenes y los viejos me parece un poquito artificial. Hay jóvenes magníficos y extraordinariamente capaces. De partida, nuestro Presidente de la República. Le han dado durísimo, y él ha tenido una actitud muy resiliente, muy digna.
-¿Le parece que lo ha hecho bien?
– Sí, y yo le tengo una admiración profunda a Gabriel Boric. ¿Has visto cómo está el ámbito político? Hay una tensión tal que uno ya ni se acuerda de cuándo hubo algo igual. Encuentro que lo ha hecho extraordinariamente bien y creo que tiene larga vida como político. Quizás los que lo han hecho no tan bien han sido los partidos que lo apoyan. Cuando uno ha pasado por el gobierno y le ha tocado convivir con gente de esa pertenencia se nota. La política se ha vuelto extraordinariamente individualista, pragmática, poco seria, poco sensible al rol que le corresponde, de representar a gente que lo pasa mal y necesita cambio.
-Habla de polarización. ¿Le recuerda en algo esta tensión a la UP?
-No. Lo de la UP creo que fue mucho más profundo. Había elementos que hoy día no hay, como por ejemplo el rol que jugó Estados Unidos y el de los empresarios. Sí tiende a asemejarse en la manera de tratarse. A uno se le olvida cómo trataba “Tribuna” a Salvador Allende o cómo trataba “Clarín” a los otros. Era muy duro y en eso sí nos estamos pareciendo. Pero las motivaciones y los problemas son profundamente distintos. Podríamos resumir en que los problemas de la UP eran más de pobreza estructural y hoy son más de desigualdad estructural.
-Acaba de citar su paso por el Gobierno. Parece chiste, pero ¿le sirve de consuelo que Mauricio Rojas haya durado menos que usted como ministro?
–No, no, no. Mira, trabajar con la cultura es un tema muy complejo, porque acompañas desde los magníficos exponentes culturales de los afrodescendientes de Arica hasta a unas señoras que tienen una escuela de cueca en Lampa. Esperan cosas de ti desde el GAM hasta el Teatro a Mil. Está lleno de complejidades y es de una amplitud temática muy difícil de manejar. Mucha gente se siente capaz de hacer su trabajo gracias al apoyo del ministerio. En otras palabras, hay mucha plata que se reparte desde Cultura y es muy necesario que ocurra.
-Usted estaba en la clínica cuando le ofrecieron el puesto. ¿Cómo se le ocurrió decir que sí?
-Bueno, en primer lugar, yo soy de los que piensan que cuando te llama el Presidente de la República porque quiere que realices una tarea no te puedes negar. Hay que tener muy buenas razones para decir que no.
-Usted tenía una.
-Sí, tenía un cáncer al riñón, pero me estaba mejorando. Lo pensé, no tenía nada que hacer en la clínica, estaba todavía saliendo de las anestesias, lo conversé con mi mujer, nos miramos y dijimos: “bueno, y qué”. No te voy a decir cuáles, pero me dieron buenas razones para aceptar, tanto el Presidente como la ministra del Interior.
-¿Nunca se arrepintió?
-Nunca, porque la experiencia de conocer el Estado por dentro es invaluable para entender que, en cada problema, aparece siempre una solución tirada desde una esquina con un rifle a postones y eso siempre es fácil. Pero la solución real es siempre más compleja, más lenta. Desde eso hasta entender qué cosas se pueden cambiar y qué cosas no se pueden o no se deben cambiar.
-Claro, como que habría sido más fácil ir a Frankfurt.
-Por ejemplo, el tema de Frankfurt. Fue muy difícil, muy incomprendido. Hubo muy pocas posibilidades de dar a conocer cuáles fueron los motivos por lo que se llamó a no ir a Frankfurt como invitado de honor, ni lo que significaba estar completamente atrasados y que además no había un beneficio para la difusión de la cultura en nuestro país.
***
Jaime de Aguirre, indica su certificado de nacimiento, nació en Concepción. Dice que la suya era una familia de clase media acomodada y que su infancia fue muy feliz. Su padre, de quien heredó el segundo nombre, Augusto, era hijo de peruano. Su madre, Anne Marie Hoffa Wertheim, judía de origen, llegó a Chile escapando de la Alemania nazi. Él emigró a la capital una vez terminada la secundaria, para estudiar leyes en la Universidad de Chile. Acababa de cambiar a periodismo cuando vino el golpe de Estado.
Durante los años 70 militó en el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) y se casó con su primera esposa, Oriana Vega Paeile, con quien tuvo a sus tres primeras hijas. Salió adelante haciendo publicidad y música. También partió a hacer un diplomado en sonido a la Universidad de Surrey. Su regreso a Chile marcó la que sería una segunda parte en su vida.
Participó en la creación de Filmocentro, que hoy -bajo el nombre de Filmo Estudios- es uno de los centros de posproducción audiovisual más importantes de Sudamérica. Pero sobre todo conoció a uno de los fundadores de TVN, el ingeniero y político Jorge Navarrete Martínez. “Es -dice De Aguirre- mi verdadero mentor, el que me enseñó lo que es la televisión pública y la televisión en general”. Y fue él quien lo llamó en 1992 a hacerse cargo de la dirección de Programación del recién refundado TVN, donde estuvo hasta 2002, cuando emigró a Chilevisión.
En abril de 2016 asumió como director de programación de Canal 13, pero alcanzó a estar apenas cinco meses en la estación de Andrónico Luksic. Lo despidió un viejo conocido, René Cortázar, con quien antes se había topado en TVN: “Hay muy buenos profesionales al interior de ese canal, pero tengo un recuerdo muy breve. Con suerte alcancé a saber dónde estaba el baño”, señala.
-Da la impresión de que usted es alguien de harta batalla.
-Sí, es cierto. No sé si será por eso, pero desde chico hay cosas que me marcaron. Una es que tuve poliomielitis al año y medio o dos años y otra es que siempre fui el menor del curso. Eso hace que tú tengas que desarrollar una capacidad, vamos a llamar muy entre comillas, de sobrevivencia. Te da un temple, aprendes qué batallas das y qué batallas no das.
-Estudió leyes, estudió sonido, pero parece que no terminó nada.
-No, no terminé periodismo y por el Golpe me echaron de derecho. En la música uno no termina nunca de estudiar. Sí tengo un cartón del diplomado en Inglaterra.
-Digamos, entonces, que para ser un hombre que no tiene un cartón de pregrado le ha ido muy bien la vida.
-Sí, no me puedo quejar. Soy un gran agradecido y creo que me ha ido bien porque, en general, me he preocupado de trabajar en cosas que me gustan. Eso ayuda mucho y es un recado bien importante para los padres con sus hijos. Déjenlos hacer lo que les gusta, no los obliguen a tener la formación tradicional.
-Alguna vez se escribió que era el rey de la televisión. ¿Se le subió el ego la cabeza en esos años?
-Yo creo que sí, probablemente. Pero no tanto como para inhabilitar, porque que hay egos que inhabilitan. En mi caso creo, modestamente, que no tenía un ego inhabilitado. Además, en realidad, nadie es rey, porque todo el mundo tiene jefe. No había reflexionado en eso… Capaz que sea un el egótico y no me haya dado cuenta.
-Su madre era judía…
-Tengo una madre que fue muy importante para nosotros, nos dio un fuerte sentido de familia. Ayer celebramos los 100 años de su nacimiento. Se murió hace año y medio. Ella era de origen judío, pero religiosamente nunca fue judía.
-Pero usted lleva a un judío adentro.
-Yo creo que sí, porque creo que siempre las cosas van a salir mal. Pero tampoco me enredo mucho.
-¿Hay en usted algún sentimiento en particular en torno a la guerra de Israel?
-Yo, como judío, pienso que Netanyahu es una desgracia para Israel. Es una desgracia que haya cometido esta cantidad de tropelías que van más allá del ojo por ojo, diente por diente. Me parece que los palestinos tienen derecho a vivir y que los judíos tienen derecho a vivir. Lo que hizo Hamas, con su atentado y la toma de rehenes, es innombrable y muestra que son gente totalmente fuera de foco. Pero lo que han hecho Netanyahu y sus generales con el pueblo de Palestina es inaceptable. Lo pienso igual que pienso, como chileno que soy, que lo que hizo Pinochet con los detenidos desaparecidos es inaceptable. Así de simple.