Entrevistas
7 de Agosto de 2024José García Ruminot, presidente del Senado: “La percepción de que trabajamos poco no guarda relación con lo que es el trabajo parlamentario”
El senador RN aborda la crisis de credibilidad que hace años afecta al Congreso, y destaca la relevancia de avanzar pronto en la reforma al sistema político. "El presidente Boric entiende mejor que nadie la necesidad de terminar con esta fragmentación excesiva", asegura. Respecto a otras reformas ingresadas por el Ejecutivo, como la previsional, ve con fe de que se puedan lograr acuerdos ahora que la discusión corresponde al Senado, y afirma que "no tenemos ningún temor de aprobar una reforma previsional presentada por el Presidente Boric".
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Tras casi cinco meses como presidente del Senado, José García Ruminot (RN), asegura que ha logrado mantener su perfil conciliador y dialogante que lo posicionó en su sector como uno de los favoritos para ocupar el puesto. Esto, pese a la polémica votación que lo terminó consagrando en la testera, cuando la oposición optó por romper el acuerdo administrativo de la presidencia de la Cámara.
“Veo que hay un esfuerzo conjunto. Que hay una voluntad, un deseo, de sacar adelante la agenda legislativa”, señala el senador como balance de estos meses.
En medio de una agenda apretada, en la misma jornada que recibió al presidente de Brasil, Lula da Silva, en el ex Congreso, habla con The Clinic para entregar su visión sobre la crisis de credibilidad que afecta al parlamento. Con más de 30 años como parlamentario, es una de las voces más calificadas para hablar de esto. Por lo mismo, se refiere a la urgencia de avanzar en una reforma al sistema político.
Acérrimo defensor del trabajo del Senado, el senador José García Ruminot tiene esperanzas de que podrán lograr acuerdo frente a grandes reformas que se discuten a nivel legislativo. Pero advierte que en “el Congreso, particularmente en el Senado, hay un aprendizaje de los errores cometidos en reformas recientes que le han costado al país”.
—Existe una crítica por parte de la ciudadanía sobre la falta de acuerdos que hay a nivel legislativo. ¿Existe una mayor polarización en el Congreso hoy en comparación con años anteriores?
—Creo que la ciudadanía percibe un nivel mucho mayor de confrontación, de irritabilidad, de discrepancia, en fin. Porque también creo que en general el debate político se ha puesto bastante más duro, más difícil, más agresivo. Llegando incluso a la descalificación personal en muchos casos. Sin embargo, cuando reviso lo que son las votaciones del Senado, encuentro que la gran mayoría de los proyectos son aprobados unánime o por amplia mayoría. Entonces, ese clima de confrontación estrictamente en el Senado me atrevería a afirmar que no se da. Lo veo en el trabajo de comisiones, lo veo en el trabajo de la sala, veo a la senadora, a los senadores trabajando mucho.
Siento que la percepción que tiene la ciudadanía de que trabajamos poco, de que ganamos mucho, de que no enfrentamos a los grandes problemas que son de interés ciudadano, no guarda relación con lo que es verdaderamente el trabajo parlamentario. ¿Es eso culpa de la ciudadanía? No, por supuesto que no. Es la imagen que transmitimos. Entonces, el Congreso en su conjunto, pero particularmente el Senado, tenemos que hacer un gran esfuerzo comunicacional. De tal manera que la gente nos perciba como somos, entienda nuestro trabajo, lo conozca y se dé cuenta de que la gran mayoría de los proyectos de ley que están en la agenda legislativa son parte importante de sus propias preocupaciones. Y que el Congreso sí es representativo de lo que ocurre en Chile y sí se ocupa de lo que le interesa a las familias chilenas.
“No tenemos ningún temor de aprobar una reforma previsional presentada por el Presidente Boric”
—¿A qué responde que sea lento el trámite de reformas claves como es la de pensiones o el pacto fiscal?
—Son, en gran medida, imágenes que se forman en la opinión pública. Porque en el Senado, esta reforma de pensiones presentada por el presidente Boric, no lleva tantos meses. No recuerdo cuánto estuvo en la Cámara de Diputados, pero estoy seguro que estuvo algo más de un año. Acá llevamos aproximadamente cuatro meses. ¿Y qué recibimos nosotros como reforma previsional? Un verdadero cascarón. Una idea de legislar que es la idea de tener una reforma previsional, pero que no dice cuánto va a ser el aumento de la cotización, mucho menos dice cómo se debería distribuir esa cotización. (….) No es verdad que el proyecto está detenido, no es verdad que el proyecto no se está tramitando. Lo que pasa es que hay distintas etapas. Y creo que esta primera etapa era formarse convicción de qué es lo mejor, cuál es la mejor reforma previsional para Chile.
El Senado está haciendo su trabajo de buena forma. También espero, y lo he dicho públicamente, que esta reforma previsional sí vea la luz, sí sea una reforma que se apruebe. No tenemos ningún temor de aprobar una reforma previsional presentada por el Presidente Boric, ni que se vaya a llevar los laureles el Presidente. La reforma previsional, el aumento de la cotización previsional, es algo vital para nuestro sistema, para fortalecerlo.
—¿Cómo evalúa la relación que tiene el ministro Gobierno –mediante el ministro Elizalde–, con el Congreso?
—Más que personificarlo en el ministro Elizalde, creo que en general, por parte del Senado hay una buena relación con los ministros. Los ministros, en general, son amables, atentos, responden a los requerimientos de información que les presentamos, responden también a las diferentes consultas. No tengo reclamos respecto de lo que es nuestra relación con el Ejecutivo, incluyendo al Presidente de la República. Por supuesto, muchas veces tenemos discrepancias. Y no solo son gobierno-oposición, son como -han quedado en evidencia muchas veces-, también en las fuerzas que representan al Gobierno, o las fuerzas que representan a la oposición. Eso es natural, que hay miradas distintas, hay posiciones distintas y en que es necesario hacer esfuerzos para consensuarla.
Reforma al sistema político: “El presidente Boric entiende mejor que nadie la necesidad de terminar con esta fragmentación excesiva”
—En el último tiempo se instaló la idea en el debate público de una reforma al sistema político. ¿Cómo ve esta idea?
—Hablar de reforma al sistema político, en mi opinión, aparece como muy grandioso, como muy rimbombante. Y lo que queremos hacer, en definitiva, es reformar dos materias que creemos podrían mejorar mucho el trabajo y, sobre todo, los acuerdos políticos. Una es que los partidos políticos, para alcanzar representación parlamentaria, tengan que superar un umbral en las elecciones generales de diputados. Se ha estimado que el umbral debiera ser del orden del 5%. (…) Y, en segundo lugar, que el parlamentario que es electo por una coalición o por un partido político, aun cuando tenga la calidad independiente, si renuncia a esa colectividad o si renuncia a la coalición que permitió su elección como parlamentario, tendrá que renunciar. Esos dos elementos debieran permitir un importante mejoramiento del funcionamiento del Congreso.
—¿Cuándo podrían retomar esta discusión?
—Espero que, pasadas las elecciones municipales y regionales, nos aboquemos a esas reformas. Ojalá haya acuerdos. Los partidos grandes tienen un mayor incentivo a que haya acuerdos. Los partidos chicos de alguna forma se sienten un poco amenazados por este umbral. Pero trabajando con generosidad es perfectamente posible construir un acuerdo. He conversado el tema con el presidente Boric. El Gobierno no ha renunciado a la reforma política, muy por el contrario, ellos están también por impulsarla. El presidente Boric, como gobernante, entiende mejor que nadie la necesidad de terminar con esta fragmentación excesiva que impide finalmente que las tareas legislativas se cumplan con mayor rigurosidad técnica muchas veces, pero también con mayor prontitud, con mayor celeridad.
—¿Va a ser suficiente una reforma con estas características para retomar la gobernabilidad y se logren mejores acuerdos dentro del Congreso?
—Me gustaría complementarlo con otro tipo de reforma. Por ejemplo, 155 diputados en estos tiempos, en que la comunicación con la ciudadanía, en que todo es más rápido, en que todo lo digital ayuda tanto, son muchos parlamentarios. (…) Pero uno también tiene que pensar en lo que es posible. Eso ya es bastante más difícil. Porque significa armar los distritos de nuevo, y que muchos más parlamentarios que tendrían que votar la reforma se pueden sentir amenazados por ello. Y por lo tanto, mucho más difícil de lograr las mayorías necesarias para poder aprobar.
Otro tipo de materias en las que uno debiera también ayudar, la profesionalización del parlamento, poder hacer exigencia de niveles de estudio para los parlamentarios. Probablemente esto 50 años atrás no era necesario, o no era acorde con la realidad educacional del país, pero hoy día, en que además el trabajo legislativo es tan técnico, en que se requieren horas y horas de trabajo, las distintas funciones que cumplen en el parlamentorequieren cada vez más dedicación. Yo hoy día no me imagino un parlamentario que no esté dedicado a tiempo completo, no me lo imagino.
“Tenemos que darnos un poco más de tiempo para juzgar si el fast track legislativo ha tenido el éxito que se esperaba”
—¿La agenda de seguridad que impulsó el Gobierno a raíz va en la línea correcta?
—En el Fast Track se presentaron 32 proyectos, de ellos se despacharon en un año 23, que es un esfuerzo impresionante. Y esto de que se despacharon 23 proyectos uno puede decir, bueno son 23 leyes más, pero la delincuencia, el narcotráfico, el crimen organizado está igual presente en las calles. No hay una disminución. Lo que ocurre es que las leyes también llevan su tiempo en implementarse por un lado, pero también toman su tiempo en que rindan los efectos esperados. Tenemos que darnos un poco más de tiempo para juzgar si este fast track legislativo en materia de seguridad ha tenido el éxito que se esperaba o no. Yo creo que sí.
—¿Ha estado a la altura el Gobierno del presidente Boric, con esta agenda de seguridad?
—El gobierno llegó a gobernar con un discurso. Ellos, cuando llegan al gobierno, llegan con una visión enteramente distinta a la que tienen hoy. ¿Es malo que hayan cambiado? Desde mi punto de vista, digo qué bueno que hayan cambiado. Qué bueno que tengan una mirada mucho más parecida a la nuestra respecto de lo que significa la delincuencia, de lo que significa el crimen organizado, de lo que significa el terrorismo, el narcotráfico. El presidente ha usado frases que, en mi opinión, son muy elocuentes. Él ha dicho que mientras haya delincuencia, mientras haya crimen organizado, no hay libertad. Y mientras no hay libertad, la democracia es limitada. Y que él quiere vivir en un país donde los valores de la libertad sean los que predominen.
—¿Hoy en día, dentro del Congreso, junto al Gobierno, están todos remando hacia el mismo lado en la agenda de seguridad o ve que todavía hay fuerzas políticas que están haciendo resistencia a esto?
—Muy mayoritariamente, muy mayoritariamente, todos remando con la misma fuerza. (…) Es verdad que al interior del Ejecutivo todavía existen estas dos almas que tienen visiones distintas. Pero cada día es mayoritaria la voluntad de creer que la institucionalidad del Estado, de creer que los instrumentos que tiene el Estado para combatir el crimen organizado sean mucho más efectivos de los que hemos tenido en todos estos últimos años. Son cada día también más partidarios de entregar a Carabineros de Chile y a la Policía de Investigaciones y al Ministerio Público los mayores recursos que se necesitan para poder enfrentar con éxito todos estos males de nuestra sociedad hoy en día.
Soy optimista de que la Agenda de Seguridad va a ser exitosa. Que los proyectos van a ir dando los resultados que todos esperamos. La agenda que tenemos por delante todavía es ambiciosa. Pero confío en que vamos a ser capaces de tener instituciones tan valiosas como una nueva ley antiterrorista, como una nueva ley de inteligencia del Estado, como un Ministerio de Seguridad Pública, entre muchas otras. Que han demorado su tiempo porque, claro, requieren de la rigurosidad legislativa. Y requieren, sobre todo, muchas veces, de grandes acuerdos políticos que yo veo cada día.