Entrevistas
24 de Agosto de 2024Álex Anwandter: “Va a tomar años para que se acumule esa fuerza social necesaria para un cambio estructural”
El cantante está lanzando su primer libro de poesía, "Mil noches de Sudamérica", experiencia que define como "un idioma nuevo para mí". En conversación con The Clinic, describe cómo fue escribir, cuál es su relación actual con Chile y, a punto de cumplirse cinco años del estallido social, señala que "las demandas sociales están intactas".
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El próximo 30 de agosto, en el Centro Cultural Gabriel Mistral, Álex Anwandter presentará su primer libro de poesía, Mil noches de Sudamérica, publicado mediante Editorial Hueders. La obra reúne cuarenta y cinco poemas que recorren de manera física y emocional distintas ciudades del continente americano. En sus propias palabras, el libro llena un espacio que la música (y más específicamente las letras de canciones) no alcanzan a llenar. Algo más abstracto y más profundo.
El artista, nacido en Santiago en 1983, se lanza a su primera experiencia en versos en paralelo a su prolífica carrera musical. Este mismo año también lanzó su quinto álbum como solista, “Dime Precioso“. Las letras fueron escritas en apenas tres meses y las historias nacen de su experiencia viviendo en Nueva York. Con un año de diferencia, en 2023, publicó “El diablo en el cuerpo”, que definió como un trabajo más oscuro y al nivel del inconsciente.
Álex Anwandter también se ha destacado en los últimos años en la escena latinoamericana por su trabajo como productor. El artista nacional trabajó junto a Julieta Venegas en la producción y co-escritura del álbum Tu historia. Por este proyecto, la artista mexicana obtuvo el Grammy latinoamericano al mejor álbum vocal pop. Durante la ceremonia, Julieta Venegas invitó a Álex Anwandter al escenario para recibir juntos el reconocimiento, agradeciendo especialmente su contribución.
El músico se radicó en Estados Unidos en 2017, cuando se mudó a Los Ángeles. Luego decidió moverse a la costa este y continuar su carrera en Nueva York. Sobre su vida la gran manzana, aseguró que la gente lo confunde “con un gringo” y no es hasta que lo escuchan hablar que se dan cuenta de que no es nacido en el país del norte.
Con toda estas cosas pasando en los últimos dos años en la vida de Álex Anwandter, el músico decide expandir su abanico creativo para presentar su primer libro de poesía. Este nuevo formato, explica en la información que acompaña el lanzamiento, puede explorar nuevos espacios para las palabras. “Las letras de canciones son un poco esclavas a la melodía y al formato bastante estricto de la canción popular, que es muy corta y sintética”.
Volviendo a su más reciente trabajo, en Mil noches de Sudamérica, en este explora conceptos como la esperanza y la libertad, que, según el autor, provienen del humor y el distanciamiento de quien no se toma tan en serio y desconfía de hasta sus propias creencias. Anwandter define su obra como dolorosamente hermosa, donde confluyen brasas y lágrimas, jadeos y rencores, dureza y cariño.
En su poema titulado “No Más Autoficción”, Anwandter escribe lo siguiente:
Decidí revelar el secreto de mi padre cuando se muera
En un acto de amor, voy a tolerar su visión del mundo como si fuese cierta
Al día siguiente de su muerte, divulgaré la verdad Y disolveré mi identidad.
Naceré de nuevo y seré mi propio padre. Un nuevo apellido.
Quizás cambie mi nombre también.
Nunca me gustó el mío. Ni la vida que tuve con él.
“Un libro es algo irremplazable como experiencia. Por otro, como artista, prácticamente todos los medios artísticos me parecen avenidas interesantes a explorar. Soy un poco de la escuela de artistas como Violeta Parra o Pasolini, donde el medio es menos importante que el acto de expresión. En este caso es un proceso que, en un principio, se desprende de escribir letras. O, más bien, la poesía y la lectura empezaron a informar la manera en que escribía letras hasta que, en la práctica de escribir, la poesía tomó un camino propio”, apunta.
En conversación con The Clinic, Álex Anwandter habla sobre el proceso creativo y también sobre su relación con Chile. El artista tuvo un rol protagónico en lo artístico durante las protestas del 2019. Ese mismo año lanzó “Paco vampiro”, canción que apunta al rol de Carabineros durante las protestas. En el Festival del Huaso de Olmué de 2020 presentó la canción con un gorro similar al usado por la institución.
“Es realmente un idioma nuevo para mí. Cada medio de expresión artística lo es. A través de cada uno se abre a la vez un mundo nuevo. Por eso disfruto tanto de explorar distintos medios artísticos”, dice sobre el lanzamiento de su libro.
—¿Es, este libro, una extensión de tu experiencia cómo letrista?
—No lo sé. Supongo que, en un principio, sí, pero luego se volvió algo distinto y nuevo. Es algo que dejaría más a la percepción de los lectores.
—¿Qué rol cumple la figura del padre y el distanciamiento de su figura a la hora de escribir?
—Ninguna, la verdad. Es simplemente un código. A veces he escrito canciones en código de “canción de amor” para hablar sobre otros tipos de vínculo. Usé ese mismo artefacto en este libro.
—¿Este libro es su creación más personal y genuina?
—No lo creo. O por lo menos, todos me parecen genuinos y todos tienen artificio. Algunas veces la emoción es genuina y la información es falsa. Otras veces, uso información real de manera engañosa para hablar sobre temas que me interesan.
Si bien toda obra artística se puede leer en términos biográficos, me parecería muy limitante pensar en el arte así. No se podría hablar de nada excepto lo biográfico y todos podríamos escribir solo un libro en nuestras vidas; nuestras memorias.
—Su verso sobre ser chileno se define en terremotos y versos de amor. ¿Cuál es su relación actual con el país?
—No la tengo muy clara. Me divierte un poco esa definición de Raúl Ruiz, que ser chileno es como tener un resfrío crónico, pero esa es una visión más negativa de la que tengo, realmente. Es un lugar que me produce mucho cariño también, que tiene gente muy buena. Y muy mala. Como todos los países del mundo. Ahí me vuelvo a confundir porque dejo de entender la diferencia o especificidad del lugar.
—La palabra “progre” se ha convertido en un descalificativo. ¿Qué es para usted ser progresista en este momento?
—Nada, realmente. No sé si tiene mucho significado esa palabra hoy en día.
—En octubre próximo se cumplen cinco años del estallido social. Esas demandas se disolvieron con el tiempo. ¿Cómo ve eso?
—Con tristeza. El estallido social sucedió porque se acumularon un montón de demandas sociales que han hecho sufrir mucho a la gente; son producto de leyes y políticas instauradas por la dictadura que no hemos podido cambiar, a pesar que la mayoría de las personas no está contenta con ellas. Eso está claro. El reformismo, el idealismo de la primera convención, la vuelta del péndulo que se vive desde la derrota de esa misma; todo se puede analizar hasta el infinito. Pero en la práctica las demandas sociales, y el sufrimiento material de la gente que conlleva el no solucionarlas, están intactas. La tristeza que me da es porque va a tomar años para que se acumule esa fuerza social necesaria para un cambio estructural. Mientras tanto, las personas van a seguir sufriendo.
La diferencia es que ahora, como renació el fascismo en el mundo y en Chile, hay alguien permanentemente con un altoparlante diciéndole a la gente que la culpa de sus problemas no es ese sistema que nadie votó; sino que son los pobres y los inmigrantes. La misma vieja historia de siempre.