No es Bachelet, ¿entonces quién?

Tras dos semanas de intenso primer plano y conjeturas sobre un eventual “Bachetres”, la ex Presidenta Michelle Bachelet logró despejar el aire: no será candidata presidencial nuevamente. 

En el oficialismo consideran que la derecha insistió en esa posibilidad sólo para instalar la idea de que los jóvenes del Frente Amplio fracasaron en su proyecto político y no tienen recambio más allá de Boric. Lo cierto es que durante esta ventana de bacheletismo en la agenda noticiosa, dirigente gobiernista al que se consultaba por la posibilidad, no la descartaba en lo más mínimo, lo que no ayudaba a cambiar de tema. 

Hasta que una combinación de factores (la insistente negativa de la ex Presidenta y algunas declaraciones de dirigentes oficialistas pragmáticos) terminó por sepultar la idea de una contienda como la que se dio hace más de diez años: Evelyn Matthei y Michelle Bachelet. Entonces comenzaron a sonar toda clase de nombres, de cara a una muy probable primaria presidencial en que el socialismo democrático, el Frente Amplio y el Partido Comunista llevarían representantes. 

Tras el descarte presidencial de Michelle Bachelet, partamos por el Frente Amplio, que tiene una figura cada vez mejor posicionada: el alcalde de Maipú Tomás Vodanovic. El consenso es que es una figura potente, transversal, carismática, con verdadera vocación de calle e impacto social, pero… “está muy verde”. Y se estima que por ningún motivo dejaría el sillón municipal por el que está peleando la reelección. Buena carta a futuro, no por ahora. 

El mundo ex Convergencia Social ha puesto sobre la mesa los nombres de Gonzalo Winter y Antonia Orellana, en la tesis de que estas dos figuras polémicas y confrontacionales, pueden conquistar más votos que sus pares ex RD dados a los consensos y la moderación, al estilo del Presidente Boric. No debe subestimarse la evidente vocación de poder de Giorgio Jackson, que le habría ganado la pulsada a Winter de ser, oficialmente, el amigo político más influyente del mandatario. 

Breve mención en la cascada de nombres candidateables merece el empeño de Amarillos, que aunque no pertenece al oficialismo, aportó al folclor campañero reflotando el nombre del ex Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle. 

El Partido Comunista, por su parte, está sumido en su propia teleserie, con fuerte disenso interno respecto de temas como Venezuela, Daniel Jadue y el enfoque de seguridad del gobierno. Figuras hay, sobre todo mirando el gabinete femenino, con Camila Vallejo y Jeannette Jara como candidatas naturales. Pero cuesta imaginar conversaciones presidenciales cuando están entre las llamas y el brasero en materia de acuerdos internos. 

Tras la bajada presidencial de Bachelet, es en el socialismo democrático donde la definición tarde o temprano se volverá crítica. La lectura de sus dirigentes es que sin sus figuras, este gobierno no hubiese superado la deriva en la que se sumió tras el triunfo del Rechazo en 2022. Por lo tanto, asumen que una figura de su sector se impondría en la eventual primaria. 

En este contexto es necesario recordar la agonía que fue la definición de primarias entre el progresismo en 2021, que terminó en vetos del Frente Amplio, plantones en el Servel y frases rimbombantes como “No se humilla al partido del presidente Allende”. La definición fue a dos bandas, entre Boric y Jadue por la izquierda y entre Paula Narváez y Yasna Provoste por la ex Concertación, un episodio para el olvido. 

Hoy los socialistas, liberales, radicales y pepedés no han iniciado aún conversaciones formales, pero extraoficilamente hay consenso en que no se pueden cometer los mismos errores.  

A pesar de que siempre salen al ruedo nombres de socialistas históricos como Carlos Montes e Isabel Allende, es la figura de Carolina Tohá la más evidente, pero al mismo tiempo la más difícil de posicionar. ¿Cómo puede crecer una candidata que debe enfrentar tres homicidios al día? se preguntaba un líder del sector.

¿Qué señal da una coalición cuyo gobierno enfrenta una severa crisis de seguridad al proponer como su candidata a la encargada de esa crisis? El mismo dirigente hacía un paralelo con la opción que propuso Alberto Fernández para sucederlo: su ministro de Economía, con una Argentina en el suelo en materia económica. Puede ser una exageración, pero son las ideas que circulan. Más directa fue la juventud de su partido, el PPD, que le pidió a Tohá formalmente asumir la candidatura. La Ministra juega al misterio y lo que hay que despejar es si está o no dispuesta a dejar la jefatura del gabinete para entregarse a la candidatura. 

Pero hay un candidato que, sin ser del oficialismo, es cada vez mejor mirado por un sector del Partido Socialista, que considera urgente dar un golpe de timón y proponer una figura que represente el cambio y no la continuidad. Se trata del gobernador de Santiago Claudio Orrego, con históricas pretensiones presidenciales y distante de la gestión del actual gobierno. Los socialistas entusiasmados con esta posibilidad, recuerdan que en la elección de gobernador del 2021 Orrego obtuvo 655 mil votos, muy por sobre los 383 mil que obtuvo la derecha, y que no fue la opción del Presidente Boric, que entonces llamó a votar por Karina Oliva. 

Si consideramos que las elecciones las está ganando la oposición en todo el continente, no es una mala estrategia potenciar la figura de Orrego.  De hecho quienes apoyan la idea, sostienen que si el gobernador llega a ganar la reelección en primera vuelta su proyección presidencial sería imparable. 

Ahora, sin Bachelet en el camino, ¿será finalmente el momento de Orrego? ¿Se sostiene la actual coalición oficialista si es aclamado por el socialismo democrático? ¿Abandonarían sus pretensiones todos los partidos del progresismo para apoyarlo? Hay que esperar a fines de octubre para empezar a hacer los cálculos sobre la evidencia de los resultados.