Entrevistas
1 de Septiembre de 2024Matías Insunza, consejero del Colegio de Abogados: “El abogado promedio en Chile no conoce el código de ética”
Profesor de derecho procesal de la U. de Chile y autor del libro "¿Colegiatura obligatoria para la abogacía?", dice que la profesión de abogado "está en una situación de desprestigio", que hay muchas universidades impartiendo la carrera "con una formación bastante cuestionable" y que se normalizaron "prácticas que no son adecuadas a los estándares del Código Profesional".
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El lunes el consejo del Colegio de Abogados se reunió, como cada inicio de semana, vía Zoom. El escándalo mediático del abogado Luis Hermosilla, quien quedó en prisión preventiva como presunto autor de soborno reiterado, lavado de activos y delitos tributarios, se tomó la conversación.
El caso profundizó una discusión antigua: el desprestigio público que enfrenta la profesión y las fórmulas para que hayan acciones efectivas a quienes pasan a llevar el código de ética e incluso poder quitar el título a quienes cometan hechos graves.
Matías Insunza, consejero del Colegio de Abogados y profesor de derecho procesal de la Universidad de Chile, explica que para eso es necesario que sea obligatoria la colegiatura en el gremio que integra. De hecho, es coautor del libro “¿Colegiatura obligatoria para la abogacía?”.
Los abogados, dice, tienen motivos de qué preocuparse. Un estudio privado de Cadem -al que tuvo acceso el Colegio de Abogados sobre la percepción de los mismos profesionales- indicó la semana pasada que la principal preocupación es “los conflictos de interés y el tráfico de influencias”. Además, un 83% opinó que el caso Hermosilla es, por lejos, el más emblemático.
“Luego de los fracasos constitucionales, nuestro Consejo General aprobó una propuesta de reforma constitucional en la cual los profesionales del derecho, sean o no colegiados, se sometan a un mismo control ético, con jurisdicción universal, a cargo de los colegios profesionales, cuyos tribunales éticos -luego del procedimiento respectivo- puedan determinar las responsabilidades que correspondan, pudiendo incluso suspender o impedir el ejercicio profesional”, dice Insunza.
–¿Qué tan desprestigiada queda la profesión con un caso como el Caso Audios?
–La profesión, hace ya bastante tiempo, está en una situación de desprestigio por la falta de control ético. Hace ya muchos años estamos abogando por la necesidad de tener un control ético eficiente y eficaz, porque hasta el día de hoy tenemos un control ético únicamente para los abogados colegiados, pero no para los no colegiados. Entonces, el problema está en que en Chile hay un control para los abogados solo al inicio, porque la norma establece que tú, para poder jurar como abogado, debes estar con antecedentes suficientes como para poder enfrentarte a ejercer la profesión sin antecedentes penales de relevancia. Sin embargo, si esa exigencia tú la cumples al inicio, pero al día siguiente cometes un hecho vulneratorio grave de la ética profesional, entonces eso no necesariamente trae aparejado que dejas de ejercer la profesión.
–¿Este caso en particular cree que afecta aún más la credibilidad?
–Hace mucho tiempo en Chile la profesión está con algo de descontrol. Hay una gran cantidad de escuelas de derecho en nuestro país, con muchas universidades, y creo que los estándares son completamente distintos tanto en el ingreso como en la salida. Hay muchas universidades, como por ejemplo la Chile, la Católica, donde se necesita tener concursos públicos para poder ser docente, pero hay algunas en las cuales basta con que alguien te invite a participar y cumples la función de docente. Y además está la exigencia del ingreso de los estudiantes. Entonces creo que es muy disímil. Lo otro que también creo que es relevante es que hoy día tenemos muchos más abogados que no están colegiados versus los que están colegiados.
El problema es que muchas veces nos dicen: ¿Qué gano yo siendo colegiado? Y ahí creo que la mirada que uno le tiene que dar es entendiendo el rol público que cumplimos los abogados. Esta es una profesión en que para poder ejercerla tienes que egresar de una universidad, hacer una práctica profesional, dar un examen de grado y la práctica profesional son seis meses de trabajo gratuito para el Estado. Gratis, seis meses. Entonces, el rol público está desde el origen. ¿Y por qué? Porque somos los únicos que intervenimos entre la persona que tiene un problema judicial y el juez.
“Hay una diferencia ostensible en la formación de abogados”
–¿El título debería poder quitarse?
–Me parece que es coherente. En otras partes del mundo la colegiatura es obligatoria. En España, en Francia, en Italia, en Estados Unidos. Es decir, tienes las exigencias para poder ser abogado, pero después tienes que ser colegiado para poder mantenerte. Si no quieres seguir siendo abogado o cometes faltas gravísimas entonces también te pueden eliminar del colegio y por lo tanto dejas de poder ejercer la profesión. Eso en Chile hoy día no existe y la única posibilidad es que a ti te condenen por ciertos y determinados hechos gravísimos que establezcan sanciones particulares.
–¿Para eso se necesitaría un cambio constitucional?
–Bueno, para eso se necesitaría un cambio constitucional, porque la Constitución del 80 establece una prohibición de ser obligado a formar parte de organizaciones, entre ellas los colegios profesionales. Entonces hay una historia bien sabrosa. Cuando uno ve la Constitución del 80 y las actas constitucionales donde hablaba Jaime Guzmán, cuando ellos redactaron ese artículo, dijeron “todas estas normas van a implicar libertad de asociación, no podemos obligar a nadie a formar parte salvo, dijeron ellos, los colegios profesionales”. Eso fue lo que ellos propusieron. Lo que pasó es que después, finalmente, la Junta de Gobierno eliminó esa parte.
–O sea, eso significaría que lo que buscan es la obligación en el Colegio para que el castigo sea dejar de ser abogado.
–Lo primero es más que buscar el castigo de los abogados, porque la mirada hoy día es esa, es buscar un control ético universal. Hoy día el control ético es completamente individual. Si tú no eres colegiado determinas tu propio estándar ético. Por más que los tribunales han dicho que se le aplica el Código Profesional. Pero si dices, bueno, no estoy colegiado, ¿qué riesgo tengo? Ninguno. Porque nadie me va a poder sancionar.
–¿Hay mucha charlatanería o fanfarronería en los abogados hoy en día?
–Más que charlatanería y fanfarronería, creo que tenemos que hacernos cargo de un problema que cuando uno conversa, por ejemplo, con jueces, con personas que están en el día a día, ven que hay una diferencia ostensible en la formación. Hay muchas personas que están saliendo de las facultades de Derecho con una formación bastante cuestionable.
–Pero lo de Hermosilla no tiene que ver con formación.
–No me quiero referir al caso de Hermosilla, por eso digo que no es el tema. ¿Y por qué no me quiero referir al caso de Hermosilla? Porque esta es una conversación que nosotros veníamos haciendo hace muchos años. Nosotros planteamos en el año 2020 una colegiatura obligatoria.
–También hay un tema ético que tiene que ver con el poder que concentra un abogado. ¿Cómo se puede controlar el poder que puede llegar a tener un abogado?
–El poder que tienen los abogados es de tal relevancia, por la función pública que cumplen, que son los únicos que van a poder transmitir los intereses de las personas a los jueces. Es el único vehículo. Y el tema es de tal relevancia que los abogados tenemos el secreto profesional. Si nosotros lo vulneramos, cometemos a su vez un delito, como los sacerdotes. El problema está en que si el secreto profesional lo mal utilizas puede ser extremadamente peligroso en manos de gente inescrupulosa. Por eso es que tenemos que tener es una jurisdicción universal. Que haya un solo ente que investigue los casos y establezca las sanciones pertinentes. Hoy día tenemos dos entes de los cuales uno funciona para los colegiados y otro para los no colegiados, que no funcionan.
Lo que nosotros propusimos en nuestra última declaración fue que tiene que haber una estructura única con un control universal en el cual esté entregado a los colegios profesionales el control ético de todos los profesionales de esa área. Pero además con sanciones eficientes y eficaces, incluso aquellas que puedan permitir la eliminación o la prohibición de seguir ejerciendo. Y para eso necesitamos una modificación.
–¿Pero cómo se controla la ambición de los abogados? ¿En qué momento uno puede controlar esa ambición de poder que concentran los abogados “más prestigiosos de la plaza”?
–No lo concentraría a un nivel exclusivamente de los abogados prestigiosos de la plaza. El tema de los abogados da cuenta de una necesidad de hacerse cargo de los conflictos de interés que muchas veces ocurren. Y entonces esos conflictos de interés dan cuenta de cuál va a ser tu posición frente a asumir un caso y eso implica que dejas de asumir otros. ¿Por qué? Porque tu rol te obliga a mantenerte completamente al margen de las otras circunstancias. Entonces el tema de la ambición es un tema de unas características personales, independiente de cuál sea tu profesión.
–¿Pero son así los abogados en general?
–Es que es un calificativo del cual no puedo estar de acuerdo. Hoy día los abogados, y ya hace mucho tiempo, no es por este caso en particular, que los abogados estamos siendo objeto de muchos cuestionamientos. Y la verdad es que nosotros como profesionales ejercemos una labor digna, una profesión maravillosa, que implica poder representar los intereses de otros para lograr hacer justicia. Pero siempre con buenos métodos y buenas prácticas, acorde a los estándares éticos que nos exigen.
Matías Insunza: “El abogado promedio no conoce el código de ética”
–¿Por qué cree que se descontroló tanto este desprestigio?
–Es parte de la base de que, primero, lo que pasa con el código de ética profesional es algo bastante particular. Pocos abogados lo conocen, salvo los que están colegiados. Los que no están colegiados lo tienen como algo bastante pintoresco, bastante lejano. Y lo otro que es bien importante es que en las facultades de Derecho tenemos el desafío de enseñar ética. Y esa enseñanza de ética, por ejemplo, yo sé que la dictan la Universidad de Chile, donde yo ejerzo docencia, sé que está en la Universidad Católica, y en algunas otras universidades, pero no es un ramo que sea transversal.
–¿El abogado promedio en Chile no conoce el código de ética?
–Me atrevería a decir que, en general, el abogado promedio no está colegiado obviamente y no conoce el código de ética. Y para muchos el código de ética es el código penal, lo cual es un error profundo.
–Y en esta crisis descontrolada, en que hay exceso de abogados, ¿hace cuánto se vienen haciendo las advertencias para controlar esto?
–Más que un problema de exceso de abogados, no tengo la cifra aquí, el tema es qué abogados estamos teniendo. En algunos lugares, por ejemplo, en la Universidad de Chile, la Universidad Católica, todavía se ha dado el examen de grado oral, que implica estudiar mucho tiempo, en otras partes hay que tener un examen escrito y parece que los estándares son diferentes. El resultado está a la vista.
–Me decía que el abogado promedio no conoce el código de ética. ¿El abogado promedio respeta el código de ética? Si alguien en la calle llama aleatoriamente a un abogado, ¿va a ser alguien que respeta los códigos éticos de la profesión?
–Lo que deberíamos tratar de hacer es exigir estándares mínimos. Lo primero es que las personas sepan que hay código de ética, que las personas sepan que hay personas que están colegiadas y personas que no, y que decida con quién se va a representar. Pero más allá de la colegiatura en sí misma, desde la ética profesional, hoy día no se está respetando el código de ética. Por eso la necesidad de que lo conozcan. El código de ética es bastante desconocido. En segundo lugar, solamente puedes aplicar las sanciones en los casos que corresponden a los que están colegiados y son un porcentaje ínfimo. Entonces se genera una situación donde el Colegio no puede hacerse cargo de ningún reclamo que haga alguien sobre un particular.
Matías Insunza, consejero del Colegio de Abogados sobre quienes no respetan el código de ética: “Hay una competencia desleal”
–Hoy en día, por lo que uno lee y por lo que uno ha conocido en casos como el caso Hermosilla, pareciera ser que un abogado que no respeta el código de ética o que no está colegiado tiene una ventaja enorme en un caso sobre, si es que no lo pillan, sobre uno que está colegiado y que respeta los códigos éticos.
–Puede haber una competencia desleal, en el sentido de que hay personas que se someten voluntariamente a un estándar y otros que no se lo someten, y por lo tanto la competencia puede ser poco igualitaria, no están en la misma situación.
–¿Y los clientes? ¿Usted cree que hoy en día optan por abogados éticos o no éticos?
–O sea, lo que pasa es que los clientes pocas veces hacen la pregunta, y esto no significa también que por el simple hecho de estar colegiado vaya a ser un cumplimiento de todos los estándares. Hay casos en los cuales sí hay personas que están colegiadas que cometen ciertos hechos que son reprochables y que han sido sancionados. O sea, nosotros hemos recibido muchos casos…
–Hermosilla estaba colegiado.
–Sí… hemos recibido muchos casos, muchos casos en los cuales las infracciones han sido muy graves de profesionales y que obviamente se han tomado las decisiones más drásticas.
–¿Y cuando enfrenta juicios esa competencia desleal es muy evidente?
–O sea, más que es tan evidente es que uno se da cuenta de que hay algunas cosas que uno no haría y otras personas no tienen ningún reparo en ese aspecto.
–¿Pero eso es habitual?
–No, no es tan habitual, pero de repente uno la observa.
–¿Se normalizó? ¿Siempre fue así? ¿El tema este de la llamada fácil, el tema de llamar a una autoridad para conseguir un documento?
–Creo más que se haya normalizado… O sea, se ha normalizado debido a la carencia de controles imponentes de sanciones.
–¿Y qué es lo que se normalizó?
–O sea, que se normalizaron prácticas que no son adecuadas a los estándares del Código Profesional. Estas malas prácticas, estos conflictos de interés… Yo creo que hoy en día hay una situación de la cual tenemos que hacernos cargo porque la profesión está, en cuanto a sus estándares éticos, con un descontrol.
–¿Cómo se combate frente a la imagen pública de los abogados tras casos como el de Hermosilla? Que son fanfarrones, chantas.
–Te lo voy a trasladar de la siguiente manera. Hay muchos abogados que ocupan la prensa para poder validar a sus clientes, validarse como sus clientes, y salen opinando. Y se autodenominan especialistas en algunas materias. Ustedes que son los periodistas, si analizan, muchos de ellos no tienen estudios de especialización.
–¿Cree que hoy en día hay muchos abogados “chantas”?
–Hay muchas personas que al menos se perfilan como expertos en materias que no lo son. O sea, nosotros tenemos casos en los cuales hemos visto a profesionales que han llegado incluso a falsificar resoluciones judiciales. Hace poco salió un tema del Conservador de Bienes Raíces.
–O sea, es un terreno sin Dios ni ley.
–En muchos aspectos, si ocupas mal tus capacidades, por supuesto que puedes estar en presencia de actos complejos. Porque esto es bien importante. Las sanciones que nosotros se busca tener como una jurisdicción universal no son para las sanciones que están en el caso en que hay un abogado que vaya y cometa un delito. No. Estamos pensando para el caso en que los profesionales, ejerciendo su labor profesional, ocupan su título para cometer hechos.
–En cuanto a dimensión, magnitud, ¿este caso es peor que otras prácticas? ¿Es la expresión más simbólica de todos estos problemas que se arrastraban?
–Por eso te digo, no quiero referirme a este caso en particular, que creo que no viene al caso. Lo que ocurre es que esto nos permite a nosotros como Colegio dar cuenta de una preocupación que venimos señalando hace muchos años. Muchos años venimos planteando de que el descontrol genera o podía generar consecuencias y ya las ha generado. O sea, los casos que han ido ocurriendo, que suceden donde tenemos personas que, como te indico, falsifican resoluciones judiciales, falsifican escrituras públicas, personajes que están vinculados al derecho, que derechamente engañan a sus clientes, están a la orden. Hay muchos, hay muchísimos. Entonces, ¿por qué está pasando eso? Nosotros ya lo habíamos advertido y hoy día se hace más ostensible.