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Opinión

29 de Septiembre de 2024
Sandro Baeza / The Clinic

Entender la semana: ¿Cuánto vale un profesor?

Foto autor Carolina Urrejola Por Carolina Urrejola

Carolina Urrejola, columnista de The Clinic, profundiza en los hitos de una semana marcada por el escándalo en la Universidad San Sebastián y por la gira del Presidente Gabriel Boric en las Naciones Unidas.

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La semana terminó surrealista. La ofrenda holandesa de los tulipanes se convirtió en una marea humana peleándose a garabato limpio las célebres flores que después salieron a remate en internet. ¿Lo peor de lo nuestro? ¿Una muestra del ánimo crispado de los chilenos? Difícil de identificar, pero sin duda una fuente de vergüenza ajena. 

Feriado o vacaciones fue dilema de rigor esta semana porque el Gobierno estudia disminuir los primeros para aumentar las segundas. Dicen que se pierde más dinero con los feriados, y que los costos de los días libres se organizan mejor en los períodos de vacaciones. La discusión es contingente si consideramos que Chile es uno de los países con más feriados de la OCDE. 

También fue la semana de la Asamblea General de Naciones Unidas. La primera del argentino Javier Milei que se paró, libertario y desafiante, a cuestionar los objetivos del desarrollo sostenible (ODS) de la ONU en su propia casa. Fue la tercera intervención del Presidente Boric, que fue un paso más allá en su condena al régimen de Nicolás Maduro y firmó a nombre de Chile junto a otros 30 países una declaración que reconoce el triunfo de Edmundo González en la elección del 28 de julio. ¿La represalia del régimen? Poner fin a la ruta aérea entre Caracas y Santiago. 

A estas alturas, ¿tiene sentido mantener las relaciones diplomáticas con Venezuela? Para nada, dice Guarequena Gutiérrez, la líder de la oposición venezolana en Chile. No desde que el 1 de agosto la dictadura de Maduro expulsara a la diplomacia chilena y en los hechos los ciudadanos quedaran desprotegidos y sin posibilidad de hacer trámites consulares. Lo del fin de los vuelos agrava la crisis. 

Lo ejemplifica Wiliams Briceño, ciudadano venezolano avecindado en Chile. Consiguió una visa de reunificación familiar para traer a su madre. Le compró un pasaje en la aerolínea Estelar, que no volará debido a la prohibición del gobierno. Perderá el dinero del pasaje y el beneficio de la visa vence en pocos días. La tragedia continúa para ese sufrido pueblo. 

Una mega crisis estalló en la derecha chilena durante la semana, que sigue golpeada por el caso Hermosilla. En una derivada directa, la bomba la detonaron los 17 millones de pesos que recibió como sueldo la exministra de Educación y candidata a alcaldesa por Las Condes Marcela Cubillos por hacer clases en la Universidad San Sebastián, a cuya junta directiva tuvo que renunciar el caído en desgracia y silente Andrés Chadwick. 

Cubillos decidió defenderse atacando con furia al octubrismo, al gobierno, al presidente de la UDI y a quien osara cuestionarla. No hubo ni el más mínimo acto de contrición, calculando quizás que su frontalidad rinde mejor que una hipócrita disculpa. Las universidades públicas alegaron, porque mientras a ellas las asfixian las regulaciones, las privadas hacen lo que quieren con las platas fiscales que les llegan vía becas y CAE. Y varios miran con suspicacia -incluso desde la derecha- una eventual nueva forma de financiamiento ilegal de la política en el caso Cubillos.

Los estudiantes de la USS se demoraron, pero reaccionaron: terminaron la semana manifestándose por la injusticia manifiesta, mientras el rector Hugo Lavados y el Consejo Directivo se quejaron amargamente, en un comunicado que no sintoniza con la molestia elemental que provoca hasta en el más incauto un sueldo injustificable a una exministra de educación, en una entidad supuestamente sin fines de lucro. 

Quizás quien mejor resumió el impacto del caso en la semana fue el lúcido Fernando Chomalí. El arzobispo de Santiago posteó: “La falta de humildad, pudor, vergüenza, recato, reconocer los errores y enmendarlos nos está haciendo un daño inmenso como sociedad. Volver a la sencillez en el vivir, la conversación serena, pensar en el otro, la austeridad y el sentido del honor son una gran necesidad para Chile”. Amén.

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