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17 de Octubre de 2024“Por un peso que se invierte, tres pesos quedan en el territorio”: el impacto económico del Festival de Cine de Valdivia
Según datos recabados por el Observatorio de Economía Creativa, el festival generó más de mil millones de pesos en 2023, mientras que el presupuesto estuvo al rededor de los 380 millones de pesos.
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La ciudad de Valdivia vive una de sus semanas más tradicionales en torno al cine. Entre el 14 y el 20 de octubre lleva a cabo el 31° Festival Internacional de Cine de Valdivia (FICValdivia), certamen que atrae a prensa, turistas y profesionales de la industria de distintas partes del mundo.
Para esta edición, hay más de 150 periodistas acreditados y se proyecta la venta de más de 3.000 abonos. En total, se exhiben cerca de 200 películas, junto con una serie de actividades paralelas, como cine inmersivo y conversatorios.
A pesar de la magnitud del evento, el financiamiento sigue siendo un tema recurrente en torno al festival. Por esta razón, desde el Centro de Promoción Cinematográfica de Valdivia (CPCV) se impulsó la creación del Observatorio de Economía Creativa, una institución que mide el impacto económico del certamen.
Fernando Lataste, Secretario Ejecutivo del Centro de Promoción Cinematográfica de Valdivia, organización responsable del festival, señala: “Una de las debilidades que tienen los proyectos en el ámbito de la economía creativa es que cuentan con pocas cifras”.
“En 2023, el festival generó un impacto en la ciudad y la región de aproximadamente 1.070 millones de pesos. Y el presupuesto del año pasado para el festival fue de alrededor de 380 millones de pesos. Por eso, decimos que por cada peso invertido, tres pesos quedan en el territorio”, afirma Lataste.
El observatorio mide tres aspectos, explica Lataste. Primero, los efectos directos, que son aquellos derivados del presupuesto del festival y que se gastan en Valdivia. En segundo lugar, los efectos indirectos, conocidos a través de encuestas, que corresponden a las personas que visitan Valdivia por el festival. Y en tercer lugar, los efectos inducidos, que abarcan todas aquellas economías que deben crecer para satisfacer la nueva demanda generada por el evento.
En cuanto a cómo se financia actualmente el festival, Lataste asegura que antes de la pandemia, cerca del 70% de los recursos provenían de fondos concursables, y el resto del sector privado y los abonos. Tras la pandemia, el apoyo del sector público aumentó, representando entre el 85% y el 90% del financiamiento.
Sobre el modelo de financiamiento del festival, el representante destaca que este está organizado en una plataforma que integra a la sociedad civil, el sector privado, el centro cultural y el Estado, formando un entramado que le otorga institucionalidad al certamen. “En general, no he visto otros eventos que tengan esta composición en su estructura de trabajo, porque lo que se ha creado es un entramado que le ha dado fortaleza institucional”, asegura.
A pesar de el retorno de la inversión que muestra el Observatorio, desde la organización del evento esperan no tener que seguir concursando cada año por fondos y poder llegar a un modelo estable.
“No tendríamos que gastar tanto tiempo en todo el proceso de formulación y diseño de proyectos. Pero yo estoy seguro que eso tampoco nos va a eximir – y es bueno que así sea – que nosotros tengamos que rendir esos recursos y por lo tanto generar las rendiciones para poder seguir obteniendo esos recursos”, cierra Lataste.