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6 de Noviembre de 2024

Los artistas que no han podido mover la aguja política en las elecciones: por qué sus campañas por RRSS no condicionan el voto de sus fans

Artistas como Taylor Swift, Sabrina Carpenter y Billie Eilish lograron registrar a miles de votantes nuevos para las elecciones de Estados Unidos. También llamaron a votar por Kamala Harris. En Chile, cuando fue el plebiscito del Apruebo o Rechazo, los artistas inundaron las redes con campañas para votar a favor de una Nueva Constitución. En ambas ocaciones, los candidatos de los artistas perdieron. ¿Qué pasa que la campaña a través de cantantes, bandas musicales y actores no logra influir en el voto de sus audiencias?

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Activaciones, postales regalos y videos de propaganda invitando a votar fueron las estrategias que usó Sabrina Carpenter para llamar a participar de la democracia durante las elecciones de Estados Unidos. A través de su asociación con HeadCount, logró registrar 35.814 nuevos votantes y convocó a 263.087 votantes que ya estaban registrados para asegurarse que irían a votar. Es la cifra más alta lograda por un artista en la historia.

“A través de nuestras asociaciones con más de 100 artistas musicales importantes, HeadCount tuvo un año sin precedentes, registrando a más de 450.000 nuevos votantes e involucrando a más de 3 millones de personas más para asegurarse de que votar”, dijo Lucille Wenegieme, directora ejecutiva de HeadCount, en un comunicado.

Los artistas toman voz y posición en las elecciones políticas. También tratan evidentemente, de convencer a sus fans de hacer lo mismo que ellos. Pasó en Chile para el plebiscito del Apruebo-Rechazo para una nueva Constitución. El día 5 de septiembre de 2022 las elecciones convocaron de forma inédita a 13 millones de electores, de un padrón electoral de un poco más de 15 millones de personas. Fue la participación más alta de la última década.

Y para ella, más de 20 artistas musicales nacionales hicieron campaña en redes sociales. No solo llamando a votar, sino que también promoviendo la opción del Apruebo en general. Ana Tijoux, Los Bunkers, Illapu, Villa Cariño, Francisca Valenzuela, Pablo Chill-E, Nano Stern, Santa Feria. Músicos de todas las generaciones, no solo de la época con la que se identifican los jóvenes y adolescentes hoy en día.

En las generaciones al parecer, estaría la clave de por qué se cree que música y política pueden tener un resultado positivo. Lucille Wenegieme de HeadCount lo dijo abiertamente en el comunicado que sacaron el día de ayer antes de las elecciones.

“Nuestro modelo funciona porque los músicos y las celebridades tienen un caché cultural y una conexión íntima con sus fans, especialmente entre los jóvenes. El reflejo de la identidad que puede tener un fan de su artista favorito, puede ser incluso más fuerte que otros aspectos de su identidad. Eso incluye afiliarse a un partido político o candidato porque su artista lo hace”.

Pero en ambos casos -el de Estados Unidos ahora y el de Chile hace unos años-, las opciones políticas por las que llamaban a votar todos estos artistas, perdieron en las elecciones.

Por qué no resulta esta estrategia en elecciones

Álvaro Peña Fritz es académico de la PUCV y director del Doctorado en Industria Inteligente de la Facultad de Ingeniería. Investiga sobre la transformación digital de las industrias y cómo las tecnologías se utilizan para mejorar los procesos. Desde ahí, analiza la pregunta: ¿Podrían juntarse música y política en una misma plataforma y con un mismo objetivo para las elecciones?

“Probablemente quien consuma ese contenido en redes sociales no esté tan alineado con la mirada política que tenga su héroe o artista. Incluso puede que ni siquiera esté familiarizado con nada de la política en general”, explica Peña. Prueba de ello es el #SwiftiesForTrump. Un hashtag que se viralizó con fotos de fans en el concierto de Taylor Swift, llamando a votar por el candidato que su artista no escogió.

Qué es lo que pasa: La industria de la música, por un lado, utiliza la tecnología para grabar música y difundirla a un costo mucho menor del que se necesitaba antes. La política, la usa para hacer campaña durante las elecciones a través de las redes sociales, en vez de poner palomas en las calles o ir haciendo puerta a puerta.

Para juntar ambas industrias, hay que pensar en la lógica de los influencers. Una marca contrata a un rostro famoso para que promocione por un segundo su producto en redes sociales esperando que éste, se viralice.

Esa lógica mercantil, no aplica tanto para la política. “Si un artista quiere aprovechar su red social para influir y direccionar el gusto político de su público, está mezclando dos cosas distintas. Lo más probable es que su público use las plataformas y tecnologías para buscar sus gustos musicales, pero no políticos”, explica Peña. “Usan Spotify, TikTok e Instagram para escuchar su música, no para aprender sobre políticos”.

Se trata de un problema de plataforma y lo que se espera de ellas. Pero también sobre la imagen que proyectan los artistas. “Están tratando de usar ese rostro para que se acerque a él, pero ojo. La gente que consume política en redes sociales y se ve influenciada por ella, sigue patrones que no tienen que ver con un artista VIP que vive en hoteles 5 estrellas todo el año”, agrega Álvaro Peña.

La influencia podría funcionar en los millennials

Desde 2004, HeadCount ha registrado más de 1,5 millones de votantes asociándose con artistas como Ariana Grande, Harry Styles, Billie Eilish y más. Sólo este año, HeadCount registró a más de 450.000 nuevos votantes e involucró 3.000.000 de fans de la música para que tomen medidas.

Más del 80% de todos los votantes que HeadCount ha registrado este año son de la Generación Z o Millennials. Eso, según el especialista, habla de cómo los jóvenes empatizan y siguen a sus artistas. Pero eso no significa que van a modificar su voto por ellos. “Probablemente ese joven no quiere votar o no sabe de política”, dice Peña. Puede que se entusiasme con inscribirse a votar porque su artista lo hace. Pero su voto político, “va a tener que ver con su circulo social, con donde creció y con lo que le pasa a su familia”, agrega.

Lo sorprendente, es que según el especialista en transformaciones digitales de las industrias, serían los millennial los que podrían verse más influenciados por lo que ven en redes sociales.

“Para alguien sobre los 40 o los millennial, las redes sociales sí pueden influir en su decisión. Lo que pasa es que el más joven está todo el tiempo en contacto con su red de amigos. Sus relaciones pueden ser más palpables y la conversación en persona con sus círculos sociales cercanos vale mucho más que lo que ven en redes. Mientras que el millennial, que está trabajando, quizás más solo y con menos amigos, está más conectado con la realidad a través de las redes sociales”, concluye Peña.

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