Secciones

The Clinic
Buscar
Entender es todo
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

18 de Abril de 2025

Pecadores, la nueva película de Ryan Coogler: una fábula gótica sobre colmillos, blues y redención

Foto autor Cristián Briones Por Cristián Briones

El director Ryan Coogler tomó por asalto el cine de Hollywood hace poco más de una década, y desde entonces ha cosechado éxitos con películas como "Creed" y "Pantera Negra". El columnista de cine de The Clinic, Cristián Briones, señala que en su nueva película, Pecadores, “nada es nuevo, y todo lo es. Es un cliché tras otro, y de pronto ese cliché es algo que no habías visto nunca en una película”, y añade que “Coogler se niega a que sea menos de nada. Su historia no es una que podamos dar por terminada. Pecadores no puede quedarse quieta, es su tema y el talento de su autor”.

Compartir

Spike Lee contaba alguna vez una anécdota sobre su obra maestra, Haz lo correcto. Decía que la gente a veces le preguntaba si Mookie —protagonista de la película— hizo lo correcto al arrojar ese tarro de basura. Lo curioso es que siempre, año tras año, década tras década, quienes se lo preguntaban tenían una sola cosa en común: todos eran blancos.

Los cineastas de raza negra en Estados Unidos se enfrentan a este dilema frecuentemente. Todos tienen algún ejemplo similar que contar al respecto. Parte de toda una cultura definida mayoritariamente por un aspecto: el racial.

Para los autores, esto termina por convertirse en un elemento ineludible. Por mucho que lo suyo sea abordar narraciones diversas, se ven enfrascados en su propio mundo. Algo que muy bellamente retrató American Fiction hace un par de años.

Son especialmente críticos con su propio arte, con sus personajes, con sus pares, con sus historias, pero eso no necesariamente lo entienden sus coterráneos, que también debieran ser una audiencia compartida. Simplemente no entienden por qué Mookie lanza ese tarro de basura.

Ryan Coogler tomó por asalto el cine hollywoodense, por todos sus flancos, hace poco más de una década. Acompañado de Michael B. Jordan, comparsa en todas sus películas, presentó un proyecto para revivir una franquicia largamente agotada, y fue desestimado.

Pero luego de la destacadísima Fruitvale station (2013), ese proyecto reverdeció y Creed (2015) resucitó a Rocky. De ahí, el salto a Pantera negra (Black Panther, 2018) lo pondría en el primer plano en demasiado poco tiempo. Una película basada en una historia real de abuso policial, la reanimación de una franquicia, uno de los más grandes éxitos del Universo Marvel.

Y ahora, después de repetir en Wakanda forever, por fin una obra completamente original de Ryan Coogler: Pecadores (Sinners, 2025). Y original, en el más amplio sentido de la palabra. Nada es nuevo, y todo lo es. Es un cliché tras otro, y de pronto ese cliché es algo que no habías visto nunca en una película.

Son los años 30 y dos gemelos (Michael B. Jordan) vuelven a su pueblo natal en Mississippi, luego de trabajar como matones en Chicago. En un estado segregado, compran un aserradero y pretenden convertirlo en un club con músicos en vivo, en donde su primo, un talentosísimo Miles Caton, liderará la noche de apertura.

Reencuentro con viejos amigos (Delroy Lindo, Lin Yun Li, Yao, Omar Miller), amores (Jayme Lawson, Hailee Steinfeld, Wunmi Mosaku) y una amenaza de colmillos afilados con la que no esperaban tener que lidiar. Del argumento, no necesitan saber mucho más que eso.

La presentación de los personajes es la primera parte de Pecadores y es un artilugio para construir un mundo, más que para empujar la trama. Cuando llegamos al sangriento conflicto ya sabemos más o menos el desenlace, pero queremos que los protagonistas sigan en pantalla.

Coogler se encarga de hacer que las interacciones sean del todo interesantes en su tensión, y que los convenientes descubrimientos del mito vampírico que nos convoca, nos lleven a un lugar común. Porque ese es uno de sus engranajes fundamentales: aquello que nos trajimos desde las fogatas y los cuentos y los cantos con el bosque de fondo. El sonido con el que espantamos a los malos espíritus cuando nuestros alojamientos era aquel lugar donde cayera la noche.

Pecadores es una rareza en sí misma. Tiene el atrevimiento para no ser la película que se espera que sea. Para ser totalmente distinta y al mismo tiempo, posee la conciencia de que pertenece a una industria que quiere ganancias y para ello debe cumplir con factores puntuales. Sabe de su lugar en el mundo, y sin embargo, una obra viva como pocas, se niega terminantemente a aceptar su destino.

Tiene vocación de ser una de aquellas que se ven comiendo cabritas y tomando gaseosa y a la vez, de esas que serán discutidas largamente por la enorme cantidad de aspiraciones temáticas que tiene. Una onda expansiva que tiene citas a Buffy: la cazavampiros, y conflictos de clase que atraviesan continentes. Sangre, sexo, sudor, colmillos y arterias destazadas. Y música. Mucha música. Música profunda, significativa, histórica. Un componente artístico como cimiento civilizatorio. Como expresión y condicionante cultural. Y la cultura como base de interacción social.

Coogler celebra a su gente sin predicar ni pararse en ningún podio, sin dedos acusadores contra los demonios. Lo que es llamativo, porque uno de sus protagonistas se llama ‘Predicador’.

Es necesario hacer una pausa y apuntar al trabajo musical de Ludwig Göransson. El doble ganador del Oscar eleva la apuesta de sus compañeros de trabajo y convierte la banda sonora en un trabajo completamente indivisible de la película. Les mentiría si les dijera que Pecadores funcionaría todo lo bien que funciona sin la exploración del sueco.

Diálogos tan afilados como los dientes de sus depredadores, textos estereotipados que funcionan en las manos de un director que se maneja como un consagrado. Que sólo tiene protagonistas, los héroes se los deja a otra gente que los necesite. “Un pecador como yo no necesita más”; “¿Pero el blues, el blues nos lo trajimos con nosotros. Es nuestro”; “Todo dinero está manchado con sangre”; y un etc que confirma lo mucho que a Coogler le interesa narrar haciendo colisionar los géneros y las culturas.

Pecadores pudo ser menos sobre explicativa, pudo ser afinada y menos conveniente en muchas de sus resoluciones. Pudo intentar abarcar menos y ser más concisa en sus temas. Pudo ser menos sobrecargada, haberse moderado en muchos aspectos, pero lo que hace esta película, la sorprendente obra que es, es justamente que Coogler se niega a que sea menos de nada.

Su historia no es una que podamos dar por terminada. Pecadores no puede quedarse quieta, es su tema y el talento de su autor: una cultura definida por la cualidad racial, que no va a aceptar su destino a contar siempre las mismas historias. Huye hacia adelante, porque es lo único que puede hacer con sus pecados. Es su búsqueda de libertad, empuñando una guitarra.

“Tienes un alma, tienes un corazón, tienes la sensación de que tu música es vida. La vida que vivimos en el pasado, la vida que estamos viviendo hoy y la vida que creo que viviré mañana.”
B.B. King
.

Temas relevantes

#cine#Ryan Coogler

Comentarios

Notas relacionadas