
Política
30 de Junio de 2025El exitoso “plan Jara” que dejó por primera vez a una militante comunista como la representante de la izquierda en primera vuelta
El camino de la exministra del Trabajo en esta primaria tuvo una serie de aciertos que hicieron de su campaña un ascenso casi sin interrupciones. Su origen, los avances logrados durante el gobierno del Presidente Boric y su despliegue en redes sociales fueron algunas de la claves para posicionarla como la ahora líder del progresismo. Eso, a pesar de los flancos que tuvo que sortear a propósito de su militancia en el Partido Comunista y que en más de una ocasión la puso en escenarios complejos, aunque otros ven una planificada estrategia detrás de la distancia que tomó con líderes del PC. De hecho, en los últimos días enfatizó que, en caso de ganar, va a liderar "el gobierno de una coalición” y no de un partido en particular.
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El pasado 7 de abril, los funcionarios del Ministerio del Trabajo bajaron al primer piso del edificio de calle Huérfanos para despedir con aplausos a la entonces ministra Jeannette Jara. Fue la última vez que la secretaria de Estado pasó por ese lugar como parte del Gobierno del presidente Gabriel Boric. Ese mismo día, Jara llegó hasta La Moneda para presentar su renuncia y convertirse en la candidata presidencial del Partido Comunista.
Hasta ese momento, su buena evaluación como ministra la proyectaba como una carta presidencial posible, pero su militancia comunista y su bajo conocimiento público se veían como lastres. En el oficialismo, muchos creían que su candidatura sería meramente testimonial, enfocada más bien en disputar la hegemonia del ala más a la izquierda con el Frente Amplio.
Pocos imaginaban que Jara podría resultar más competitiva que el anterior abanderado del PC, Daniel Jadue, e incluso que Gladys Marín, la última mujer comunista en postular a La Moneda, quien en 1999 obtuvo apenas un 3,19% de los votos (225 mil sufragios).
Y es que ser militante comunista y candidato presidencial, según diversos actores del oficialismo, ha sido históricamente un pasivo electoral.
Desde el retorno a la democracia, el Partido Comunista ha estado relegado a los márgenes de los liderazgos de izquierda. Tras haber sido parte central del Gobierno de Salvador Allende, no fue sino hasta 2013 —con la conformación de la Nueva Mayoría y el liderazgo de Michelle Bachelet— que volvió a integrar una coalición gobernante. Recién ahí entró a formar parte del gobierno, tras décadas de exclusión política institucional.
Con la llegada de Boric al poder, tras una primaria contra Daniel Jadue, el PC ganó un nuevo protagonismo, instalando a dos figuras clave en el comité político: Camila Vallejo como vocera y la misma Jara quien hoy logró darle la vuelta a las expectativas y instalarse como la líder del bloque progresista en el país.

El número que anticipó el cambio histórico
Una vez fuera de La Moneda, Jara comenzó a revertir las expectativas. Su crecimiento en redes sociales y su capacidad para apropiarse de los avances de su ministerio en esta administración la posicionaron como una opción cada vez más competitiva. La señal definitiva la captaron los otros partidos del oficialismo cuando vieron su alza en las encuestas.
Hace poco más de tres semanas, los sondeos la ubicaban empatada con Carolina Tohá, quien había renunciado un mes antes que ella. Luego, Panel Ciudadano UDD reveló que Jara superaba por seis puntos a Tohá (40% versus 36%), y en Cadem la exministra del Trabajo marcaba 8 puntos, uno más que la exministra del Interior.
Desde entonces, su campaña tomó protagonismo, transformando a Jara en la principal carta del oficialismo para ganar las primarias y, por primera vez, posicionar al Partido Comunista como el partido líder de la izquierda chilena.
El distanciamiento del PC: “No va a ser un gobierno del PC, va a ser el gobierno de una coalición”
La campaña de Jeannette Jara se enfocó en diferentes puntos clave para construir un relato ganador, dicen en su comando, como resaltar su origen social, o potenciar su presencia en redes sociales. Pero en el oficialismo hay quienes señalan que antes que eso hubo que marcar una definición: tomar distancia del partido y mostrarse como una postulante transversal.
En el sector, de hecho, indican que hasta el último día de campaña se vio tensionada por los liderazgos más antiguos del PC, como el presidente de la tienda, Lautaro Carmona, o el exalcalde de Recoleta, Daniel Jadue, quien en la última elección del comité central del partido dio muestras de su fuerte influencia interna.
Así, una de las últimas polémicas la generó Carmona al subrayar su posición a favor de un nuevo proceso constitucional, algo que manifestó que debía considerar Jara, en una entrevista con Sin Filtros. La candidata, noobstante, tomó distancia: “El gobierno lo voy a conducir yo”, manifestó.
El mismo día de las primarias, por lo demás, buscó enfatizar que su liderazgo apuntaba a llegar más allá del PC. “Yo he sido bien clara: si soy elegida la candidata, voy a ser la candidata de la coalición de gobierno. Si soy elegida candidata a la Presidencia y luego presidenta, el gobierno lo voy a conducir yo”, subrayó.
Y es que Jara además se enfrentó a otras declaraciones de dirigentes PC que parecieron complicar su campaña. Carmona, por ejemplo, sostuvo en varias entrevistas que en Cuba no existían presos políticos, mientras que Jara planteó que existía evidencia de violaciones a los derechos humanos. Asimismo, la exministra del Trabajo se demoró menos de 24 horas en manifestar que Jadue no estraría a su comando, pese a que así lo había promovido abiertamente Carmona.
Para varios dentro del oficialismo estas polémicas obedecen a una medida planificación del PC para mostrar a Jara como una candidata capaz de marcar distancia de su propio partido y recuerdan que la misma colectividad ha puesto sobre la mesa que Jara incluso podría suspender o dejar de militar en la tienda de cara a la elección presidencial. “Es un debate que viene”, sinceró Carmona el jueves pasado en entrevista con The Clinic.

El estribillo de campaña: origen de Jara y los avances concretos
Por otra parte, el diseño estratégico de su campaña se enfocó desde el inicio en diferenciarse no solo desde lo político, sino desde lo social. “Yo no vengo de la élite. Creo que es un plus importante respecto de cualquier otra candidatura (…). Me gusta poder representar y conectar con las mayorías populares, que han estado ausentes de la política chilena”, dijo Jara en entrevista con La Tercera, una semana después de dejar el Ministerio del Trabajo.
Su origen en Conchalí fue algo que reiteró ayer en su discurso como ganadora de las primarias.
En paralelo, Jara capitalizó los avances legislativos que lideró como ministra: la jornada laboral de 40 horas, el aumento del sueldo mínimo a 500 mil pesos, la Ley Karin y la reforma de pensiones. Estos hitos se convirtieron en parte del estribillo central de su campaña. “Jeannette ha logrado avances concretos para mejorar la calidad de vida de las personas y ha mostrado resultados”, afirman desde su comando.

El carisma y las redes vs Winter y Tohá
Paralelamente a la estrategia centrada en su trayectoria y origen, desde el comando de Jeannette Jara reconocen que se planificó una campaña digital intensa, especialmente orientada al electorado joven, históricamente más proclive a votar por el Frente Amplio.
La tesis que comenzó a confirmarse a medida que avanzaba la campaña, según explican en su equipo, fue que a mayor conocimiento público de la figura de Jara, mayor era también su nivel de aprobación ciudadana.
En esa línea, la presencia digital de la candidata del PC se concentró en trends —contenidos que se replican en redes sociales en base a formatos virales—, memes y pódcasts que reforzaran tres elementos clave: su origen popular, los avances alcanzados durante su gestión como ministra, y una característica que, según sus cercanos, la hace destacar entre los demás postulantes: su carisma.
“La gente, en política, no vota necesariamente por quién es el mejor candidato. Vota por quién los identifica, con quien sienten cercanía. Y Jeannette tiene eso que ningún otro candidato tiene”, señala un dirigente comunista cercano al comando.
Otro militante del partido matiza: “El carisma no lo es todo”, pero añade que Jara también ha demostrado habilidad al contrastar su figura con la de sus competidores, Carolina Tohá y Gonzalo Winter. Mientras la exministra del Interior intentó despegarse de su perfil técnico, no habría logrado conectar del todo con la ciudadanía, manteniéndose como una figura más institucional. Jara, en cambio, ha sostenido un mensaje simple, directo y empático, aseguran.
Además de esa diferencia en estilo, también aprovechó instancias para marcar distancia política. La más clara, según su equipo, fue cuando expresó su desacuerdo con la Política Nacional del Litio. “No me gusta que hagamos negocios con SQM. No solo por su herencia pinochetista, también por el rol que jugó en el financiamiento ilegal de la política”, dijo en el debate de La Tercera y Radio Duna, cuestionando abiertamente una de las agendas más emblemáticas del Gobierno, que sí respaldan sus contendores.

En paralelo, su estrategia en redes sociales —marcada por bailes de cumbia, humor y cercanía— ha logrado captar un apoyo importante entre el público joven. Una muestra de ello es la cuenta de Instagram Tía Jeannette, donde se concentra el contenido más lúdico de la campaña y que superó los 18 mil seguidores en pocas semanas. “Tía de Chile y doble oficial de Jeannette Jara”, dice su biografía.
En lo que respecta a su competencia con Gonzalo Winter, cercanos a Jara reconocen que la clave estuvo en haber penetrado en ese electorado joven, debilitando así una de las principales fortalezas del candidato del Frente Amplio.
Uno de los momentos en que el comando entendió que los números digitales reflejaban una realidad concreta ocurrió durante una visita de Jara a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica, en el campus San Joaquín.
Según testigos del comando, la jornada fue “caótica”: estudiantes colmaron pasillos y salas para fotografiarse con ella, impidiéndole avanzar con normalidad. “En la cuna del Frente Amplio”, destaca un dirigente comunista, como símbolo del terreno ganado.