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Opinión

29 de Septiembre de 2013

Carlos Peña: Piñera fue capaz de demostrar “que los tics y el anhelo de agradar, escondían, después de todo, una alarma moral”

El columnista de El Mercurio se refirió al debate al que se enfrentó el Presidente al decidir el destino del Penal Cordillera, entre cumplir la palabra empeñada a ex militares y salvaguardar a las instituciones. "Piñera supo que el privilegio del que gozaban Contreras y los otros carecía de toda justificación, dañaba la dignidad de la ley y, por esa vía, la integridad de las instituciones", dice.

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En su clásica columna de los domingos en El Mercurio, el rector de la UDP dedicó palabras de elogio al Presidente Sebastián Piñera por la decisión del cierre del Penal Cordillera, comunicada este jueves y ejecutada durante esta madrugada.

Peña explica las razones para que un presidente de derecha haya sido más riguroso con los violadores de los derechos humanos que los mandatarios de izquierda

“Ninguna ética -podría concluirse, citando a Weber- debe prescindir del hecho que para obtener fines buenos es a veces necesario usar medios moralmente dudosos”, dice el abogado, quien además agrega que “no es plausible que en septiembre de 2004 (fecha en que el penal fue creado) la democracia chilena estuviera amenazada por una asonada militar. Tampoco es razonable apelar al contexto. ¿No es acaso ese -el contexto- el mismo argumento que esgrimen quienes exculpan los crímenes cometidos luego del golpe?”.

Según el columnista, la situación de Piñera parece estar más cerca de una verdadera tensión ética, lo que en este caso se traducía entre elegir entre ser fiel con quienes lo llevaron a la Presidencia o evitar privilegios injustificados que hieren la dignidad de la República.

Para el jurista, el Presidente le dio la espalda a quienes lo habían apoyado porque “supo que el privilegio del que gozaban (Manuel) Contreras y los otros carecía de toda justificación, dañaba la dignidad de la ley y, por esa vía, la integridad de las instituciones”.

De esta forma, Piñera optó por salvar las instituciones lo que significa que el Presidente “en la hora nona fue capaz de demostrar que los tics, las enumeraciones, los chistes insustanciales y el anhelo de agradar, escondían, después de todo, una alarma moral y una voluntad que estaba decidida a oírla”.

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