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Nacional

2 de Diciembre de 2015

Gastón Soublette desarma a los políticos y advierte pobre nivel intelectual en el discurso y las decisiones

"Da la impresión de que la mecánica en que nuestros políticos están comprometidos es un juego de pugna de poderes, por naturaleza ajeno a toda reflexión profunda sobre el hombre y la sociedad, a lo que se suma el gran vicio que socava hoy los fundamentos de nuestra democracia; esto es, la necesidad de contar con recursos económicos suficientes para acceder o mantenerse en el poder", escribe el maestro de generaciones en carta a El Mercurio.

Por

GASTÓM SOUBLETT

Gastón Soublette, profesor, musicólogo, ensayista, experto en estética, filosofía oriental y cultura mapuche, es uno de esos pensadores que ha marcado a generaciones en Chile. Por es que cuando habla, que no es muy a menudo, sus palabras resuenan con fuerza.

En un carta publicada en esta edición de El Mercurio, el autor de “Rostro de hombre”, analiza las diferencias que en su opinión se advierten entre los intelectuales chilenos y la camada política.

“He leído con sumo interés los testimonios de algunos intelectuales chilenos sobre un probable nihilismo subyacente en las motivaciones de los atentados terroristas perpetrados en París y otras regiones del mundo (Artes y Letras del domingo 22 de noviembre). El alto nivel de cultura humanística que se advierte en ellos es gratificante, pues nada tendrían que envidiar a los intelectuales de países que han sido líderes del pensamiento en Europa. Es un hecho que en Chile hay una alta cultura concentrada en una élite, la cual demuestra tener una visión profunda y clara de la problemática que vive hoy la sociedad en cualquier país del orbe”, escribe.

Junto con esa reflexión, o más bien precisamente por ella es que sostiene que es inevitable “comparar la lucidez y solidez de sus reflexiones con el pobre nivel intelectual que se percibe en el discurso y en las decisiones de nuestros políticos”.

Soublette matiza que es sabido que el político es un hombre de acción, y el pensador, un observador reflexivo; sin embargo,  dice que un político maduro y confiable lo es también por su cultura y su formación humana en la sabiduría y la ética. Y es eso justamente lo que la ciudadanía echa de menos en nuestra clase política”.

“Da la impresión de que la mecánica en que nuestros políticos están comprometidos es un juego de pugna de poderes, por naturaleza ajeno a toda reflexión profunda sobre el hombre y la sociedad, a lo que se suma el gran vicio que socava hoy los fundamentos de nuestra democracia; esto es, la necesidad de contar con recursos económicos suficientes para acceder o mantenerse en el poder, financiando sus campañas electorales con fondos aportados por empresas poderosas, las que por este medio buscan asegurarse la aprobación de sus megaproyectos”.

 

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