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Opinión

17 de Marzo de 2016

Golborne y negociación de Royalty: “No podíamos hacer nada sin el acuerdo de las empresas mineras”

El exministro de Minería accedió a hablar con The Clinic Online exclusivamente sobre la tramitación de la ley de Royalty, la que, en esta entrevista defiende porque considera que sólo negociando con las empresas se podía sacar adelante la legislación.

I.Toro
I.Toro
Por

Piñera Golborne

Después de revisar cómo se tramitó la ley de royalty, queda la impresión de que se legisló “a la carta” de las grandes empresas. Autoridades justifican esto con los contratos de invariabilidad que protegían a las mineras. Tú, que estuviste involucrado en el tema, ¿qué puedes decir?
Es importante el contexto en que se da esta ley: se basa en los contratos de invariabilidad tributaria que las empresas mineras ya tenían. Estamos en el año 2010, es necesario recaudar recursos para la reconstrucción del país, sin provocar desequilibrios fiscales. Para ello se mandata la creación de una reforma tributaria que modifique el Impuesto Específico a la Minería. Sin embargo, a raíz de la ley del 2005 de Ricardo Lagos, a las grandes empresas mineras se les otorgó invariabilidad tributaria por muchos años. Por lo tanto, cualquier cosa que se hiciera por ley en Chile, no iba a tener efecto real en recaudación en estas empresas que eran el grueso de las mineras. Por lo tanto, el desafío era hacer una ley que tuviera aumentos tributarios, pero que también tuviera incentivos para que voluntariamente se sumaran. No se les podía imponer una ley sin violar el Estado jurídico de Chile. Por ende, había que encontrar el equilibrio: ¿Qué se les podía ofrecer a cambio de pagar más impuestos dado que esto no se les podía imponer? La variable que a ellos más les interesaba y que es la misma que les dio el Presidente Ricardo Lagos en 2005: la invariabilidad. Se buscó ese equilibrio.

En la práctica, el poder real no lo tenía el gobierno, sino las empresas.
Claro, nosotros podríamos haber hecho la ley que quisiéramos y el efecto real en recaudación habría sido cero. Si queríamos recursos para la reconstrucción, había que convencer a las empresas de suspender su invariabilidad vigente. Para eso se les aplicó un criterio tributario distinto y se les extendió, en seis años, la invariabilidad.

¿Ganó algo el Estado chileno?
Sí, en mi opinión fue una muy buena ley y permitió tener recursos que se necesitaban para la reconstrucción. Además, si lo pensamos con el precio del cobre actual, ganamos mucho, porque logramos aprovechar impuestos que no hubiéramos tenido en el súper ciclo de los comodities, cuando el precio del cobre estaba casi a 4 dólares. Hoy, en esas condiciones, probablemente las empresas no pagarían impuestos, porque el precio está deprimido. Entonces se consiguieron los recursos, y por un asunto cuyuntural se obtuvo bastante.

Cuando uno revisa la correspondencia de la época, las reuniones que, al no existir obligación, no fueron públicas, la imagen que queda es que las empresas co-legislaron.
Sí, porque si las leyes no eran razonablemente aceptables para las empresas, podrían no haberlas adoptado y no hubiéramos recaudado nada. Esa es la verdad. La única forma de saber qué era aceptable, era conversar con la contraparte, y por tanto, esta conversación tenía que darse con las empresas mineras y con el parlamento. La gente puede decir: bueno, “pero el Estado debe imponer la ley”. Sí, pero el Estado debe respetar las leyes previas, en este caso la del año 2005, por lo tanto, no podíamos hacer nada sin el acuerdo de las empresas mineras.

¿No crees que las empresas presionaron más de la cuenta? Te lo pregunto porque después de la ley empezó la negociación por cómo quedaban los contratos, los proyectos conexos. Fue tanta la insistencia, que desde el Comité de Inversiones Extranjeras en algún minuto te dicen que ya no se pueden hacer más concesiones.
Sí, pero no tenía ver con concesiones específicas, sino con dar más certeza jurídica, porque las resoluciones del SII o de Cochilco y Sernageomín, que eran claras hoy, podían ser modificadas posteriormente. Entonces las empresas decían que no querían entrar a algo que se podría modificar y planteaban que quedara en los contratos esas circulares y resoluciones, lo que no convenció a los equipos técnicos. Las mineras trataban de llevar agua para su molino, pero uno, como defensor de los interes del Estado, buscaba proteger los intereses del país.

¿Era normal que las empresas enviaran material como el artículo que mandó Contesse a Longueira?
Es bastante normal que distintas empresas o distintos incumbentes, quieran plantear sus propias minutas. Distinto es si se acogen o no, y por qué se acogen. Lo relevante es que el funcionario público actúe en beneficio del país y no de un particular.

En su aspecto técnico, ¿qué opinas de este artículo?
Yo participé mucho en la primera ley. En la segunda, que fue aprobada, participé menos. El 12 de octubre no estuve en el Congreso cuando se promulga, no estuve en Valparaíso porque estaba en el rescate minero, pero firmé el proyecto y lo revisé y es una buena ley en todos sus aspectos.

Según tu visión.
Claro, y en eso es probable que los lectores estén en desacuerdo. Hay una visión de Royalty que plantea que debe aplicarse el impuesto sobre las ventas; y otro, al que yo suscribo, que debe ser sobre los márgenes. Porque un impuesto sobre las ventas es un impuesto fijo que en los ciclos bajos se convierte en una carga muy pesada para las empresas; y un impuesto sobre el margen variable hace más socio al país de la empresa, y mientras mejor le va, le aumenta el impuesto. En ciclos bajos, es menor.

Lo que se cuestiona en el caso de SQM es que ingresa a la invariabilidad
Sí, pero a cambio paga más impuestos.

Piñera insiste en que fue una legislación impecable, ¿tú qué crees?
Sí, se escuchó a todas las partes, se hizo un consenso sobre qué se podía aceptar y fue apoyada por una amplia mayoría, entonces sí, cumplió con el estándar democrático.

Para ese contexto tal vez, porque hoy sería impensado legitimar el recibir insumos directos sin transparentar nada, reuniones fuera de ministerios, sin informar.
Claro. La diferencia es que hoy existe la ley de lobby, entonces probablemente se hubiera hecho todo igual, pero con mayor transparencia.

Respecto de tu reunión del 26 de septiembre al que haces referencia en un correo al Presidente con el CEO de BHP, ¿cómo se produce?
Es en el contexto de muchas reuniones con empresas mineras a las que había que convencer de adoptar el royalty. Ya en septiembre, el nuevo proyecto estaba presentado en el Congreso, y me solicitaron esa reunión donde el CEO me informa que ellos habían estado analizando el proyecto y que la propuesta parecía aceptable. Le informé a mi equipo de esa reunión.

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