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Nacional

28 de Mayo de 2016

Mauricio Israel habla a ocho años de que estallara el escándalo de sus millonarias deudas

El "Rabino", como lo llamaba Eduardo Bonvallet, vive en Cali con una colombiana que conoció por Internet. "Fui tremendamente arrogante, y eso me paso la cuenta".

Por
Mauricio Israel A1

Hace ochos años, Mauricio Israel, otrora conductor de programas de televisión, se fue de Chile producto de millonarias deudas por la que incluso fue tildado de estafador. Con toda el agua que ya pasó bajo el puente, el ahora corredor de propiedades conversó con la revista Sábado de ese episodio de su vida, y de su actual momento, radicado en Cali con una mujer colombiana que conoció por internet.

“Hay una página de citas para judíos, Jdate. Me metí y después de haber salido con varias personas, ya había definido un poquito lo que no quería, gringas”, cuenta Israel. “En febrero de 2015, vi la foto de ella, que me llamó la atención”, revela.

Luego de chatear por un mes, dice que para no espantarla le mandó un video suyo cantando en la Teletón.

La mujer, como era de esperarse, se enteró del tema de las deudas y dejó de hablarle. Irremediable conquistador, Israel volvió al ataque y le dijo que haría de todo para estar con ella. De eso ya pasaron varios meses.

Una vida de lujos y excesos

La llegada a Cali fue luego de un proceso largo, en que el tuvo que enfrentar una depresión, y una serie de miedos.

“El ego que yo tenía tan agrandado se comía a la persona que yo tenía adentro”, admite.

Al respecto, se reconoce egoísta, y asume que tiene una deuda con sus hijos, sobre todo con el mayor, al que le tocó ver que su padre se iba de la casa a los 7 años.

Israel afirma que esa supuesta vida de lujos de la que se hablaba no era tal, sólo un mito.

De ese momento ya transcurrieron varios años, y al respecto asegura que estar lejos, sobre todo de la televisión, le ha servido para disfrutar del anonimato.

“La gente con la que trabajo no sabe que fui famoso”.

Las deudas

Afirma que tampoco era tanta la plata que por esos años debía (hecho que lo llevó a abandonar Chile), pero como se había quedado sin trabajo, la pista se le ponía pesada.

“Cuando te quedas sin trabajo y tienes una deuda de cinco palos mensuales y ganas dos, no te alcanza”.

Cuenta además que la salida del país no fue una sorpresa para su familia, que fue algo conversado. “Aquí no hubo sorpresas para nadie”.

Dice que en algún momento sintió rabia contra Chile, al considerar que se había montado toda una operación para ensuciar su nombre.

De todos modos, admite que fue tremendamente arrogante y que dejó heridos en el camino.

Hoy, ya no piensa en volver a la pantalla, y sobre el final de la entrevista se da tiempo para hablar de coyuntura, de algo que dice le preocupa del Chile actual.

“Hoy todos los que contribuyeron a construir un país mejor; porque Chile es un país más lindo, más desarrollado, que tiene más oportunidades, ahora son todos diablos. Mira lo que han hecho con Carlos Délano y Carlos Alberto Lavín. Lo encuentro criminal”.

“El financiamiento de los políticos se da en todas partes del mundo”, afirma, antes de responder que a sus memorias les pondría “Mi historia, mi victoria”.

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